Félix Romeo murió en Madrid en octubre del 2011 a la edad de 43 años. El fallecimiento le sobrevino en la capital del Reino y no en su Zaragoza natal, al estar participando en los actos de celebración del décimo aniversario de la revista Letras Libres. Un inesperado fallo cardíaco le sesgó la vida y dio carpetazo a la trayectoria de este brillante intelectual, crítico y escritor. Con todo, a Romeo le dio tiempo a escribir “Amarillo”, un precioso librico del cual os venía a hablar.
“Éste es un libro sobre el crimen perfecto. Sobre la memoria, sobre la imposibilidad de recordar. Sobre la imposibilidad de escribir libros sobre la vida que sean reales. Sobre las cuatro cosas que recuerdo de ti. Sobre todo es un libro sobre las mil cosas que no recuerdo de ti, y quiero seguir ignorando. Todo empieza con una pregunta: ¿cómo no me di cuenta de que te ibas a suicidar? De esta pregunta sale otra pregunta: ¿por qué tu muerte me produjo un alivio tan grande? De esta pregunta sale otra pregunta: ¿soy responsable de tu muerte? Y de esta pregunta sale una última pregunta: ¿por qué desde hace años arrastro una terrible sensación de culpa por tu muerte?”“Amarillo” es un canto fúnebre por Chusé Izuel, gran amigo de Félix Romeo que un 27 de febrero de 1992, decidió lanzarse por la ventana del piso que compartían en Barcelona en un vuelo sin retorno. Doce años necesitó Romeo para hacernos partícipes de este ejercicio introspectivo en el cual trata de comprender, dándonos testimonio de las heridas y las culpas que dejó ese acto.
“Freud escribió poco acerca del suicidio. Tenía clara su teoría. El suicida comete en realidad un asesinato. Como no puede matar al causante de su mal, se asesina a sí mismo”Romeo se comporta como el protagonista de una novela negra que trata de esclarecer un crimen. Para ello va recopilando todos los testimonios que había dejado Izuel en vida: sus diarios, sus notas escritas en los márgenes, sus relatos, sus entrevistas para los periódicos en los que colaboraba, su correspondencia cruzada… y, como no, tirará de recuerdos. Unos recuerdos siempre dolorosos, claro está, y es que la ausencia del amigo, la de un tipo de 24 años que decide quitarse la vida, siempre es difícil de entender y de aceptar.
“Cesare Pavese estaba enamorada de una actriz que no estaba enamorada de Cesare Pavese. Cesare Pavese escribió en su diario el 25 de marzo de 1950, cinco meses antes de suicidarse, que nadie se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, nos revela nuestra desnudez, miseria, enfermedad, nada.”Un libro raro, angustioso, desgarrador, de aspecto sencillo pero que encierra en él mucho más de lo que aparenta. ¿Un desahogo tal vez? ¿Un homenaje? Juzgadlo vosotros mismos. Lo que sí es, desde luego, es un libro maravilloso. Muy recomendable.
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