20.
Eagulls – s/t
La
sombra de Joy Division es muy alargada. Se percibe en algunas de las
bandas que más me interesan
en la actualidad como los suecos Holograms, o una de las grandes
esperanzas blancas para este próximo 2015, los escoceses Holy Esque
(¡si se deciden de una puta vez a sacar un disco!). También en
sus paisanos -todavía lo son tras el resultado del referéndum de
independencia- Eagulls.
Y
es que en el post-punk contemporáneo practicado por este quinteto de Leeds, se respira mucho del espíritu de Ian Curtis. Si
bien, Eagulls le añaden un toque más hardcoreta
y hasta macarra. De hecho su lenguaje callejero les acerca al horror
punk practicado por los Misfits.
En
todo caso su álbum homónimo de debut es una gozada. Pop denso y no
por ello lento, trufado de lacerantes estribillos. Y no por utilizar
una formula de sobra conocida dejan de ser brillantes. No estamos
ante una banda revival
más. Eagulls tienen calidad para dar y tomar.
19.
Agnes Obel - “Aventine”
Delicatessen
nórdica. Un álbum delicado e introspectivo el firmado por esta pianista danesa de nombre Agnes y de apellido Obel. Un disco profundo. De esos que se disfrutan en soledad, cerrando los ojos y abriendo los oídos, tumbados en el sofá, en la cama o hasta en el suelo. Compendio de
melodías a cada cual más bella. Y con el envolvente mágico de la
fina voz de su responsable, capaz de conjugar momentos de luminosidad
con otros más oscuros.
Por
momentos evoca a PJ Harvey, en otros a Leslie Feist, pero también a
la Fiona Apple de los inicios.
Y
okey
listillos, ya lo sé. El disco se publicó a finales del pasado 2013.
Pero al igual que me pasó con el de Garotas Suecas, yo no accedí al
mismo hasta comienzos del presente ejercicio. Además a través de
una preciosa edición en vinilo doble que incluye su debut “Philarmonics”. Y en la contraportada pone 2014 como fecha
de publicación, así que...
18.
John The Conqueror - “The Good Life”
A
falta de un buen disco de los Black Keys en este 2014 -y es que “Turn
Blue” tan solo puede calificarse de broma de mal gusto- tenemos éste “The Good Life”, segundo álbum de John the Conqueror, banda liderada por un
mulato engendrado a orillas del río Mississipi. Pierre Moore se llama quien es, además, responsable de producir y componer todos los temas del disco.
Y
es que este hijo ilegítimo de Dan Auerbach y Amos Lee nos ha
obsequiado con un discazo de blues rock infestado de ritmos
poderosos, espíritu soul y con
las cotas de electricidad adecuadas para empacar un engranaje general
alucinante. ¡¡¡Así que chupaos esa Black Keys!!! Esta es la senda de la
que nunca os debisteis apartar. Y os lo han tenido que mostrar unos
mozos recién llegados a esto... Aunque bueno, John The Conqueror son
un grupo (casi) novel pero no lo parecen. Su desenvoltura es impropia.
Así lo atestigua "The Good Life". Engendro rocoso y sin aristas por pulir.
17.
Royal Blood – s/t
Disco
del año para los reporteros del NME.
Otro
dúo más petándola melena al viento, si bien, a estos dos hijos de
la Gran Bretaña no les ha dado por dejársela crecer.
El
asunto va de rock duro, de guitarras pesadas herederas del grunge
que se fusionan con estructuras y ritmos que recuerdan al viejo blues
rock setentero y unas melodías y voz que reviven el legado de The
White Stripes. Y no solo de la rica herencia de Meg y Jack White vive
el hombre. También hay algo de los Queens Of The Stone Age en este
par de jóvenes de sangre azul. Concepto hardrockero
que coquetea con el metal de nuevo cuño y les aleja un tanto de la
tradición metalera inglesa.
16.
Angel Olsen - “Burn No Fire For No Witness”
Segundo
disco en solitario de esta portentosa muchacha a la que descubrí, no
hace tanto, acompañando a Bonnie “Prince” Billy en la gira de
presentación del “Wolfroy goes to town”.
Estamos
ante el primer gran disco del año ya que su aparición cronológica
se remonta al primer mes del calendario y, aunque solemos abusar de
la expresión “primer” en este caso es verdad (de la buena)
gracias a aquel principio general del derecho que reza “primer
in tempore, potior in iure”.
La
cosa ya venía prometiendo desde finales del 2013 cuando la Olsen nos
dio a conocer el nuevo material. Especialmente con el flechazo que
supuso la escucha de “Forgiven/Forgotten”, uno de los mejores temas incluidos en “Burn no fire for no witness”. Canción que
no sé si ejemplifica la evolución musical de la Olsen, ya que, esa
promesa de apostar por una fórmula más poppy
y renunciar un tanto a la introspección no acaba de verse cumplida
en el resto del álbum. Y es que "Burn your fire..." no reniega para
nada de la herencia del pasado y se sirve de los mismos mimbres que hacían
grande aquel, pero ampliándolos y mejorándolos. También
incorporando más matices, aunque tan solo sea de forma testimonial.
Disco
de factura impecable el realizado por una jovencita con tan solo un
par de discos en su haber, que sin embargo se desenvuelve como una
auténtica veterana. Y repleto de composiciones a cada cual más
bella: “Hi-five”,“High & wild”, “White fire” o “Unfucktheworld”... Y con una ilustración de portada preciosa...
Y ya paro...
15.
The Autumn Defense - “Fifth”
Quinto
álbum el firmado por la banda de John Stirrat y Pat Sansone, a la
sazón también miembros de Wilco. Y no solo es que no hay quinto
malo, ¡es que hay quinto mejor!
Con
este disco Stirrat & Sansone continúan mostrando que hay vida al
margen de Wilco. Incluso más digna que la que habita en el planeta
Tweedy (y a los hechos -en forma de “Sukierae”- me remito). Es necesario este espacio en el cual, principalmente Stirrat, pueda incorporar todas aquellas
composiciones que le van viniendo a la cabeza durante los trayectos y largas esperas aeroportuarias que se suceden
en cualquier gira de Wilco. De hecho es así como surgió "The Green Hour" en el lejano 2001. Desde
entonces hasta ahora Sansone y Stirrat ha ido mejorando la
fórmula. Hasta llegar a este maravilloso álbum que se circunscribe
dentro de la mejor tradición pop norteamericana. Una preciosa
recopilación de momentos cálidos e íntimos cuya escucha nos deja
con las emociones a flor de piel. Música que evoca a los atardeceres
californianos, inspirándose en el pop melódico de los 60 con sus
elegantes armonías y perfectos acabados. Algo que nos hace viajar
hasta el imborrable legado de los Beach Boys del “Pet Sounds”,
los Byrds o hasta a The Zombies. También a coétanos y compañeros
de causa como los Jayhawks.
14.
The Bohicas - “The Bohicas EP”
Desde
Essex nos llega esta hiperquinético cuarteto multirracial. Un
verdadero descubrimiento para quien suscribe estas líneas. Y es que raramente una banda novel me llama tanto la atención
con tan pocas canciones en su haber. Ha sido gracias a este “The Bohicas EP”. Que vale, que sí, que ya he dicho que solo son cuatro
cancioncillas, ¡pero es que resuenan como cañonazos! Escuchad sino
“Swarm” o
sobretodo
“XXX”, un jitazo
como la copa de un pino.
El
sonido de The Bohicas es energético y contundente. Incluso
acelerado. Las voces suenan nítidas, las baterías pesadas pero
cristalinas y las guitarras son la hostia de cañeras. Las
influencias son muchas y ninguna y van desde The Vines, los Arctic
Monkeys o Black Rebel Motorcycle Club, hasta los Dandy Warhols e
incluso los White Stripes... ¿Por qué no?
Lo
mejor va a ser que los escuchéis...
13.
Pablo Und Destruktion - “Sangrín”
El
amigo Pablo tiene algo de Nacho Vegas, pero también de Nick Cave.
Con el primero comparte, además de paisanaje, la utilización del
castellano como lengua vehicular, la conciencia política y la buena
disposición de arreglos en sus composiciones. Con el australiano
coincide en la pose mesiánica, el uso implacable de las cuerdas y en
esa particular habilidad para combinar el susurro y el escándalo, la
rabia y el dolor. Y es que las canciones de Pablo duelen. Sus
reflexiones, compartidas o no, dan que pensar y su mensaje cala.
Estamos
ante una de las voces más interesantes del panorama musical patrio,
responsable de haber confeccionado uno de los discos más talentosos
del año 2014. Un tío capaz de reivindicar la figura de ese loco
maravilloso nacido Eduard Veniaminovich Savenko, pero por todos
conocido como Limónov.
12.
The War On Drugs - “Lost In The Dream”
Disco
del año para Mondosonoro,
Uncut, Q Magazine, Paste,
segunda posición para Stereogum
y medalla de bronce para el NME.
Así que no seré yo quien contraríe la opinión mayoritaria de
publicaciones tan serias. Por lo tanto, poco o nada tengo que decir
sobre este elogiado disco, el tercero en la cuenta de Adam Granduciel
y sus chicos. Una de esas obras que parecen condenadas a perdurar en
el tiempo. Y es que la banda de Philadelphia ha conseguido, por
primera vez y sin que sirva de precedente, combinar perfectamente su sonido de siempre con unas melodías que enganchan como
nunca. Y es que, lo reconozco, yo soy de los que me aburría como una
ostra con la música de The War On Drugs. De hecho tuve la
oportunidad de verlos hace un par de años y pasé. Y no me
arrepiento la verdad. Aunque ahora no cometería ese error.
Otro
gran disco de este 2014, se ponga como se ponga mi admirado Mark
Kozelek.
11.
Drive-by Truckers - “English Oceans”
La
mejor banda de rock sureño en activo nunca decepciona. Y eso que la
publicación de este “English oceans” ha sido tildada en algunos
foros como un “más de lo mismo”, como si eso mismo, de por sí,
no fuera ya muchísimo. Con todo y con eso me parece injusto el
calificativo. Y es que yo sí aprecio diferencias entre este álbum y
los últimos firmados por la banda de Athens. En concreto veo una
vuelta a los orígenes más crudos y rockeros
que quedan patentes ya desde el inicio, con la magnífica y stoniana
“Shit
shot counts”. Obviamente no renuncian a ese poso literario tan
relacionado con el imaginario narrativo sureño, a lo Erskine
Caldwell, que es marca de la casa. Algo de lo que nunca podrán
prescindir si quieren seguir siendo quienes son.
En
conclusión, otro gran disco en la ya extensa discografía de
Patterson Hood, Mike Colley
&
Co. El primero sin la bajista Shonna Tucker, a quien no se echa para
nada en falta. No sé puede decir lo mismo de Jason Isbell, pero
mucho me temo que esa batalla ya se perdió hace demasiado.
Disco
que, probablemente, no atraiga nuevos seguidores a la causa, pero que
satisfará con creces a todos los ya entregados desde episodios
anteriores.
Te iba a decir esta mañana lo mucho que esperaba conocer tus 10 discos preferidos, pero como un contagio pandémico, ha fallado blogger y no ha publicado (cabre, cagondiós tal y pascual). Total, te lo pongo ahora aunque veo que me has pillado la vez y lo as publicado.
ResponderEliminarTe decía bueno que algunos discos no dejaban de sorprenderme pero bueno, es un poco la función de la listas cuando vienen de alguien de confianza (en gustos comunes). A Pablito me lo he reservado para un best discos nacionales incongruente, pero es que pasaba de poner 50 y si hubiera sido así igual a lo mejor no hubiera entrado (Craft Spells, Cymbals eat guitars y hasta diez discos más por lo menos). Al final solo ha entrado lo que me ha gustado muy muy de verdad, otros me gustan pero solo a ratos. Como por ejemplo Eagulls que lo siento, pero por más que lo he intentado me acaban sonando como ese montón de bandas que veneran el postpunk de los 80 pero de los que solo salvo canciones contadas. A mi fíjate tu que me han recordado más a unos The Cure del Kiss me Kiss me que a los Joy Division. En fin, igual son cosas mías pero de un tiempo aquí lo que se hace en GB lo encuentro en su mayoría tan falto de riesgo y tan repetitivo que tan solo me emociona por aquello a lo que me recuerda; cuestión de fases transitorias de la edad supongo.
A los Bohicas si que le voy a coger la matrícula porque normalmente los Holandeses se suelen atrever con aquello que los ingleses no; sera porque allí no hay tendencias jejeje. Angel Olsen estuvo apunto de entrar como otros tantos, es de los discos femeninos que más me ha gustado junto al de Sharon Jones, el de Sharon Van Etten o el de Eternal Summers pero chico, la cruel decisión de elegir tiene eso, sin arrepentimiento y palante, solo así salen nuestros verdaderos yos que nos diferencian y nos enriquecen a los demás. Salut y ya con más tranquilidad me paso por number one!!