martes, 16 de agosto de 2016

La ciudad y la ciudad

Reconozco que le entré a este libro con muchas de reservas. Supongo que por aquello de la weird fiction con la que se suele etiquetar a esta y a otras obras del autor, para encasillarlo en un espectro literario en el cual caben demasiadas cosas y no necesariamente buenas. También por culpa del escribiente, el británico China Miéville, a quien tenía por lo que no es, si bien, ese prejuicio ya estaba bastante debilitado por obra y gracia de Javier Calvo. El caso es que, pasando por alto lo anterior y las más de quinientas páginas de las que se compone, me adentré en el entramado de dos ciudades, Besźel y Ul Qoma, de alguna manera superpuestas ya que, en gran medida ocupan un mismo espacio geográfico. Una ciudad y otra ciudad que lo son por la voluntad enfocada de sus ciudadanos, además de la amenaza latente de un poder secreto conocido como "la brecha", que obliga a que la percepción de los lugareños sea la de vivir y funcionar en dos espacios diferenciados con una interacción que tiende a cero.

Dicho lo cual y aunque pueda parecer sorprendente, la novela responde más a los patrones del género policíaco, a la novela negra clásica, que al universo de la fantasía, el sci-fi y/o derivados. La premisa es la aparición del cadáver de una mujer joven sin nada que la pueda identificar. Para llevar a cabo la investigación se confía en el inspector Borlú, de la policía de Bészel, quien, en el marco de las pesquisas, se verá forzado a viajar desde su decadente ciudad hasta la urbe rival y vecina, la anteriormente mencionada Ul Qoma. Para cruzar la frontera, el inspector deberá emprender un viaje no tanto físico como psíquico. Ver aquello que hasta ahora debía desver y viceversa. Una vez allí se verá envuelto en un submundo repleto de nacionalistas que intentan destruir a la ciudad vecina, unionistas que conspiran para alcanzar la lógica fusión, políticos corruptos, empresarios sin escrúpulos, los fantasmas de Orciny y como no los chicos de "la brecha".

La verdad es que la imaginación de Miéville no tiene limites y es capaz de construir una gran novela de fantasía que no lo es realmente, o al menos no tanto como parece. He visto que con ella este escritor, profesor y político inglés, ganó el Premio Hugo y el Arthur C. Clarke, entre otros. No me sorprende.

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