Pues
no sé como enfocar esta crónica exprés de lo anoche acontecido en
El Loco. Y es que se presentaba, por primera vez en España que yo
sepa, el amigo Matthew Logan Vasquez. Alma máter de los Delta Spirit. El
más apocado de aquellos tres medio hermanos responsables de uno de
los mejores discos del 2011: "Middle Brother". Venía
acompañado por un bajista y un bataca para, supuestamente, presentar
los diez cortes que componen su álbum de debut en solitario, el
estimable "Solicitor Returns". Continuista de aquel "Austin - EP" publicado tan solo unos meses antes. Un buen disco de folk-rock,
ideado, diseñado y ejecutado al noventa y nueve por ciento por este
prolífico músico tejano. Rico en influencias que van desde el
distintivo trabajo de guitarras de unos Crazy Horse, el country
rock escuela Gram Parsons -con o sin los Flying Burrito Brothers-, o
el espíritu de esos Deer Tick más juerguistas, con el
(midel)broda' John McCauley al frente. Amén de la inclusión de cadencias
psicodélicas y, lo que es más sorprendente, cierta deriva grungera
en varios de los cortes.
Dicho
así la cosa no pinta nada mal, ¿verdad? El problema viene cuando el
trío calavera se pasa por el forro el repertorio esperado y, en
apenas una hora de concierto, se dedica a insertar covers y
reinterpretaciones casi metaleras, que en ocasiones parecían
autenticas improvisaciones surgidas de la ingesta masiva de alcohol. Y aún así
no estuvo mal del todo. El tipo tiene actitud y lo dejó patente anoche. Además la
banda sonó como un trueno. De hecho demasiado a trueno. Y es que el
estruendo fue la tónica dominante y quizás salvo cuando sonó
"Maria", el bolo anduvo escaso de matices. Esos que tan
bien le sientan a las canciones enlatadas por Vasquez. Por otra parte la revisión
de esa suerte de himno rockero titulado "Everything I do is
out", en versión alargada y con incrustaciones del "Negative
Creep" de Nirvana -entre otras- moló bastante. La versión de alguno de los clásicos de Middle Brother también, pero me pareció
obvia y por lo tanto innecesaria.
Al final salgo con la impresión de que los tíos han cruzado el charco con la única
finalidad de beberse hasta el agua de los floreros y pasarlo teta. Y
está bien que así sea, pero un poco de "disciplina" sobre el tablao -una
mijita siquiera- no les iría nada mal. Pueden y deben dar más de sí. Eso y presumir de disco. Yo al menos lo eché bastante en falta.
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