Que mejor manera de adentrarme en el
universo bizarro de Álvaro Bisama, que a través de su primera y su última novela. “Caja Negra” y “Laguna”. Todo gracias a la elogiosa reseña que le leí a Edmundo Paz Soldán sobre la más reciente de sus creaciones literarias. La mejor según él. No seré yo
quien le lleve la contraria.
“Caja
negra”, publicada en el 2006, fue
la primera novela publicada por este escritor, articulista, crítico y
profe universitario chileno. El libro aglutina un cúmulo de historias, más o menos relacionadas entre
sí y que funcionan a modo de cuenta atrás. Todo comienza por el estallido de un artefacto explosivo en pleno Santiago. A partir de ahí
asistimos a la desaparición de un roquero japonés, a la trasmutación de un
productor cinematográfico en terrorista o a la evolución de un hotel porteño en
el cual el mal fario campa a sus anchas. Si bien, entre todas las historias
incluidas, me quedo con la de ese Bowie a la chilena que visita por última vez
a su padre, académico y neofascista convencido, tras atrincherarse en la
Escuela de Teología al frente de una secta de jóvenes adoradores de Hitler.
También aquella que relata la evolución del cine creado por los gemelos Mori.
Sus primeras experiencias artísticas, entre lo violento, lo porno y lo freak. O esa breve enciclopedia
del Cine B chileno conformada por actores, directores,
películas y organizaciones ficticias, relacionadas de alguna manera con los
hermanos.
Como se intuye, todo anda por los
vericuetos del cine de terror, la cultura underground, el sci-fi de
baratillo y lo friki.
El caso es que me ha
gustado bastante. Pero no tanto como “Laguna”, publicada en este 2018 que se
acerca al fin. En esta última, el
narrador nos recuerda una noche de juventud noventera, en Viña del Mar y con su
conocido festival estival de música de fondo. Cuando en un viejo Lada recorrió
la ciudad jardín con el Chino, antiguo compañero de universidad y que terminará
en un enredo de cojones que culmina con un fuego cruzado entre narcos de medio
pelo en la laguna de Sausalito.
Una
suerte de policial gótico, sombrío y posmoderno, extraño, con una atmósfera
entre lo siniestro y lo delirante, construido a base de frases cortas y sin usar
comas. Y en el que aparecen desde la
música de Poison o Abba, hasta la mitología popular viñamarina, pasando por la "leyenda" de las antenas nazis en Quilpué. Porque sí, nuestros héroes vienen hasta Quilpué!!! ¿Qué
digo Quilpué? ¡Hasta el Belloto!
Y es que,
tal como ocurriera con “Caja Negra”, Bisama se basa en diversas historias o crónicas más o menos reales acontecidas en los confines de la Quinta Región y a través de ellas
construye el relato. Harto interesante.
Y muy recomendable.
“Soy alguien que escucha casetes. Soy alguien que lee lo que le dicen. Todo queda lejos en mi mente. No entiendo inglés. No entiendo latín. No entiendo historia. No entiendo nada”.
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