Esta entrada va a ser cortita, aviso.
Porque este “Hotel Graybar”, debut literario de un tal Curtis Dawkins,
condenado a cadena perpetua por asesinar a alguien en un atraco, es una puta
mierda. Y no me apetece hacer sangre. Porque sí, vale, mola la historia real del
tipo, como criminal confeso que deviene en escritor y lo del sincero
arrepentimiento, la contrición y demás mandangas. Eso y que todos tenemos derecho
a gozar de segundas oportunidades, vaya. Además, en este caso, sí esas
oportunidades se dan escribiendo, en un medio como el carcelario en el cual si
hay abundancia de algo es de tiempo, pues tanto mejor para él. Lo que no
implica necesariamente que el tipo tenga talento. Vamos, a mí no me parece que
lo tenga.
Se supone que las catorce historias
que componen el libro, retratan la vida en prisión de Dawkins y sus compañeros.
Una colección de personajes reales, incluyéndole a él mismo, a los que les
ocurren cosas entre lo anodino y lo irrelevante. Y eso que, según el propio
autor reconoce, ha fabulado cosa seria. Pero infumable es poco. Ese estilo
fresco y conmovedor con el que la crítica se ha referido a su forma de
escribir, ni está ni se le espera. "Hotel Graybar" puede esconder cualquier cosa menos un relato conmovedor.
Y lo de las pinceladas de humor, ni media, vaya. Las historias son enrevesadas y
tediosas. El estilo farragoso. Y tiene mérito dada la corta extensión de los
cuentos. Así que, ¿Para que voy a añadir nada más?
Poco o nada que rascar. No perdáis el tiempo.
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