miércoles, 30 de diciembre de 2020

4 peaso tebeos, pa' rematar el año...

Antes de que acabe esta tortura y a modo de recomendación, para todos aquellos que aún anden buscando un buen regalo que pedirle a los Reyes, voy a referirme a algunos cómics que me he leído durante este 2020 y me han encantado.

Gipi, “La tierra de los hijos” (Salamandra Graphic, 2018)

Brutal. O sea, toda su producción es tremenda, pero es que esta novela, si no es lo mejor que ha publicado el pisano -y yo creo que lo es-, pues por ahí andará. El opus mágnum de Gian Alfonso Pacinotti viene a ser una visión de autor del apocalipsis. En un crudo blanco y negro. Y con su característico trazo. De alguna manera, “La tierra de los hijos“ cuenta el fin de nuestra civilización. Gipi esboza una distopía, un futuro descorazonador y no muy lejano. La humanidad ha sufrido una terrible involución que no parece imposible. No se ahonda sobre las causas del hundimiento, centrándose en la historia de un padre, sus dos hijos y en como éste los prepara para sobrevivir en un ambiente sumamente hostil. El desarraigo que provocan los conflictos, el fin de la inocencia, las complejas relaciones paterno-filiales, aquello de que las mentiras tienen las patas muy cortas... Y Mad Max encontrándose con “La carretera”, alla maniera di Gipi. De todo eso va la cosa. Imposible no terminársela del tirón.  

Emil Ferris, “Lo que más me gustan son los monstruos” (Reservoir Gráfica, 2018)

Precedida por un sinnúmero de buenas críticas y nosecuantos galardones, entre los que se incluyen tres premios Eisner, el ACBD Gran Prix, o al mejor cómic internacional del Salón del Cómic de Barcelona 2019. Y es que todo lo que se diga sobre este debut literario, se queda corto. ¡Si esto no es ya un clásico moderno, que baje Dios y lo vea! Un festival visual repleto de sorpresas y que combina referencias a la serie B, a las revistas pulp, al mejor noir y hasta un viaje a la oscuridad del pasado. Imitando un diario escrito en cuadernillos de espiral, Ferris proyecta su infancia en la de Karen Reyes. Aunque los hechos que se narran no sucedieran nunca. Su fascinación por los monstruos y su conversión simbólica en una niña-lobo detective, que, como tal, se dispone a resolver el misterio que rodea el asesinato de su vecina. Quien además se revelará como una persona rodeada de secretos, entre ellos, el haber sobrevivido al Holocausto. Una maravilla de historieta repleta de registros. Bellísima en el fondo y aún más en la forma.

Javier Olivares/Santiago García, “La cólera” (Astiberri Ediciones, 2020)

De estos dos ya me había leído “Las Meninas”, dejando mis impresiones plasmadas por aquí. Ya os digo, por si pasáis de pinchar en el enlace, que me gustó bastante. Pues bien, "La cólera" me ha parecido aún mejor que aquel. Basándose en “La Ilíada”, con ese expresionismo tan chulo que caracteriza la obra de estos ilustradores e historietistas madrileños, se nos cuenta la historia de Héctor y de la rabia de Aquiles. Quien, tras ser ofendido por Agamenón se cabrea como una mona. Y la ira del susodicho desencadena una serie de funestas consecuencias para él, sus compañeros de armas y la armada griega en general. Una fantástica adaptación del famoso poema homérico. Y una interesante reflexión sobre la importancia de contar hasta diez, antes que tomar decisiones gordas en caliente. 

Hans Hillmann / Dashiell Hammett, “Matamoscas” (Libros del zorro rojo, 2018)

Y ya, por último, esta adaptación de una historia del gran Dashiell Hammett. La de la muerte de Sue Hambleton y la investigación del cómo y los porqués al cargo del agente de la Continental. Su autor es Hans Hillmann, quien es considerado una suerte de Saul Bass del cartelismo cinematográfico europeo. Según he leído, este ilustrador nacido en Silesia, invirtió siete años de su vida en la realización de las doscientas cincuenta ilustraciones que conforman la edición original del cómic. Acuarelas repletas de efectos fotográficos, que se transforman en fotogramas a los ojos del lector. Un trabajazo que engrandece el relato del gran maestro de la novela hard-boiled, además de guionista del cine negro por antonomasia -junto al también escritor Raymond Chandler-. Con quien, por cierto, disfruté muchísimo durante la adolescencia, leyéndome casi todas sus novelas. Incluyendo ahí, por supuesto, la celebérrima “El halcón maltés” y también el resto de casos protagonizados por Sam Spade. O los del agente de la Continental, que es quien aquí nos ocupa, incluyendo “La maldición de los Dain” o la excelsa “Cosecha roja”. Este último, uno de mis libros favoritos. Y esto se lo debo al fader, quien atesoraba estas y otro buen puñado de novelas policiacas, en el domicilio familiar.

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Y esto sería todo. 
Feliz año.
A ver si, al menos, resulta mejor que este. 

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