martes, 27 de abril de 2010

Panete was the man


Entre el repertorio de frases y dichos variados empleados por mi Santa madre, sin duda es "la leche que mamó Panete" el que se lleva la palma. Anda que no me he pasado años elucubrando sobre quien coño sería Panete. ¡Sí llegué a pensar que era alguien de su pueblo! Pero no. Después de todo ese tiempo en la inopia, descubro que el tonto pollas de Panete existió, ¡pero en Bilbao! Al parecer se trata de un desdichado personaje reconocido por los gitanos. Pero no he logrado encontrar qué coño fue lo que hizo para merecer esa bonita expresión (en otras latitudes se dice "Me cagüen la madre que parió a Panete"). Eso sí, no debía ser nada bueno. Aunque lo más probable es que Panete fuese un pobre desgraciao, al que todo el mundo trataba y aún trata sin respeto... ¡incluso acordándose de sus ancestros! ("los muertos de Panete"). 
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Pero no sólo de Panete vive el dicho popular. Otros míticos personajes a los que solemos referirnos, normalmente para mal, son "el Tato", Picio, Perry o Abundio. Y es que, quien no ha escuchado alguna vez : "No fue ni el Tato", "eres más tonto que Abundio", "No me llamó ni Perry" o "eres más feo que Picio". ¿Pero quien coño eran/son estos tíos?
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Respecto a Abundio, la respuesta es sencilla, aparece hasta en Wikipedia. Al parecer era un pariente de los Reyes Católicos que allá por la época del Descubrimiento, marchó a hacer las Américas. Muy listo no debía de ser, no se le ocurrió otra cosa que meterse en las aguas del Caribe, repletas de tiburones. Lo que sigue, os lo podéis imaginar. Genio y figura este Abundio. Respecto a Picio, ídem de lo mismo. En muchos sitios se explica como este granaíno fue condenado a muerte y en el último momento, ya en la capilla, fue indultado. Como reacción se le cayeron las cejas, las pestañas, el pelo y le salieron múltiples tumores en la cara que lo dejaron hecho un Cristo. Vamos, que el tuneado le quedó monísimo.
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Más complejo es encontrar el rastro de Perry o "el Tato". Yo creo que son la misma persona. De hecho las frases populares en las que nos acordamos de ellos son idénticas. Casi siempre hacen referencia a la ausencia del susodicho, algo deshonroso, puesto que la no presencia de "el Tato" o Perry en cualquier evento que se celebre es lo peor que puede pasar. Más allá de esas cuestiones genéricas, lo único que he podido sacar en claro de mi hinveztigazyon internetil, es que "el Tato" es íntimo amigo de Marihuano Rajoy, que no pierde ocasión para referirse a él. Si no, ¿como explicar que el gallego conozca al dedillo los movimientos de este eminente personajillo? 
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Bueno, lo reconozco, no he dicho toda la verdad sobre "el Tato". Existe un magnífico artículo del ya fallecido Eduardo Haro Tecglen que explica muy bien la existencia de "más de un Tato". También he encontrado otra referencia, bastante irreverente y sabiamente expresiva: "a la fuerza dieron por el culo al Tato". He leído que es una expresión propia de las tierras extremeñas. Como veréis, refuerza la tesis de que "el Tato" y Marihuano son íntimos. 

viernes, 23 de abril de 2010

Samaranch, in memoriam


“No dudo de los méritos olímpicos de Juan Antonio Samaranch ni de su contribución para que Barcelona celebrara sus Juegos. Pero casi nadie ha recordado su pasado franquista y algunas de las declaraciones pintorescas. La derecha calla por que muchos de sus miembros más que pasado tienen un sólido presente franquista y la izquierda guarda silencio por respeto. Me gusta ese respeto, parece más constructivo e inteligente. Pero ¿por qué siempre respetamos los mismos? (...)”.

miércoles, 21 de abril de 2010

Las marismas, otro caso de Erlendur Steinsson

No sólo de volcanes y de crisis financieras vive Islandia. Los islandeses también tienen motivos algo más agradables por los que darse a conocer al mundo. Por ejemplo las películas de Baltasar Kormákur o los libros Arnaldur Indridason, el padre del detective Erlendur Steinsson, una especie de Kurt Wallander isleño. Aunque más allá del parecido, las novelas protagonizadas por este policía de Reykiavik no dejan de tener su interés. Por lo menos así pasa en esta y en "La mujer de verde", las únicas obras de Indridason que me he leído hasta el momento. 
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La historia de "Las marismas" comienza con la aparición del cadáver de un viejo en su casa. Junto a él, la policía descubrirá la fotografía de la tumba de una niña. Esta será la causa por la cual se verán abocados a investigar el pasado tenebroso del hombre muerto. El caso, como no podría ser de otra forma, estará dirigido por Erlendur, que se servirá de sus habituales colaboradores Elinborg  y Sigurdur Óli. Esta investigación coincidirá con la desaparición de una joven de su propio banquete de boda. Pese a no tener nada que ver con la trama principal, al igual que en el caso del viejo asesinado, habrá que retrotraerse al turbio pasado de una familia aparentemente normal. 
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Arnaldur Indridason es otro de esos autores que vinieron del frío para sanear las cuentas de las editoriales de medio mundo. Al igual que Stieg Larsson, Camilla Lackberg o Jo Nesbo, sus novelas son devoradas por millones de lectores y es que,  quien inventase la etiqueta "novela negra nórdica" se lo montó de cojones. Entonces, la cuestión estriba en saber porque habríamos de leer a Indridason y no a, por ejemplo, Stieg Larsson. Pues porqué, desde mi punto de vista, tanto en el caso de este islandés, como en el de Henning Mankell, estamos ante dos buenos escritores, de novela negra sí, pero buenos escritores al fin y al cabo. Por contra, en los otros casos mencionados no lo tengo tan claro. 
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Como ya he comentado más arriba, a mi, Indridason me parece un escritor interesante. Ahora bien, también tengo que deciros que "Las marismas", por mucho que se llevara el premio Llave de Cristal 2002, me parece una obra inferior a "La mujer de verde". También os he dicho que la figura de de Steinsson recuerda demasiado a la de Wallander, sobretodo en este libro, pero con todo y con eso la novelita es entretenida, está bien escrita y muy bien hilada. Aunque sólo me atrevo a recomendársela a los incondicionales del género negro.

martes, 20 de abril de 2010

Vampiros de chichinabo

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Dentro de la variadísima oferta cinematográfica que Lufthansa ofrecía a los pasajeros del vuelo Nueva York – Dusseldorf, se encontraba el film “Luna nueva”, segunda parte de la saga de vampiritos de pasarela diseñada por Stephanie Meyer. Creada en el año 2005, la serie cuenta hasta el momento con cinco novelas y dos películas que adaptan a los dos primeras. Para desgracia de todos los amantes al cine, la literatura y al buen gusto en general, las productoras amenazan con llevar a la gran pantalla el resto. Bien. Pues que sepáis que el Sulo se la tragó enterita. ¡Lo que hace la desesperación! Y no es la primera vez que le pasa. Ya antes, creo recordar que fue en un viaje en tren desde Valencia hasta Madrid, también se deleitó con la primera parte titulada “Crepúsculo” y que es la que da nombre a la saga.

Así que, con la autoridad que me confiere el ser un conocedor de la obra crepuscular, lanzo al aire una serie de cuestiones, para ver si alguien me las sabe responder. ¿Qué atractivo le encuentra la peña a estas películas – libros? ¿Es sólo porque el Robert Pattinson ese está cañón? ¿Realmente les emociona el rollo que se llevan el Edward y la Bella esa? ¡Coño, si son un par de cagapenas! ¿Pero qué carajo les pasa a los adolescentes de hoy en día? Y es que no entiendo como esta mierda de historia tiene a tantísima gente enganchada.

Vayamos por partes. El Crepúsculo este va de una imbécil con angustia existencial, que se muda al poblacho más aburrido del mundo y en el cual no para de llover. Que digo yo, que llevando una vida tan gris y atormentada como la de esta chica, pues ni tan mal ¿no? El lugar perfecto para vivir. El paraíso de cualquier Emo. Pero no, la cosa se torna más complicada. Porque “su vida dará un giro excitante y aterrador una vez se encuentre con el misterioso y seductor Edward Cullen”. ¡Los cojones! ¡Que vuelco ni que niño muerto! El Edward este es otro cagapenas como ella, pero con colmillitos. Por eso la Bella esta quiere mogollón al Edward, hasta el punto de pretender convertirse en vampiro para pasar la eternidad con su amado… ohhhhhhh!!! ¡Es todo tan hermoso!... que diría la Leti. Pero de giro excitante y aterrador nada de nada. La tipa sigue siendo un muermo del patín, que se pasa los días llorando y amargándole la existencia a todo el que le rodea, incluido su noviete, el vampiro güeno que no jala humanos… que eso está muy mal, que eso es caca. Un chupasangres de mierda, con una familia de mierda y con unos clanes enemigos de mierda, que dan menos miedo que el panadero de Barrio Sésamo (Sí, lo reconozco, siempre tuve la sensación de que Chema escondía algo muy turbio).

Como veis la historia es más simple que el mecanismo de un chupete. Un romance adolescente entre dos personas que se quieren pero buscan miles de excusas para alejarse el uno del otro y así alargar el desenlace que, como todo el mundo sabe, acabará con los dos bien juntitos y muy felices. En este sentido, son especialmente ridículas las  justificaciones que dan pie a la separación de los dos tortolitos durante “Luna nueva”. La causa es la afición de Edward a la sangre, algo bastante comprensible teniendo en cuenta su naturaleza. Por eso y por su negativa en consentir que Bella acabe convirtiéndose en uno de ellos… “nuestro amor no es posible Bella… no quiero que pases por lo que yo… por eso me alejo de ti… te querré siempre aunque no pueda estar contigo… no me busques”.  Buah!!! Qué profundidá!!! Pero ya está. La peli no tiene nada más. Esa es la premisa y después… la nada… el infinitoooooooooooo. Ni un puto giro que propicie el que nos interesemos mínimamente. Al menos para una mente más o menos desarrollada, porque a las hordas de adolescentes parece que les atrae. Y no sólo eso, sino que les conmueve…ohhh!!!... que palabra más bonita. Será que nos hacemos mayores, porque después de ver las dos pelis lo único que siento yo es rabia y dolor… me duele el tiempo invertido y me da rabia que nadie coja a esos dos pre-mentales que protagonizan el film y los estrangule. A poder ser con cámaras por medio, o mejor aún, en plena premier. Eso sí que me conmovería. Fin de la saga y a tomar por culo.

Ya termino. A mi me parece muy bien que “elseñoralergicoalasvaginas” esté bueno de pelotas y que eso excite al personal pre-adolescente que se agolpa en las salas de cine. Pero por Dios, que alguien le asesore cuando se trate de estar frente a una cámara. Que no se puede mantener ese rictus marmóreo en todas las escenas. Esto es cine, consiste en interpretar, no en quedarse parado en medio de un decorado sin mover ni una puñetera ceja. Coño, ¡que parece una estatua del Partenón! ¡Ya tenemos al nuevo Richard Gere!

En fin, que si alguien es capaz de desvelarme donde esta la gracia de Crepúsculo, por favor que me lo explique. Lo agradecería mucho. O igual es que soy un insensible y por eso nunca llegaré a comprender "la poesía que encierra esta historia de amor".

PD. No he dicho nada del otro “amigo” de Bella, el licántropo, que viene a ser un hombre lobo de los de toa la vía pero con pretensiones. Que si yo fuera esta señorita me lo haría mirar. Para dos tipos que conoce, uno es un vampiro y el otro un hombre lobo… ¡hay que ser cenizo!

lunes, 19 de abril de 2010

Volcanes islandeses que la lían parda


Estoy hasta los cojones de la puta nube de ceniza proveniente de ese volcán islandés de nombre impronunciable. Y es que no se habla de otra cosa, de lo preocupados que están todos los Gobiernos de la zona y de los miles de ciudadanos apalancados en aeropuertos de media Europa como consecuencia del cierre del espacio aéreo. ¡¡¡Menudo guirigay macho!!! La que hay montada. 

No sé, llamadme ignorante si queréis, pero yo no acabo de entender . Pareciera como si la existencia de este tipo de estructuras geológicas,  fuese algo novedoso para los seres humanos. Lo digo a la vista del poco margen de reacción que hemos demostrado ante un episodio como este que, no nos equivoquemos, es hasta lo normal tratándose de un volcán, osease, una especie de montaña con uno o varios bujeros por los que salen lava, ruscas y "humillo" tóxico. En fin, que digo yo que en el mundo hay un puñao de volcanes como el Eyjafjalla y muchos son tan activos o incluso más que este, por lo que no nos debería coger con el pie cambiado cada vez que a alguno le dé por reventar, ¿o sí?. 

Por otro lado, que desde el interior del planeta emerjan magma y gases, es hasta comprensible. La reacción de la madre Tierra ante el trato que le dispensamos los humanos.

Eso sí, las fotografías de la furia del volcán son cojonudas. Y que lo siento por aquellos a los que les hayan jodido el viaje.

domingo, 18 de abril de 2010

Lo bello y lo sublime


Crónica del concierto de Arizona Baby. Sala Wah Wah - Valencia - 17/04/2010

... bello... sublime... 
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bello, -lla adj.
  Se aplica a la persona o cosa que tiene belleza: una cara bella; una bella poesía; un disco bello. 
  Se aplica a la persona o cosa que es moralmente buena: es una bella persona; nos ha dado una bella lección; nos han ofrecido un bello concierto.

adj. Díc., en sentido espiritual, de lo que place o agrada a la vista o al oído. Perfecto en la línea o en la forma. p. ext.Moralmente perfecto.

adj bello ['beʎo, -ʎa] que da placer a los sentidos

bella música


sublime 
adj. Excelso, eminente.
adj.-amb. Emoción estética que produce lo bello cuando va acompañado de grandiosidad o elevación inabarcables para el entendimiento.

adj sublime [su'βlime]
1 que es bello y emocionante en extremo
una melodía sublime
2 que es extremadamente bueno en su aspecto moral o estético
Arizona Baby nos legará una obra sublime. 

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...excelso... mágico. Pues eso.

viernes, 16 de abril de 2010

Concierto de Ola Podrida (14/04/10)

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Detrás de Ola Podrida se encuentra David Wingo, un tejano de edad indeterminada (¿treintañero tal vez?), que decidió bautizar así a su proyecto musical tras un viaje por España en el que probó la “Olla podrida”, plato típico de la cocina burgalesa compuesto por alubias, manita, costilla y oreja de cerdo, panceta, morcilla de Burgos y choricito… hala ense colesterol!!! Su música, que es lo que interesa, se compone de melodías muy sencillas, reservadas y basadas únicamente en vocales susurradas e instrumentos acústicos… vamos, todo ello muy tranqui o muy lo-fi que dicen los modernos, guardando ciertas similitudes con Iron & Wine e incluso Elliott Smith.

Reconozco que no les conocería de no ser por Txarls y su impagable labor en pos de promocionar los mejores sonidos del momento. En una entrada en su blog, hablaba del primer disco de una banda de Denton titulado “Ola Podrida” (2007) y recomendaba su escucha durante esas gélidas jornadas que nos ha tocado padecer este invierno. Totalmente de acuerdo, el intimismo en las composiciones y ese halo de tristeza presente en todo el disco, se antojan como una banda sonora ideal para días fríos y grises. Por cierto que, hablando de bandas sonoras, el amigo Wingo mantiene una actividad paralela como compositor de músicas de cine, si bien, a día de hoy ningún encargo de este tipo le ha dado fama mundial.

Pues bien, el pasado miércoles por la noche acudí a una céntrica sala de mi ciudad, en compañía de mi buen amigo Ivanrojo, para escuchar el directo de Ola Podrida. Según nos comentó el propio Wingo, esta es la segunda visita de la banda a Valencia -y a la vista de la escasa afluencia de público, probablemente sea la última- ciudad en la que se sienten muy cómodos por la calidez de su público (¿?). La culpa de que allí no hubiese más de cuatro gatos es, claramente, de los programadores del concierto y de los responsables de la sala. ¿A quien coño se le ocurrió ponerlo un miércoles a las 23:30? Por mucho que incluyáis una consumición con la entrada, ¿pensabais, llenar? ¿no os habéis enterado que la gente va a currar todos los días?

El concierto en sí estuvo bastante bien. Escaso, tal vez, pero muy agradable. Fue como una sesión de chill out para antes de ir a dormir. Lo disfruté bastante, y eso que no conocía la mayoría de las canciones que tocaron, incluidas en “Belly of the lion” (2009), su último elepé que aún no he tenido el placer de escuchar. Antes he dicho agradable y sinceramente creo que es el mejor adjetivo que se le puede aplicar a esa anoche. Lo digo en serio, sin ironías ni segundas lecturas, entiendo que no es poca cosa. Al término del concierto me agencié una copia de su último disco que espero quemar durante las próximas semanas. Si tenéis la suerte de que la gira de Ola Podrida incluya vuestra ciudad ir a verlos, no dejéis pasar la oportunidad. 

jueves, 15 de abril de 2010

Bocachanclin'

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Anteayer por la tarde, me acerqué hasta una conocida tienda de discos de mi ciudad, para adquirir las entradas del concierto que los Arizona Baby dan este sábado en la Wah Wah. Al frente de esta exquisita boutique se encuentra el inefable Juan Vitoria, crítico musical, escritor,  diyei ocasional y además responsable de “Los 39 Sonidos”, el mítico programa de la radio musical valenciana. Pese a ser uno de los mejores (sino el mejor) espacio radiofónico destinado a los amantes del rock, el pop y las vanguardias, de esta puta ciudad en la cual la cultura sobrevive a duras penas, el programita adolece de dos grandes males: La insoportable pedantería de don Juan; y los habituales momentos babosos cuando se trata de presentar trabajos de alguno de sus amiguetes, con especial mención para el cuarteto de la terreta La Habitación Roja. Sin embargo, pasando por encima de esto, hay que reconocer que Juan Vitoria tiene buen gusto y se preocupa de sus oyentes, a los que ofrece una más que interesante selección de bandas de ayer y de hoy.

Como ya he comentado, el pasado martes andaba yo por su tienda y ya que estaba allí, decidí echarle una ojeada a las novedades y a los vinilos de coleccionista. Y como no podía ser de otra manera, pues cargué. Lo que os que quería contar sucedió a la hora de pagar mis compras. Mientras esperaba a que me cobraran, me percaté de que en la tienda, a modo de hilo musical, sonaba la redifusión de la edición dominical de “Los 39 sonidos”. Y justo en ese momento del mismo, Juan Vitoria, con su petulancia habitual, alababa a alguna diva del soul americano, contraponiéndola a la anoréxica, sobrevalorada y meliflua (para él) Amy Winehouse. Lindezas como “de la inglesita, si acaso, se puede decir que tiene buenas tetas, pero poco más” y otras por el estilo, salieron por boca del locutor. Así se las gasta nuestro amigo. Nada que no supiéramos.

Cuando al fin me cobraron, me di cuenta de algo muy gracioso. Que digo gracioso, pa’ despatarrarse, por lo que no pude contener la risa. Hete tú aquí yo, partiéndome la caja mientras le soltaba unos billetes al dependiente y este mirándome extrañado. Quizás pensaba que me hacían gracia los comentarios de su jefe, o que recordaba algún chiste malo, o simplemente que estoy como una regadera… pa'l caso da lo mismo. ¿Cual es la verdad? ¿A que se debían mis risas? ¿Que me causó esa reacción? Pues que justo frente a la caja registradora, así, como para que no se vea, ¡había una foto firmada de la Winehouse agarrada al mismísimo Juan Vitoria! ¡¡¡Que cojones Juanito!!! Bien colocadita en lo más visible del local. Manda carallo macho… …y es que, no se pué sé más bocachancla machote!!!

miércoles, 14 de abril de 2010

El origen (de la bestia)


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Leerse cualquier cosa escrita por Thomas Bernhard supone, de entrada, asumir un riesgo. Si tu estado de ánimo no es el adecuado, mejor no lo hagas, no sea cosa que te dé por suicidarte, como al perfeccionista arquitecto de “Corrección” (1975), la obra más celebrada del polémico escritor austriaco. Y es que las temáticas bernhardianas abundan en lo miserable de la condición humana, cebándose con en el gregarismo cerril que a él mismo le tocó padecer, sin dejar títere con cabeza, repletas de malrollismo y malsana ironía... en fin, un reto para cualquier lector. Encima, no es Bernhard un escritor fácil de entender por su peculiar estilo, caracterizado por el uso de frases reiterativas y encadenadas, sin utilizar ni un solo punto y aparte. Además de su gusto por los pequeños detalles, relatados con una precisión quasi-obsesiva.

En el caso que nos ocupa, la novela “El origen”, estamos ante un ataque brutal contra el sistema educativo en general, contra el nacionalsocialismo y la cultura católica que tanto le marcó en su infancia, pero sobretodo contra la bella y musical Salzburgo, su ciudad, en la que cada año unas dos mil personas intentan poner fin a su vida y una décima parte lo consiguen - “Mi ciudad de origen es en realidad una enfermedad mortal, con la que sus habitantes nacen o a la que son arrastrados y, si en el momento decisivo no se van, se suicidan súbitamente”.

Con este libro se inicia la saga autobiográfica de Bernhard. La excavación en sus años de adolescencia en la ciudad de Mozart, donde se crió y estudió y en donde padeció los rigores de la época. - “La ciudad, poblada de dos clases de personas, los que hacen negocios y sus víctimas, sólo es habitable, para el que aprende o estudia, de forma dolorosa, una forma que turba a cualquier naturaleza, con el tiempo la disturba y la perturba y, muy a menudo, sólo de forma alevosa y mortal”.

Como veis Salzburgo para Bernhard, al igual que el Bronx para Enric González, es un lugar habitable como los cojones de cerdo son comestibles, depende de gustos o del hambre que se tenga. Cuestión esta que no fue bien asimilada por sus compatriotas, muy críticos con las palabras del escritor.   

El libro se estructura en dos capítulos, “Grünkranz”, en el cual se habla del Salzburgo nazi y “El tío Franz”, ya después de la guerra y con el catolicismo campando a sus anchas. En ambos casos la visión que da Bernhard es devastadora… salvaje... burraca… brutal... “En el fondo no había absolutamente ninguna diferencia entre el sistema nacionalsocialista y el católico en el internado, todo tenía sólo otra mano de pintura y todo tenía sólo otras denominaciones, pero las secuencias y las consecuencias eran las mismas”.

Se quedó a gusto el gachón…

lunes, 12 de abril de 2010

Tim Burton and the lurid beauty of monsters


Cuando el otro día, recién aterrizado en Manises, me dio por enumerar las razones por las que Nueva York mola que te cagas, no hice referencia alguna a los imponentes museos que existen en esa ciudad. No es porque no fuera a ninguno, ni mucho menos porque no me gustaran, simplemente es que salvo que seas un amante del arte (y de los tumultos), acudir al MoMA, al MET, al Guggenheim o a la Frick Collection no es lo mejor que se puede hacer en la Gran Manzana. No sé si eso tiene mucho sentido dicho por un medio-licenciado en Historia del Arte, pero lo cierto es que a un servidor cada vez le motiva menos pasarse el día en estos hangares repletos de cuadros y esculturas, en la mayoría de ocasiones organizados sobre la  base de criterios discutibles y atestados de japoneses que se hacen fotos como locos ante cualquier cosa expuesta. Otro tema es si acude con la idea de ver algo concreto, bien sea una obra, un autor, un movimiento o estilo, una exposición temporal determinada, entonces la cosa cambia. Como hice yo en mi visita al MoMA.

Sabía que desde principios del mes de diciembre y hasta finales de abril, el Departamento de Cine de este conocidísimo museo de arte moderno dedicaba una retrospectiva a Tim Burton, uno de los directores de cine más interesantes del panorama actual. Bajo del título “Tim Burton y la espeluznante belleza de los monstruos” (más o menos) los responsables de la exposición toman como punto de partida una serie de películas que han influido, inspirado e intrigado al genio de Burbank, y que reflejan los motivos y las sensibilidades de toda su obra. Al parecer, Burton en su juventud organizaba proyecciones de pelis. Se centraba en hitos de la animación, del expresionismo alemán, el Grand Guignol, la serie B y los clásicos de monstruos de la Universal y el sci-fi. Es evidente que casi todas sus películas beben de esas fuentes, con la presencia de mundos imaginarios trufados de elementos expresionistas, góticos y oscuros, y con unos  protagonistas que suelen ser seres inadaptados y enigmáticos. 

El acceso a las salas de exposición se hace a través de una gran boca de payaso (¿?) con colmillos que te introduce en un largo pasillo en el cual se proyectan diferentes episodios de su serie de animación para Internet “El chico mancha (Stain boy)”. Para los que no la hayáis visto, se trata de una serie protagonizada por este particular personaje del universo Burton que tiene como característica el manchar todo aquello que toca. Los que hayáis leído “La melancólica muerte del chico ostra”, magnífico libro de poemas, relatillos e ilustraciones creados por Tim Burton, ya lo conoceréis. Fui ahí donde nació… al igual que “El chico ostra”, el “chico palillo o la chica cerilla”…   

Una vez dentro se pueden ver cientos de dibujos, guiones gráficos, marionetas, esculturas, maquetas, vídeos y vestuarios originales que muestran la ya extensa carrera del cineasta norteamericano. Entre ellos se incluyen varios trabajos hasta ahora inaccesibles y desconocidos, sobretodo los creados durante su infancia y juventud en California. Innumerables son las referencias a “Bitelchus (1988)”, “Eduardo Manostijeras (1990)”, “Pesadilla antes de Navidad (1993)”, “Frankenweenie (1984)”, “La novia cadáver (2005)”, “Big Fish (2003)”, “Sweeney Todd (2007)” o “Vincent (1982)”… aunque no hubieran existido las demás, sólo por este corto Tim Burton ya merecería un reconocimiento.

En fin, una gran muestra de los 27 años de carrera de este excéntrico pero genial personaje que estaría muy bien que saltara el charco. Lo único malo es que el catálogo de la exposición no está a la altura. Entiendo que los responsables del mismo no deben de haber quedado muy satisfechos del mismo. En fin, para terminar os dejo enlazado el video de “Bones” de The Killers, obra de Burton y evidente homenaje a la obra de Ray Harryhausen, uno de sus “imprescindibles”:

sábado, 10 de abril de 2010

Diario de un ingenuo

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Pese a que llevo años viendo portadas de historietas protagonizadas por Spirou (y su inseparable amigo Fantasio), nunca había tenido interés en leerme alguna de ellas. Lo cierto es que la imagen de Spirou, con su uniforme rojo y su gorrita de botones del Hotel Moustique, no me resultaba demasiado atractiva. En parte por recordarme a otro ilustre botones, de nombre Sacarino. Un personaje creado por Francisco Ibáñez que, ahora que lo pienso, probablemente esté influenciado por el de Spirou. Pues bien, eso fue hasta que un amigo me recomendó la lectura del último álbum de la serie, titulado “Diario de un ingenuo” y firmado por Émile Bravo. Así que, pasando por alto mis iniciales reticencias, me lo agencié y hace unos días me lo leí del tirón. Lo cual no es mucho decir ya que es bien cortito. Aunque lo más importante es que me ha gustado y todo.

También es curioso que mi tardío acercamiento a este personaje, nacido en 1938 de la mano de Rob-Vel y cuyas aventuras han sido contadas por varios de los más importantes representantes del noveno arte, haya sido con esta aventura precisamente. Lo digo porque “Diario de un ingenuo” es una especie de precuela de toda la serie. Los orígenes de Spirou, según Émile Bravo. Los orígenes nunca revelados de un personaje que, según me cuentan, acabará por desarrollar un fascinante y complejo proceso de maduración.
La aventura en sí es harto interesante y divertida. Humor inteligente. Además de “aclarar” los comienzos de Spirou y de la relación de amistad con Fantasio, Bravo nos retrotrae a la época inmediatamente anterior a la Segunda Guerra Mundial para darnos una versión alternativa de porqué se produjo la invasión de Polonia y lo que ello trajo consigo.

En fin, que ya hacia tiempo que no traía hasta aquí nada relacionado con la novela gráfica, por lo que ahí queda eso. Os la recomiendo... y encima, al contrario de lo que suele ser habitual en el género, este álbum tiene un precio más que aceptable. Es bien.     

viernes, 9 de abril de 2010

El desierto de los tártaros



Leí en alguna parte que Dino Buzzati escribió “El desierto de los tártaros” a modo de metáfora, la de su propio desengaño profesional. Con ello, el periodista trasalpino dio rienda suelta a su frustración. La de aquel que creyó malgastar toda su vida atado a una  mesa de trabajo, esperando la gran noticia que le haría justificar su miserable existencia y que nunca llegó. Visto así me parece que en mi trabajo existen unos cuantos Dinos Buzzatis.   

Buzzati vio publicada la novela que le daría fama internacional en 1940, justo cuando actuaba de enviado especial del Corriere della Sera en Addis Abeba (Etiopía) y como reportero de guerra. Una experiencia profesional que, evidentemente, debió de servirle mucho a la hora de elaborar el libro. Desde entonces hasta ahora, la novela ha despertado admiración y causado fascinación entre todos aquellos que se la han leído.   

Comenta Enric González en sus “Historias de Nueva York”, que para disfrutar del oficio de periodista conviene ser joven y un poco inconsciente, “ya que el envejecimiento trae consigo la duda, el cinismo y la decepción”. Una buena descripción de ese proceso la podemos ver en la historia del oficial Giovanni Drogo, protagonista de “El desierto de los tártaros”. Destinado desde los 20 años a una fortaleza fronteriza sobre la que pende una amenaza inconcreta, pero siempre presente, verá cómo va pasando toda su vida sin que se cumplan sus sueños, resignándose por tanto al estrechamiento paulatino de sus posibilidades de realización personal. Una frustración de sus expectativas que, como comenté al comienzo, es la propia de su autor.    

Con todo, lo más interesante de la novela no es su significación “oculta”. Proviene más bien del paisaje formal en el cual se enmarca la fábula. Esa lejana y extraña fortaleza fronteriza atemporal y de la cual desconocemos su nacionalidad. Y ese desierto al que el teniente Drogo y el resto de soldados del destacamento se ven obligados a enfrentarse día a día.   

Muy triste, pero a la vez muy poético. Me ha gustado mucho.

jueves, 8 de abril de 2010

DBT en el Webster Hall (01/04/10)

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Como ya comenté en un post anterior, uno de los placeres ineludibles para cualquier melómano que visite Nueva York, es asistir en alguna de las míticas salas de la ciudad a un directo de una buena banda de rock, pop o lo que se tercie. El caso es que un servidor ya llevaba los deberes hechos de casa y se había estudiado la agenda de conciertos durante los días que iba a estar por allí. Y por encima de todo lo ofertado destacaba la actuación de los Drive-by truckers, en plena gira de presentación del que, para mí, es su mejor álbum en mucho tiempo: “The big to-do”. El evento se habría de celebrar en el Webster Hall, en la calle 11, un precioso teatro a dos niveles, con una sonoridad acojonante como pudimos comprobar.

Ese era el plan para el día 1 y allí que nos plantamos a eso de las 6 de la tarde (no ferem tard, no!!!). Justo en el momento que Patterson Hood y Brad Morgan por un lado, y Shona Tucker por otro, salían del recinto para darse una vuelta por los aledaños. Supongo que esa era la ocasión idónea para actuar como un fan y echarse unas fotos con ellos. Pero como soy un treintañero de vuelta de , pues casi me dio lo mismo tenerlos en frente. Vamos, ni que hubiera salido el puto Kurt Cobain renacido me hubiese acercado a mendigarles. Aunque a toro pasado, me arrepiento de no haberlo hecho… ¡la hostia puta!, ¡¡¡que pringao!!! En fin, que se le va a hacer.

Sobre las 20:00 h, salió a escena Langhorne Slim y su banda, los teloneros para la ocasión. Reconozco que no les conocía ni de nombre, por lo que su actuación supuso un gratísimo descubrimiento. Con una peculiar mezcla de alt-country, rock y jarana, el delgadito de Langhorne (Pennsylvania) nos dejó a todos con la boca abierta. Y no sólo porque tenga un puñado de buenas canciones en su haber, fácil de comprobar dándole una escucha a su último disco, sino más bien por la manera de interpretarlas en directo. Eléctrico, hiperactivo, gesticulante, en ocasiones bastante payasote… una auténtica gozada para los sentidos. Vamos que la Corde y un servidor disfrutamos como enanos y me da la sensación que gran parte del respetable también. Encima el tipo es muy majete. Nos lo demostró al final de la actuación de los DBT, cuando conversamos animadamente con él y otro miembro de su banda.

Después, sin más prolegómenos, saltaron sobre el escenario los Drive-by Truckers. Y lo hicieron para ofrecer a todos los allí presentes, un concierto de esos que podemos calificar como memorable. No exagero si digo que es una de las mejores actuaciones musicales que he presenciado en mi vida. ¡25 canciones en poco más de dos horas! Entre ellas casi todos los cortes incluidos en “The big to-do” (saltándose la magnífica “Daddy learned to fly”, el único pero a su actuación), además de incorporar otros hits extraídos de sus álbumes anteriores. No lo hago nunca, pero por esta vez voy a transcribir el tracklist para que veáis el nivelazo:

01 intro
02 The Fourth Night of My Drinking
03 Birthday Boy
04 Girls Who Smoke
05 Marry Me
06 Sink Hole
07 Drag the Lake Charlie
08 (It’s Gonna be) I Told You So
09 Get Downtown
10 This Fuckin’ Job
11 Carl Perkins’ Caddy
12 Living Bubba
13 One of These Days
14 Dead, Drunk & Naked
15 Guitar Man
16 Home Field Advantage
17 That Wig He Made Her Wear
18 Self Destructive Zones
19 Hell No I Ain’t Happy

20 encore break
21 The Flying Wallendas
22 Zip City
23 Let There Be Rock
24 Lookout Mountain
25 People Who Died

Todas ellas sonando a todo trapo en el incomparable marco del Webster Hall. Con un escenario decorado para la ocasión con numerosas referencias al mundo del circo. Una metáfora de la cual se sirve Patterson Hood para dar su visión del loco mundo del rock’n’roll, omnipresente en el undécimo disco de la banda (11 contando los directos, recopilatorios de caras y demás).

Algo digno de ser visto… y oído. C’est magnific!!!

miércoles, 7 de abril de 2010

Hacienda ¿somos todos?


Este martes se hicieron públicos los casi 50.000 folios de documentación que conforman el sumario de la Gürtel, la mayor trama de corrupción vinculada a un partido desde el nacimiento de la democracia en este país.  Pero el interés de este post no es entrar a debatir sobre las cuestiones jurídicas ni las connotaciones políticas que salpican el asunto. Sino de una circunstancia que afecta a uno de los imputados en la trama, Francisco Correa, y por la que han pasado bastante de puntillas tanto en los informativos como los editoriales de los grandes diarios. Resulta que el “cerebro de la Gürtel” no había presentado la declaración de la renta desde el año 1.999. ¿Y eso que el tío tiene 30 sociedades! ¿Cómo pué ser? ¿Pero es que Hacienda no éramos todos y todos somos iguales ante Hacienda? Al menos eso es lo que me habían contado a mí.

Sí tengo algo claro en esta vida, es que con Hacienda no se juega. A poco que te descuides con ellos, te envían un requerimiento de declaración y te ponen los huevos por corbata. Pero se ve que para el señor Correa, Hacienda era otra cosa. Otra entidad de chichinabo a la que torear. Y puede estar pasando de ellos desde hace diez años y no pasa nada. Que sí, que sí, que Hacienda somos todos, pero unos más que otros.

Otra cosa que he sacado en claro de todo este asunto, es que la próxima declaración la voy a presentar en las oficinas centrales de la AEAT. Me plantaré allí con traje y corbata, bien engominado para la ocasión, y le pediré amablemente al ordenanza que me indique cual es la ventanilla en la que “il capo” Correa presentaba sus papeles. Y es que seguro que esa es la buena. Pero sólo Correa lo sabía y no se lo contaba a nadie. ¡Que cabroooounnn!

Tiene cojones el tema.  

'ense trellat (ni forellat)


No sé si llegasteis a ver algún capítulo de aquella olvidable serie de TV titulada “Primos lejanos (Perfect strangers - 1986)”. A principios de los 90 con la aparición de las televisiones privadas en nuestro país, Canal Plus decidió apostar por esta comedia familiar en la que un joven pastor de ovejas griego se muda a Chicago para convivir con su primo norteamericano. Aunque lo más probable es que la vieseis en Antena 3, a quienes pasarían los derechos de emisión de la serie en España y en donde, como no podía ser de otra forma, la sobreexplotarían hasta hacérsela aborrecer a sus más acérrimos seguidores.

Lo cierto es que la serie era bastante mala y pese a que el punto de partida podía tener cierto interés, las dificultades surgidas en la convivencia entre dos personas provenientes de mundos tan diferentes como son una isla griega y una gran metrópolis estadounidense, no pasaba de ser un seguido de tonterías y excentricidades con muy poca gracia. Eso sí, de tanto en tanto tenía su aquel. Me refiero a aquellas situaciones en las que el primo Larry (el de USA, que iba de vivido frente a su familiar del “tercer mundo”), era puesto en su sitio por el pirimo Balki (el griego ignorantón) soltándole un quemejtajcontando versión micénica que sonaba tal que así: “pirimo Lari, no sias irididículo!!!”   

El amigo Guy Ritchie no tiene nada que ver con el primo Larry ni con la serie “Padres forzosos”, que nosotros sepamos, lo cual no quita que echemos en falta la existencia de un Balki Bartokomous en la familia del ilustre director británico para que le cante las cuarenta. Por ejemplo, después de ver la ridícula “Sherlock Holmes” – the movie con Robert Downey Jr. y Jude Law en los papeles principales. Canela en rama.

Vale que el ex de Madonna es un especialista en filmar paridas que parecen gustar mucho a la gente, por la pasta que recaudan digo. Pero hasta ahora nunca había dirigido una cagada de estas dimensiones. Cansado de hacer siempre la misma película (Lock & Stock, Rock’n’Rolla y Snatch son la misma mierda), al amigo Guy le dio por rescatar a los clásicos de la literatura de crimen y misterio, ¡atreviéndose con el mismísimo Arthur Conan Doyle! ¡poca broma! Hala, ahí os dejo eso, Sherlock Holmes revisited y sin despeinarme… en dos collons!!! Una revisión del mítico personaje en clave Ritchie, o sea, con cantidad de hostias, carreras a tutiplén, estética de videoclip de los Prodigy, y actores malos, de eso que no falte. No es necesario ni hilar la historia… qué coño hilarla, ¡no hace falta ni plantearla!, no tenéis suficiente con la somanta palos que se meten y los saltitos esquizofrénicos a lo Bruce Lee que pegan, ¿qué más queréis so pringaos?

Y no sólo es porque destroce el mito del archiconocido detective inglés y de su inseparable doctor Watson, uno de los primeros iconos gays al nivel de los personajes de las novelas de Oscar Wilde… o de Sam y Frodo de “El señor de los anillos”. No es sólo eso. ¡Es que se caga en él! Es que Watson es un karateka ligón y el puto Sherlock Holmes es una especie de Inspector Gadget que boxea y seduce a las chatis. ¡Que no pué ser coño! ¡Que manera de faltarse es esa! ¡Vete a reírte de tu madre, hombreeeee! Si el bueno de Conan Doyle levantara la cabeza, pues… pues… la volvería a agachar y se escondería allí donde nunca nadie le pudiese encontrar.

E insisto, no es sólo que la peli sea mala, es que encima los actores están de puñetera pena, como si no estuviesen implicados en sus papeles. Vale, lo sé, rectifico, Jude Law nunca está implicado en nada… excepto en follarse lo que se menea (menudo carrerón lleva el tipo). ¿Y que me decís del malo maloso? ¿A quién carajo está interpretando Mark Strong? ¿A Lord Blackwood o a Andy García?

En fin, otra obra maestra del séptimo arte.

Gracias Lufthansa.

Perdónalos Arthur porque no saben lo que hacen.
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PD. ¡Horror! Ya se anuncia la secuela¡¡¡amos no me jodas!!! ¡Donde coño se meten esos primos griegos, chipriotas, turcos, hindúes o de Sri Lanka cuando uno más los necesita! 
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