Anteayer
por la tarde, me acerqué hasta una conocida tienda de discos de mi ciudad, para
adquirir las entradas del concierto que los Arizona
Baby dan este sábado en la Wah Wah. Al frente de
esta exquisita boutique se encuentra el
inefable Juan Vitoria, crítico musical, escritor, diyei
ocasional y además responsable de “Los 39 Sonidos”, el mítico programa de la radio musical valenciana. Pese a ser uno
de los mejores (sino el mejor) espacio radiofónico destinado a los amantes del rock, el pop y las vanguardias, de esta puta ciudad en la cual la cultura
sobrevive a duras penas, el programita adolece de dos grandes males: La insoportable
pedantería de don Juan; y los habituales momentos babosos cuando se trata de presentar
trabajos de alguno de sus amiguetes, con especial mención para el cuarteto de la terreta La Habitación Roja. Sin embargo, pasando por encima de
esto, hay que reconocer que Juan Vitoria tiene buen gusto y se preocupa de sus
oyentes, a los que ofrece una más que interesante selección de bandas de ayer y de hoy.
Como
ya he comentado, el pasado martes andaba yo por su tienda y ya que estaba allí,
decidí echarle una ojeada a las novedades y a los vinilos de coleccionista. Y como
no podía ser de otra manera, pues cargué. Lo que os que quería contar sucedió a
la hora de pagar mis compras. Mientras esperaba a que me cobraran, me percaté
de que en la tienda, a modo de hilo musical, sonaba la redifusión de la edición dominical de “Los 39 sonidos”.
Y justo en ese momento del mismo, Juan Vitoria, con su petulancia habitual,
alababa a alguna diva del soul
americano, contraponiéndola a la anoréxica, sobrevalorada y meliflua (para él) Amy
Winehouse. Lindezas como “de la
inglesita, si acaso, se puede decir que tiene buenas tetas, pero poco más”
y otras por el estilo, salieron por boca del locutor. Así se
las gasta nuestro amigo. Nada que no supiéramos.
Cuando
al fin me cobraron, me di cuenta de algo muy gracioso. Que digo gracioso, pa’ despatarrarse, por lo que no pude
contener la risa. Hete
tú aquí yo, partiéndome la caja mientras le soltaba unos billetes al
dependiente y este mirándome extrañado. Quizás pensaba que me hacían gracia los
comentarios de su jefe, o que recordaba algún chiste malo, o simplemente que
estoy como una regadera… pa'l caso da lo mismo. ¿Cual es la verdad? ¿A que se debían mis risas? ¿Que me causó esa reacción? Pues que justo frente a
la caja registradora, así, como para que no se vea, ¡había una foto firmada de la
Winehouse agarrada al mismísimo Juan Vitoria! ¡¡¡Que cojones Juanito!!! Bien
colocadita en lo más visible del local. Manda carallo macho… …y es que, no
se pué sé más bocachancla machote!!!
Por supuesto que lo visito, gracias arito.
ResponderEliminarjajaja!! por la boca muere el pez,que patán! eso es que seguro que le dió calabazas la 'inglesita' cuando quiso catar ese material que él mismo destacaba.De todos modos quién mucho abarca poco aprieta y seguro que este hombre es así sin dar mas de sí como aquel sobrao que presentaba el 'boulevard' de Radio 3 (José María Rey) que aparte de dar la brasa hasta la extenuación con la psicodelia creía estar en la posesión absoluta de la verdad siempre además de chotearse del oyente cada dos por tres cuando había concurso.
ResponderEliminarPues al Chemita lo voy a ver mañana, ya que después de los Arizona Baby pincha él... je je je
ResponderEliminarUn placer tenerte por aquí de nuevo.