Me
acabo de terminar este libro que no recuerdo bien quien me recomendó (1).
Y es justo ahora, buscando información sobre su autor en Internet,
cuando me entero de que he leído una obra de culto con amplia
difusión en el mundo anglosajón. En fin, voy a pasar esta vez de
reflexionar sobre qué coño es aquello del culto. Pero es cierto que
la crudeza con la que su autor relata diferentes episodios
relacionados con el sexo - homo o hetero, dual u orgiástico, forzado
o libre- además del evidente desprecio por la ciencia psiquiátrica
y las instituciones en general, permite comprender porqué su
aparición en el mercado de las letras fue tan polémica. Eso y la
consiguiente aparición de legiones de lovers y jeiters dispuestos a
partirse la cara, metafóricamente hablando. Más aún si observamos
que la fecha de publicación de “El hombre de los dados” es 1971.
Escrita
por el psiquiatra George Cockcroft bajo el seudónimo de Luke
Rhinehart, que a su vez es el nombre del psiquiatra protagonista de
la novela, el libro se presenta como una suerte de autobiografía. La
de un tipo aburrido de su vida burguesa, que empieza a
experimentar con la posibilidad de convertirse en un hombre
aleatorio. Alguien que toma todas sus decisiones en base a lo que en
cada momento le dictan un par de hexaedros plateados. Y ese es el
motor de su vida. Un potente e incontrolable fueraborda que llevará
al Dr. Rhinehart hacia su completa liberación o algo así.
Al
final de la carrera la historia no hace sino plantear, con evidentes
dosis de sarcasmo e ironía, hasta que punto somos esclavos del azar.
Llevándolo hasta el extremo, claro está. Y es que nuestro hombre
evangeliza y para ello crea una fundación y unos centros de
experimentación en la que ir sumando acólitos a lo largo y ancho
del mundo. Todo ello después de violar y dejar embarazada a una
mujer que no es la suya, a la que abandonará junto a los hijos en
común, no sin antes iniciarlos en la religión del dado. También
perderá un juicio contra la Asociación Psiquiátrica de Nueva York,
quienes le declararán no apto para la práctica profesional no sin antes complicarse en la rocambolesca macro-fuga de internos de
una institución mental. Algunos de los cuales participarán junto a
él en un acto terrorista televisado. No así en el vagabundeo ni en
las recurrentes borracheras y/o prácticas de sexo non-stop en todas
las formas y posturas habidas y por haber. Tampoco en el asesinato.
Y eso
es “El hombre de los dados”. Un libro con un magnifico
planteamiento que al final acaba resultando pesado. Y es que hay
partes del libro que son una puta locura y no hay por donde cogerlas.
Por no hablar de que al autor se le fue la mano en el tema de la
extensión. Vamos que recurriendo al refranero, para este viaje no
hacían falta tantas alforjas. Y es que para contarnos lo que
quería, seiscientas páginas con letra chiquitita parece un
exceso. Sensación agridulce pues.
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Nota musical.
Al parecer esta canción de los londinenses Talk Talk está basada en la novela.
En fin... Lo apuntaré en la libreta de cosas que me importan una mierda.
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(1) El que me lo recomendó fue el Txarls. Que lo sepan.
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(1) El que me lo recomendó fue el Txarls. Que lo sepan.
jajajaja, yo fui el cabronazo que te lo recomendó :D
ResponderEliminarEs un poco denso si, yo lo disfruté mucho, pero quizá ahora si lo leyera no lo apreciaría de la misma forma. En su día me lo zampé después de acabar otro que me pareció un leño, tanto que ni recuerdo el título, solo que era de un rollo similar con unos zagales que abrían libros a mitad e imitaban a libre interpretación lo que leían. En fin, me consuela que al menos disfrutaste algunos pasajes, jeje.
Ah mangurrián... Así que fue usted??? La verdad es q no estaba seguro del todo y fui incapaz de encontrar la mención en los comentarios de alguna entrada... Pero wenno si usted lo afirma sin rubor, ahí queda... A ver, mayormente sí lo he disfrutado. Como digo en la entrada, el planteamiento me parece chulo. El problema es que es la deriva y cierta sensación de no saber muy bien hacia donde nos ha querido llevar el autor. Vamos, que le ha costado cerrarlo y ni siquiera tengo claro que lo hiciera. En todo caso, merci compay...
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