sábado, 24 de mayo de 2008

La verdadera historia de Richard Kimble


El otro día, en el Canal Historia, programaron un interesante documental que narraba la verdadera historia del protagonista de la serie de culto de los 60 “El fugitivo” (The fugitive, Roy Huggins – 1963).  Los más jóvenes la conocemos gracias a la adaptación cinematográfica que Andrew Davis realizó en 1993, con Harrison Ford y Tommy Lee Jones en los papeles principales.

La verdadera historia de “el fugitivo” comienza en el año 54, en un pequeño pueblecito de Ohio, en donde se produjo un crimen que conmocionó a la opinión pública. Sam Sheppard, dentista de profesión, se hallaba medio dormido en su sillón cuando escuchó los quejidos ahogados de su esposa. Al acudir al dormitorio la encontró muerta. Tras escuchar ruidos provenientes de otra parte de la casa, se dirigió presto y atisbó a un hombre alto escurriéndose entre las sombras. Al menos eso es lo que le contó a la policía, pero nadie creyó su historia. Desconfianza que se vio incrementada tras tomar declaración a los vecinos, que aseguraron riñas continuas en la pareja. El asunto es que el doctor fue condenado a cadena perpetua, siendo recluido en la penitenciaría de Cuyahoga donde permaneció doce años. Nunca huyó de allí.

Nueve años más tarde y aprovechando la repercusión que tuvo el caso, el canal ABC estrenó la famosa serie. El Dr. Sam Sheppard pasó a llamarse en la ficción Richard Kimble y es con ese nombre como le conocemos, interpretado por el actor David Janssen. En la película de 1993 ese papel correría al cargo de Harrison Ford. Los guionistas se basaron en la historia exculpatoria defendida por Sheppard, a la cual dieron credibilidad. A partir de ahí se dedicaron a fabular sobre qué hubiera ocurrido tras una hipotética huida del doctor. Todo eso se pudo ver durante las tres temporadas que la serie permaneció en antena y en las que el fugitivo recibió ocho balazos, cuatro heridas de arma blanca, treinta golpes, padeció amnesia, ceguera temporal y una neumonía. La serie finalizó en 1967, con el doctor consiguiedo la confesión del verdadero culpable.

Curiosamente, ese mismo año el auténtico Dr. Sheppard vio cómo su caso era sobreseído. Pero su salida de la cárcel no fue todo lo alegre que la televisión nos mostró. Aquejado de graves daños psicológicos, imposibilitado para recuperar su carrera profesional y sufriendo los prejuicios de unos vecinos que aún lo consideraban culpable, el tipo se enganchó al alcohol y a las drogas. Ganándose la vida con la lucha libre en donde participaba con el alias de “Sheppard el asesino”. El caso es que murió de cirrosis en un par de años. Apenas tenía 46. Sólo muchos años después y tras varias décadas de una investigación impulsada por su hijo, conseguiría algo de justicia póstuma, con la obtención de pruebas que apuntaban hacia otro responsable. Un tal Richard Eberling, quien en el momento del crimen se encargaba de labores de limpieza en el vecindario. Si bien nunca llegó a ser declarado oficialmente culpable del asesinato.

Y esta es la verdadera historia del Dr. Kimble – Sheppard. Convertido, merced a una ficción televisiva, en un icono para tantos culpables-inocentes perseguidos por la policía. También es verdad que la inspiración en el buen ladrón de “Los Miserables” parece obvia.  


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