miércoles, 13 de julio de 2016

Dos buenas novelas firmadas por Willy Vlautin

Tras cinco años de silencio y cuando muchos ya pensabamos que Richmond Fontaine era un proyecto finiquitado, el amigo Willy Vlautin se ha reencontrado con sus chicos y nos ha regalado "You can't go back if there's nothing to go back to", undecimo álbum en la trayectoria de la banda de Portland después de 20 años. Otra delicatessen más a añadir a una extensa lista de canciones made in Vlautin. De esas que, al final, te dejan un regusto más amargo que dulce. Una novela musicada en trece actos en la que dibuja, como solo él sabe hacerlo, ese tipo de historias cotidianas que tan próximas nos resultan pese a la enorme distancia geográfica. Un disco enorme que con total seguridad se hallará entre lo más granado de la cosecha musical 2016 a finales del presente.

Retratista de la América olvidada, aquella que pueblan perdedores irremediables y solitarios sin rumbo, Willy Vlautin, es también un brillante escritor de novelas. Quizás sería más exacto decir que Vlautin es sobretodo eso. Al menos es lo que dice la crítica y refrenda el hecho de ser más conocido por esta faceta que por la estrictamente musical. Sus libros, al menos los dos primeros que son los que yo he leído, rezuman ese tono tristón y melancólico marca de la casa. Y las historias relatadas podrían formar parte perfectamente de cualquier elepé de alt-country facturado por el trovador de Reno.

La primera de las novelas a las que me he referido se titula "Vida de motel" y, según tengo entendido, obtuvo un considerable éxito de crítica y público allá por el 2006. Se trata de una buena historia de carretera, sencilla pero muy real, esencialmente triste pero repleta de momentos simpáticos y con un final que deja espacio a la esperanza. Protagonizada por dos hermanos acostumbrados a que al lanzar la moneda siempre les salga cruz, la narración comienza con un desafortunado incidente que no desvelaré y que ejemplifica lo que acabo de decir. Es por ello que Frank y Jerry Lee se echan a la carretera, saltando de motel en motel, en un remedo de huida hacia ninguna parte. Así iremos conociendo los anhelos y las decepciones de estos dos perdedores de manual, las cosas que perdieron en el fuego y todo lo que pudo haber sido y no fue. Una fabula con una enorme dosis de sentimiento y compasión en la que cabe destacar las ilustraciones al principio de cada capítulo, porque forman parte del ADN de la novela y más concretamente del de uno de sus protagonistas. Al final "Vida de motel" me ha parecido un libro esencialmente bonito y entrañable. También es cierto que no es un libro redondo.

La segunda novela de la que os quería hablar, que a su vez es la segunda en la trayectoria literaria del autor, se titula "Northline" (2008). Y me ha parecido una obra superior a la del debut. Cuenta la huida de Allison Johnson -sí, aquí también se huye-, acosada por infinidad de errores cometidos en su aún corta vida, entre los que se encuentra un tipejo en forma de novio. Es por eso que nuestra heroína se aleja de Las Vegas con la intención de construir una nueva vida en alguna otra parte. Obviamente no le resultará nada fácil, más aún cuando la chiquilla soporta todos los vicios de la white trash estadounidense y carece de medios o apoyo. Bueno, si exceptuamos a su amigo imaginario, que además es un trasunto de Paul Newman. Con todo, pese a que su situación es jodida y que su historia es bastante dura, la trama transcurre de forma bastante suave. Para ello es fundamental como Vlautin engarza una serie de pequeños actos de amabilidad que transforman esta histora aparentemente lúgubre en algo dotado de cierta luminosidad. Una hermoso relato que, desde mi punto de vista y a falta de leer más cosas del autor, consagran al Willy Vlautin escritor. 

Por cierto que, "Northline" viene acompañada de una bonita banda sonora...  

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