martes, 17 de agosto de 2010

Go Giants, go!!!

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El béisbol, ese gran desconocido. Y no me vale que digáis que habéis visto cientos de películas en las que aparecen escenas de este pseudo deporte. No sabéis , como servidor. Lo único que nos muestran las pelis es a un tío con un palo que intenta darle a una pelota lanzada violentamente por otro, que previamente se toca la gorra, escupe o se amolda la taleguilla o las tres cosas a la vez. Al parecer esos gestos suponen una señal para el jugador que hay detrás del bateador, el catcher, inconfundible por su indumentaria acorazada y por estar permanentemente en cuclillas. Pero ni sabemos que significan las señas, ni entendemos porque unos lanzamientos son válidos y otros no, ni porque los jugadores y entrenadores se enfadan por una mala jugada -¿mala jugada? ¿Y en que coño se diferencia de una buena?-…
 
El caso es que da lo mismo. Y me da la sensación que a la mayoría de asistentes a un partido también. Vamos, que el béisbol no lo entienden ni los auténticos aficionados, por muchas gorritas, viseras, camisetas oficiales o dedotes con la leyenda “Let’s go” que lleven puestos. Normal. Lo que verdaderamente interesa a los asistentes a cualquier partido de béisbol es todo lo que hay alrededor de él, o sea todo excepto el juego en sí. Y es que un día de partido es un evento social de gran importancia, un lugar en donde dejarse ver y encontrarse con los amigos o reencontrarse con antiguos conocidos, eso y también un sitio en el cual desbarrar y pasárselo pipa.
 
Pues bien, ante este panorama y estando en los EEUU no podíamos desaprovechar la oportunidad de “disfrutar” de su deporte rey. Jugaban los Giants de San Francisco, uno de los grandes clubes de las Ligas Mayores en cuyas filas jugó el mismísimo Willy Mays –mítico jugador negro al que se menciona en decenas de filmes hollywodienses- , frente a los no menos conocidos New York Mets, el equipo pobre de la Gran manzana, eterno perdedor, con el peor balance de victorias – derrotas de la liga y del cual son fervientes seguidores tanto Enric González, como Ivanrojo (vaya Vd. a saber porqué!!!). Así que nos plantamos en el AT&T Stadium, nos apostamos en las gradas más altas –las más baratas y en las que menos se ve- ¡y a disfrutar! Curiosamente, el día elegido era el último en que Oiva y mi hermana iban a quedarse en la ciudad. Un gran colofón para acabar de entender eso del “american way of life”. ¿Y qué es lo que nos encontramos? Pues mucho más de lo esperado. Una americanada sí, pero de tamaño XXL.
 
De entrada nos llamó la atención lo bien que lo tienen montado para que la peña se gaste los cuartos. En mi vida había visto tantos chiringuitos dentro de un recinto deportivo como allí. Todo tipo de comida y bebida, recuerdos, gorras viseras, camisetas y chaquetas, ¡hasta una tienda de Levi’s! Evidentemente el temita les funciona, la peña gasta lo que no está escrito. Raro es ver a alguien que no vaya equipado con la indumentaria oficial del equipo de casa y aún más que no lleve algo de comida basura en sus manos. En este sentido, en lo que dura el partido, uno se ve acosado por enjambres de vendedores que se acercan hasta su butaca para ofrecerle corndogs, helados, cervecita fresca de varias marcas, frutos secos, porciones de pizza, panes rellenos de sopa marinera (típico del Fisherman’s Wharf), porriatadas de café, chocolatinas de la marca Ghirardelli, churros, etc… Pero no contentos con eso, a la peña no le importa levantarse constantemente y salir hasta los anillos exteriores para llenar el buche. Es más, hay gente que se va y no vuelve. ¡Y eso que la mayoría entraron tarde al partido!, que esa es otra... Aunque si quieren seguir el partido, no hay problema alguno, se puede hacer en cualquiera de los cientos de pantallas que hay situadas enfrente de las paraetas. Estrategia comercial. 
 
Como ya he dicho antes, al personal se la sopla el partido en sí y si acuden hasta el estadio es para otra cosa. Empezando porque, previamente, quedan en los aledaños del recinto y se cascan una parrillada con los amigotes, ¡en pleno parking público! No va de broma. Allí los vimos, rodeados de coches, cervezas y cokes en mano, asando ingentes cantidades de carne roja que luego sumergen en diversas salsas de la marca Heinz. Y es que de eso es de lo que realmente va el béisbol. Respecto a lo otro, el partido, pues que queréis que os diga… creo que ganaron los Giants, ¿acaso importa? A lo mejor me despisté, cierto, pero es que había cosas más interesantes en que fijarse que en ver como un tal Tim Lincecum –la estrella local- eliminaba el solito a todo el plantel de los Mets. Por cierto, en una de las tantas interrupciones una pareja se declaró y en otra ocasión, un señor que se parecía a Carlton Banks perpetró el famoso baile con la música de Tom Jones… vivir para ver.

5 comentarios:

  1. Joder macho,menuda experiencia! yo conozco un tío aquí que hasta se compra revistas especializadas por correo,no te digo lo riki que se ha de ser.El caso es que por lo que me han contado,esto pasa con casi todos los deportes de allí,pero con el beisbol llega al extremo.Lo acojonante es que no dejen fumar en los estadios y sin embargo te puedas poner morao de alpiste,jeje,estos gringos...
    Un colega de mi pueblo que estuvo viviendo por razones laborales en Raleigh (North Carolina) y que ahora curiosamente esta poor tus tierras (Gandía),me dijo que es un país que vive del entretenimiento y que fue a una carrera de 'bigfoots' y estaba lleno de octogenarios y familías completas sudando literalmente del evento y concentrados en el papeo grasiento de sus manos.
    En fin...menos mal que aquí no dejan beber alcohol en los campos de fútbol si no los cánticos serían un homenaje al desafine,jeje.
    Larga vida a Joe Canseco y voy as eguir curioseando por aquí.

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  2. ...en vez de riki he querido decir friki,claro,jajaja.Ni ha sido producto de la fiebre pre-mundobasket de Turquía,Ni era mi intención nombrar al extremo del Depor ni mucho menos el nombre de pila del popular 'Riki Carambola' que cantaba Torrebruno.

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  3. Sí, sí, morao es decir poco. Y eso que las birras dentro del recinto cuestan 9 dólares!!! Vamos, que vaen lo mismo que lo que nos costó a nosotros la entrada. Con todo la cosa tiene su gracia. Y lo que te comentó tu amigo es verdad, a falta de verbenas de pueblo los gringos tienen este tipo de espectáculos.

    Salut, força al Canut i força Ricki (diría Foça Penya, pero ahora ya no procede... je je je)

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  4. Por cierto que hoy en el As viene una noticia curiosa. Al parecer hasta cuatro jugadores españoles jugaron en las Grandes Ligas de béisbol. El primero fue el canario Al Cabrera, que en 1913 llegó a disputar ¡un partido! con los St. Louis Cardinals.
    Lo gordo viene después. En 1983 un paisano tuyo, Bryan Oelkers de Zaragoza, jugó en los Minnesota Twins y en los Cleveland Indians. ¡Carrerón del maño!
    Los otros dos son Alberto Judas (nombrecito!!!) y Danny Ríos, este último en los Yankees ni más ni menos.

    ¿Qué? ¿Cómo t'has quedado?

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  5. El xicon de Texas que ilustra la entrada es el susodicho Tim Lincecum???

    Dijo Lincecum... suuuuuuuure!!!!

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