Esta peculiar historia autobiográfica, escrita
y dibujada por la norteamericana Alison Bechdel, fue incluida como una de los
cien mejores libros del año 2006 por The
New York Times. Con un sobrio dibujo a dos tintas, la Bechdel nos cuenta como transcurrió su
infancia y adolescencia en el seno de una familia disfuncional como pocas. Con dos hermanos varones e hija de un profesor de inglés que dedica su tiempo libre a coleccionar
antigüedades y a restaurar su casa victoriana y de una mujer, también
profesora, que en ocasiones parece anulada por las extravagancias de su marido.
Pero “Fun Home” es sobretodo una novela de reivindicación. Su autora homenajea a un padre distante que
nunca hizo pública su condición homosexual, un aspecto que, por otra parte,
comparten padre e hija. De lo que no nos quedan dudas es acerca de la admiración que la autora siente por su padre y eso que el texto está plagado de duros reproches hacia él.
La historia es divertida y triste por
partes iguales y eso no está nada mal, ahora, tiene un defecto importantísimo que lo desluce todo: es muy pedante... y pretenciosa. Todos esos paralelismos intelectualoides entre los miembros de la familia Bechdel y los
protagonistas de “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust, el "Ulises" de Joyce o la propia vida de
Oscar Wilde, acaban por abrumar al más pintado. Creo sinceramente que con menos
reminiscencias literarias, este “divertido hogar” hubiera tenido más lustre. Por otra parte, me gusta mucho el que
la autora haya sido capaz de presentarnos como una comedia, algo que se asemeja
mucho más a una tragedia griega. O mejor dicho, a un puñetero drama, pese a que la pedantería omnipresente a lo largo de toda la obra consiga que, en ocasiones, nos lo tomemos a pitorreo. Y por eso digo que, al final, una obra que pintaba muy bien, se queda en un ejercicio de querer y no poder.
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