Roberto
Bolaño murió postrado en la cama de un hospital barcelonés víctima de una
insuficiencia hepática. Tenía cincuenta años de edad y una carrera literaria
emergente, con dieciséis obras publicadas entre novelas, novelitas cortas,
poemarios, recopilaciones de relatos y ensayos. El deceso se produjo un martes
de julio del año 2003, a la postre un día muy triste para la historia de las letras
universales. Tal vez exagere, lo sé, pero es que la obra literaria de este
chileno, formado en México y residente en España, presenta un nivel de
excelencia tal, que nos hace lamentar su temprana muerte por la expectativa de
futuros libros que ya no llegarán, muy probablemente magníficos libros. Con
todo, las novelas de Bolaño ya estaban muy valoradas en el espectro de la
literatura en castellano, si bien no sería hasta después de morir cuando conocería
una mayor difusión internacional, sobretodo en Francia y en los Estados Unidos, en donde algunas de sus obras
–“Los detectives salvajes”, “2666”, “El
Tercer Reich”…- han alcanzado hoy día unas cotas de valoración tal que ya
nadie duda de que estamos ante el principal exponente de la literatura contemporánea
hispanoamericana.
En
“Cuentos” de la editorial Anagrama, se incluyen las tres principales recopilaciones
de relatos escritos por Roberto Bolaño y que previamente habían sido publicadas
por separado en esa misma editorial: “Llamadas telefónicas”, “Putas asesinas” y
“El gaucho insufrible”. Como tan sólo me había leído algunos relatos sueltos de
los incluidos, me decidí por agenciarme una copia de “Cuentos” durante la
celebración de la pasada Feria del libro de Valencia. De hecho tengo que reconocer
que, junto al “Kafka” de Robert Crumb y David Zane Mairowitz, fue mi principal
adquisición.
Como
le suele ocurrir a toda colección de relatos, estos “Cuentos” en conjunto, son una
obra desigual. Y no se trata de que los relatos de Bolaño sean buenos o malos –
son buenos y en ocasiones buenísimos-, más bien que en la recopilación se
pueden apreciar con suma facilidad altibajos narrativos. Digamos que cada
relato tiene su vida propia y al reunir varios en un mismo volumen, unos condicionan
a los otros, lo cual no deja de desvirtuar la esencia del relato. Lo único que
quiero decir con esto es que, tal vez –y sólo tal vez- la recopilación en una
sola obra de estas tres recopilaciones de relatos, se antoja un tanto excesiva.
O mejor dicho, que la lectura de corrida de todos los relatos incluidos no me
parece la mejor forma de disfrutar la excelente prosa del chileno.
Como
señala la reseña promocional del libro, con estos cuentos Bolaño nos lleva de road trip por medio mundo, desde
Santiago de Chile a Barcelona y Girona, pasando por Buenos Aires, México DF,
Acapulco, África, San Francisco, Los Ángeles, París, Moscú, Madrid y otros
muchos lugares que ahora mismo no recuerdo. Los viajeros transitan por todos
estos lugares en perpetua búsqueda, aunque en la mayoría de las veces no sepan/sepamos
a ciencia cierta qué es lo que buscan. La verdad es que partiendo de situaciones
y asuntos más o menos corrientes y cotidianos, las historias acaban por teñirse
de un halo onírico y de irrealidad que los transforma en misterios inquietantes
que nos obligan a devorar con avidez las páginas hasta llegar a la resolución
del enigma, a comprender lo que se nos oculta…
Muchos de sus relatos están protagonizados por poetas, escritores y
aspirantes, alter ego del propio
escritor –principalmente Arturo Belano, protagonista de “Los detectives salvajes”-, otros muchos presentan realidades, más o menos disimuladas,
extraídas de su biografía e incluso podemos percibir en algunos la losa de la
enfermedad que pesaba sobre la cabeza de Bolaño, el ser consciente de que se
acercaba su final.
Me
lo he pasado pipa leyendo esta recopilación que, sin ser mi caso, me parece una
perfecta introducción al peculiar universo del escritor chileno. Un conjunto de
relatos extraños, perturbadores, atrayentes, imprevisibles, fascinantes, que
demuestran el inmenso talento narrativo de quien se ha dicho que era “el heredero malicioso de Borges”. Reconozco que a mi
me gusta más que Borges (ohhhh pecado!!!)
Totalmente de acuerdo pecador!!!
ResponderEliminarBolaño es un fenómeno, aunque leo comentarios que hablan de que está sobrevalorado. En este país parece que es incompatible hacer buena literatura con tener un gran número de lectores. Lo que está claro es que sin la campaña que llevan haciendo ya unos años en EE.UU. no hubiera llegado al gran público, pero esto no es motivo para dudar de su calidad. Parece que en el momento que deja uno de ser un escritor maldito pasa a ser un Ken Follet más del montón.
En fin, me queda pendiente desde hace ya demasiado tiempo “2666”, a ver si este invierno me armo de valor y me pongo a ello.
Ciao!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar...de la pradera. Con Bolaño de por medio sabía que no te resistirías a comentar, figura... ja ja ja... y muy bien apuntado el temita de la eterna pugna entre lo comercial, lo maldito, lo bueno y lo mejor. Hasta los huevos me hallo... A ver si me animo y me curro un post al respecto.
ResponderEliminarNos vemos en los bares (o en un almuerzo canalla, ¡¡¡que no hay que te vea el pelo!!!)
Eiiiiiiii, que al último no viniste tú, eh! Pero tranquilo, la semana que viene tengo un curso del IVAP y estaré cerca de tu curro, así que te llamo mañana y quedamos...
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