lunes, 21 de febrero de 2011

Invisible, de Paul Auster

Hace ya demasiado tiempo y gracias a la biblioteca pública de mi pueblo, conocí a un magnífico fabulador llamado Paul Auster. Fue gracias a “La música del azar” al que siguieron “Leviatán”, “Ciudad de cristal”, “Fantasmas”… y así hasta agotar todos los títulos incluidos en el catálogo municipal. Desde ese momento le declaré amor eterno a este maestro del azar y la contingencia, y el me lo devolvió concediéndome numerosas horas de disfrute devorando sus libros. Pero llegó un momento en que esa llama se apagó. El mal sabor de boca que me dejó “Viajes por el Scriptorium”, una obra menor que parece escrita casi con desgana, en la que da la impresión que se cuenten cosas tan sólo porque hay que contar algo, me hicieron distanciarme del de Newark, prestando escaso interés a sus obras posteriores.

Pues bien, aprovechando que por mi estantería rondaba un ejemplar de una de sus últimas novelas que alguien tuvo a bien en regalarme, que no tenía nada mejor para leer en esos momentos, y que la obra en cuestión, “Invisible”, venía precedida de muy buenas críticas, me decidí a darle una nueva oportunidad. Y a Dios gracias que lo hice. ¡Que barbaridad de libro! Un relato melancólico y preciosista en el cual me he reencontrado con el mejor Paul Auster. Nuevamente una historia dentro de otra, como marcan los cánones del austerianismo. Una narración aparentemente sencilla pasada por el filtro de diferentes géneros literarios, modulada desde distintos puntos de vista y con el uso de diferentes tiempos verbales, todo ello también marca de la casa. A la fin y a la postre una clase magistral de escritura para jóvenes aspirantes… y para veteranos lectores negados en el arte de juntar palabras!!!

La historia de “Invisible” comienza a finales de los años 60 y tiene como protagonista a Adam Walker, joven poeta en ciernes, estudiante de literatura en la Universidad de Columbia, apuesto, educado, implicado políticamente y sobretodo ávido de vida y aventuras. El encuentro con una pareja de enigmáticos franceses desencadenará un tremendo suceso que le marcará de por vida. Ya en sus últimos días de vida, aquejado de una terrible enfermedad, decidirá poner en negro sobre blanco la historia de su vida, con especial énfasis en explicar como aquel incidente le marcará de forma irremediable. Para ello recurrirá a un viejo compañero de estudios con quien había roto todo tipo de contacto varias décadas antes y que ahora es un reputado escritor. 

Con esta novela Auster nos vuelve a sumergir en sus lugares favoritos, Nueva York y sus enormes avenidas, París y sus bucólicos cafés… y nos vuelve a dejar claras cuales son sus influencias/obsesiones/referencias literarias: los poetas clásicos, la épica de Melville, los cuentos de Hawthorne, los novelistas franceses (Flaubert, Stendhal…)… Además de incluir un curioso guiño al escritor español Enrique Vila-Matas.

Un reencuentro maravilloso e inesperado.  

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