domingo, 6 de febrero de 2011

Mi transistor


Le tengo mucho cariño a mi transistor. Y es que desde que era un crío he convivido con el mágico sonido de estos aparatitos, siempre presentes en mi hogar familiar. Es por ello que cuando decidí emanciparme, lo primero que hice es adquirir uno bastante apañado, concretamente un Sony no muy caro pero tampoco el más barato del mercado. Y desde entonces hasta ahora, casi una década después, porque aún continúa conmigo, cuando tengo necesidad de acompañamiento radiofónico ahí está el tío para prestar el servicio. Vale, es cierto que los años no pasan en balde para nadie y mucho menos para los aparatos electrónicos, pero es que le tengo mucho cariño a mi transistor y aunque me haga jugarretas de tanto en tanto prefiero no deshacerme de él hasta que deje de funcionar por completo. Aunque cada vez falla más y una de las últimas aportaciones al catálogo de errores consiste en cambiarme el dial. Vamos, que está un servidor duchándose o cagando tan contento mientras escucha a los de la SER y de golpe a repente se atraganta con los tertulianos de cualquier programucha de Onda Cero. Esto es lo que me pasó hace unas semanas y en pleno debate por la Ley Antitabaco, cuando mi amigo el transistor me introdujo en una tragicómica discusión acerca de las maldades de prohibir fumar en lugares públicos.

En la tertulia había una serie de personas argumentando (sure?) en un sentido u otro. Un tal Enric Juliana se dedica a aportar estadísticas sobre enfermedades provocadas por el tabaco a fumadores activos y pasivos, los costes que ello supone a la Seguridad Social e incluso hace un ejercicio de derecho comparado, contando las experiencias de otros países con legislaciones similares a la nuestra. Frente a ello el ubicuo periodista Ignacio Camacho (cada vez que enchufo la tele me lo encuentro pontificando en algún canal) se dedicó a cuestionar el argumento del ahorro en costes para la Seguridad Social, estableciendo que la experiencia inglesa demuestra que lo que se ahorran por no atender dolencias relacionadas con el tabaco, se gasta luego debido a que la gente vive más años. Una postura tan respetable como absurda. Aunque nada que ver con lo que aconteció después. La aparión  cual ciclón caribeño, del liberalísimo Carlos Rodríguez Braun, aka “a pesar del Gobierno”. El argumento del catedrático bonaerense es de traca. Criticar la ley por liberticida, tildándola de pantomima al cargo de un estado intervencionista en las libertades de las personas, para después recurrir (¡como no!) al principio de Godwin: “decir que la ley es buena porque reduce determinado tipo de enfermedades es como si me dices que los campos de concentración nazis eran buenos porque reducían la obesidad en la población judía”. Como diría Jesulín, “en dos palabras, im – pezionante”. O como dijo algún iluminado, si cada español (aún siendo nacido en ultramar) hablara de lo que sabe y sólo de lo que sabe, se haría un gran silencio nacional que podríamos aprovechar para estudiar.

En fin que es por ratos como éste por lo que adoro a mi transistor.  
I luv’ you Sony!

2 comentarios:

  1. ay, ya ves.. qué nostalgia dan estos aparatejos. yo el otro día fui a comer a casa de mis padres y de un montón de cosas mías aun para tirar recuperé una grabadora Sony de cassettes, quién sabe para qué.

    Por cierto paralelismos de la vida te va a gustar mucho este post, sino es sus gemelo/complemento yin&yang:
    http://globmanuel.blogspot.com/2011/01/radio-perdona-si-al-evocarte-se-me.html

    Y ahora las promociones...
    si quieres leer este post sobre el fumeque, cosecha propia, para mí fue la mejor manera de tomármelo. sobre "la magia del humo"
    http://lapor-la-la.blogspot.com/2011/01/cine-la-magia-del-humo-tipos-duros.html

    chao
    muac

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  2. ja ja... cierto, gran artículo el que me enlazas. ¡Otro amante del transistor! No estoy sólo en el mundo.

    Tu artículo sobre la magia del humo ya lo leí y me gustó mucho, te quise comentar algo en su momento y ahora no sé pq coño no lo hice. Sobre este tema había una serie de estudios muy interesantes en uno de los últimos números de la revista Nickel Odeon: "Cine y Humo" http://www.nickel-odeon.com/index1.htm

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