Con
este libro, el primero de una prometedora trayectoria literaria, Dave
Eggers sedujo a crítica y público hasta el punto que The Times lo
incluyese en su lista de libros más importantes de la década. Y es
que “Una historia conmovedora, asombrosa y genial” es un libro
especial, las memorias noveladas del joven Eggers quien, tras la
muerte de sus padres ha de responsabilizarse de su hermano de ocho
años. Inmediatamente decidirá romper con el pasado, vendiendo
la
casa familiar en
las inmediaciones de Chicago y emprendiendo
un viaje con
su hermano que los habrá de llevar hasta la maravillosa San Francisco.
El
libro comienza muy bien, de hecho esa primera parte en la que nos
cuenta los últimos días de vida de sus padres, es fantástica. Sin
caer en lo melodramático, Eggers consigue que sigamos con interés y
con alguna sonrisa unos momentos que, sin ningún género de dudas,
debieron ser terribles. Pero
después decae. Y lo hace principalmente porque lo que se
nos cuenta ya no es tan interesante. Un canto a la juventud y a las ganas de
vivir, es cierto, pero que no emociona tanto como me habían dicho. Todo ello empeora por culpa de un
estilo
narrativo que
abusa de los juegos literarios, además
de, porque no decirlo, aproximarse
a la pedantería en no pocas ocasiones. Lo cual no quita que haya pasajes brillantes y que
apreciemos en la prosa del joven Eggers muchos de los elementos que más adelante le convertirán en un escritor genial. En este sentido es
interesante ver como ignora cualquier tipo de barrera narrativa y creativa, introduciendo
un
prólogo enorme con
avisos a lo Cortázar (por aquello de “el lector puede leer sólo
los capítulos imprescindibles y no hace falta que lea los
prescindibles),
digresiones continuas, y cualquier experimento que se le ocurra
siempre que le sirva para su propósito.
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