Fue
a
principios del pasado mes de mayo cuando
El Columpio Asesino, banda liderada por los hermanos Arizaleta, presentó
el
que viene a ser su quinto elepé. Un
regreso más
que
esperado que no
creo
haya
decepcionado a casi
nadie.
Desde luego no a quien
suscribe estas líneas, que no
dudo
en
situar
“Ballenas muertas en San Sebastián” en el número cuatro de la
lista con
los discos más choriflayers publicados durante el 2014.
Y no
es para menos. Creo que es lo mejor que ha firmado la banda pamplonica al menos hasta el
momento. Superando con creces todo lo bueno que ya ofrecían en “Diamantes” y que se intuía en los tres discos anteriores.
Y es que el tono general de "Ballenas..." es glorioso. Crudo e intenso. Muy
kraut
y aún más Suicide, industrial y frío pero sin dejar de lado su
cara más
techno-pop. Por
todo ello me moría de ganas de verles sobre el escenario. Todavía más
cuando, no hace muchas fechas, me los tuve que perder por culpa de
ciertos imponderables. Así que para La3 que nos fuimos...
Y el encuentro fue satisfactorio. ¡Muy satisfactorio! Tienen tablas los gachones. Amén de una
buena puesta en escena y un muy buen sonido. Con ello nos ofrecieron
un concierto solido y largo, para suerte de un respetable
completamente entregado que abarrotaba, sin llegar a agobiar, el
recinto pre-portuario.
Como no podía ser de otra forma ardió
Babel con sus torres de papel, un coche bomba estalló en Moscú,
todo se hizo ruido y todo calló en el olvido, estudiamos libres
movimientos en ausencia de todo tiempo, pero también asistimos a
como el diablo da las llaves del cielo y, por supuesto, con
amigos y extraños coincidimos en los baños y bailamos, ¡vaya si
bailamos! Y solo íbamos de cervezas, ¡ojo!
La
verdad es que El Columpio Asesino son un grupo especial. Una rara
avis
dentro del panorama musical patrio. Una especie de halcón sacre cuyo
vuelo, aunque nos incomode y a veces nos turbe, merece la pena contemplar y aún más conservar. Privarnos de ello sería un crimen.
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