Gustav Möller podría ser el lateral derecho del Brondby,
el primo nerd de Thomas Gravesen o hasta uno de los pilotos del Ryanair
que volaba desde Valencia a Billund y viceversa. Pero no. Se trata del joven
director danés que ha firmado su tremendo debut cinematográfico con “The Guilty”
o “Den Skyldige” -o “El culpable” o “La culpa”, que no sé por qué esta mierda
no la traducen y sí otras-. Tenso y claustrofóbico thriller
que formalmente evoca a las novelas policíacas de espacio cerrado, pero que tiene la
virtud de abrirse a otros ambientes en la mente del espectador.
Tenemos al oficial Asger Holm, temporalmente suspendido de funciones por
algún suceso poco claro y que ha sido relegado al servicio de emergencias,
mientras se sustancia un proceso contra él. Durante el turno de noche, recibe
la llamada de una mujer acojonada por algo. Asger se percata de que la señora ha
sido secuestrada, por lo que intenta ayudarla con lo que tiene a mano,
básicamente el teléfono. Allí recluido, comienza a hacer llamadas a diferentes
colegas a lo largo y ancho del país en aras a localizar y liberar a la mujer. Sin
embargo y con el transcurso de los minutos, vemos como la cosa se sale de
madre. Y el asunto se va precipitando hacia situaciones inesperadas en donde
sobrevuelan los demonios personales del policía. Aquellos por los que se
encuentra confinado en una centralita de emergencias y no patrullando las
calles de Copenhague.
Trabajo de corte minimalista en el que Möller nos muestra
que no hace falta gastarse una millonada para facturar un peliculón. Un personaje y un espacio único. Solo un hombre hablando por teléfono
en una oficina de policía. Pero junto a esa escasez de medios
tenemos un sólido guión, una estudiada planificación, un encomiable tratamiento
del sonido, un actor fantástico y un gran pulso en la dirección. Con estos
mimbres nos mantiene en tensión durante los ochenta y tantos minutos de
metraje. Y ni siquiera nos deja con ganas de más, porqué la cosa acaba como y
cuando debe que hacerlo.
Interesantísima
ópera prima. No os la perdáis.
Las ideas trasciende al talonario amigo; lástima que no sea lo que impere a día de hoy. Pero me la anoto en mi enorme lista de películas que tengo en la recámara y que el día que me libere del tirano tiempo, veré. Cada día estoy más convencido de que la creatividad solo funciona de mano de la pobreza material.
ResponderEliminarAmén a todo broda'... Y sí, anótesela, creo q le puede gustar.
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