lunes, 22 de junio de 2015

Retorno a aquel Mediterráneo tan feliz

Íñigo Domínguez es vasco y además reside desde hace mucho en la bella Italia. Es más, según parece, su relación con el país que le vio nacer, se limita a pasar las vacaciones en familia y visitar a los amigotes de la infancia. Cuando este corresponsal de El Correo en Roma decidió embarcarse en el proyecto del que ahora os voy a hablar, llevaba la friolera de siete años fuera del territorio nacional. Y según el mismo reconoce, apenas si conocía la costa mediterránea, más allá de que, posiblemente, alguna vez se halla rustizado en las playas de Salou o hasta zampado algún remedo de pintxo de los que se elaboran en las "tabernas vascas" de Benidorm. Al margen de todo eso, no existen dudas sobre que Domínguez se ha convertido y por méritos propios, en uno de los periodistas españoles actuales más interesantes. Un tipo con unos puntos de vista que no son solo respetables sino que además, en la mayoría de ocasiones, considero acertadísimos. Y sus proyecciones, nunca gratuitas, se acercan peligrosamente al concepto de premonición. Valga como ejemplo la nota previa a la primera edición de "Mediterráneo descapotable" (Libros del KO, 2015):
"Cuando iba y venía de vacaciones tenía una sensación creciente de que todo el mundo se estaba volviendo loco y mi país cada vez me gustaba menos. La degeneración del paisaje visual, el explícito, me parecía a mí, era resultado de un concreto paisaje moral, oculto, o no tanto. En verano ya se empezaba a sentir que algo no iba bien -ya habían saltado las primeras alarmas por el desplome de la venta de pisos- pero ni nos imaginábamos el auténtico significado de la palabra crisis, que íbamos a descubrir enseguida, en caída libre."

El viaje que da origen a este libro y consiguientemente a este tipo de reflexiones, se produjo durante el verano del 2008. Al poco tiempo quedaría oficialmente inaugurada la crisis que aún hoy día perdura, con la celebérrima quiebra de Lehman Brothers -el banco, que no los maravillosos diyéis-.
La idea inicial era recorrer parte de la costa mediterránea, visitando sus principales enclaves, en tan solo un par de semanas y a bordo del descapotable que se cita en el título. El viaje comenzaría por Collioure (Francia), desde la tumba en la que reposan los restos de Antonio Machado, para terminar en ese esperpento llamado Gibraltar. Estamos por lo tanto ante un libro de ruta, escrito de forma amena e incluso divertida, aún cuando lo que hay detrás tiene poco de gracioso. De ahí que muchos de los chistes y bromas recogidas enmascaren furibundas críticas. A fin de cuentas, el distanciamiento obligado del periodista respecto a las realidades que presencia, le permite captar con mayor objetividad los defectos de un país ya en plena crisis, aunque por aquel entonces casi nadie fuese consciente de ello. Así es como vamos asistiendo a una relación detallada de desmanes, que van in crescendo conforme descendemos por la A-7. Y es que, visto lo visto, las barbaridades cometidas en Lloret de Mar o Burriana palidecen ante los despropósitos y las corruptelas que han campado a sus anchas en diferentes enclaves de las provincias de Málaga y Alicante o la región de Murcia.

Pero lo más interesante de este road-book, viene al final del viaje. Íñigo Domínguez se ha peocupado de redactar un apéndice actualizado a fecha de anteayer, el cual podría resumirse con el profético a la par que castizo "de aquellos polvos, estos lodos". Las casi cien páginas en las que consiste esta especie de informe sobre la corrupción mediterránea, debería avergonzarnos a todos aquellos que somos y/o habitamos a la vera del Mare Nostrum. El sinfín de corruptelas, la cantidad de políticos chapuceros y el tamaño de las tramas de delincuencia financiera que han aflorado durante los últimos años en esta parte del país, son una cosa tremenda. Increible que hallamos consentido que se llegara hasta ese punto. Y todo por culpa de un concepto mal entendido de lo que supone es la mediterraneidad. Turismo de Sol y playa que muchos -¡demasiados!- interpretaron como turismo de pelotazo y a huir.

También podríamos ver este "Mediterráneo descapotable" como un cuento moral. Una lamentable historia de tontos y/o malos en la que se nos conmina a aprender de nuestros propios errores y a no volver a insistir en ellos. Aunque es más bien un deseo que un mandato. Basta con oír a ciertos políticos de la terreta para darnos cuenta de que el cambio de modelo y sobretodo de mentalidad aún anda lejano. 

En definitiva, una recomendable lectura veraniega. Casi fundamental para aquellos que siendo de por aquí, aún no se han aprendido la lección... 

Ah! Que no se me olvide... Me parece un gran acierto por parte de la editorial, el haber ilustrado cada uno de los diecisiete capítulos de este libro-viaje, con otras tantas viñetas firmadas por mi amigo Esteban. Una serie de ilustraciones marca de la casa que le van como anillo al dedo a este librico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...