martes, 2 de marzo de 2010

Maderos de Ken Bruen

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Me ha costado Dios y ayuda dar con un ejemplar de esta novelita policíaca protagonizada por Jack Taylor, el detective privado y ex – policía protagonista de la serie creada por el irlandés Ken Bruen. Y pensareis: “¿coño, a Santo de qué tanto interés por agenciarte ese libro?”. Pues simplemente por tratarse de una de las escasas tres recomendaciones que Don Winslow, el autor de la magnánima “El poder del perro”, realizó en el curso de la entrevista digital que concedió a El País hace un par de semanas. Y para un servidor, a día de hoy y mientras no me defraude, lo que diga el señor Winslow va a misa.

El libro comienza con el amigo Jack Taylor siendo expulsado de la policía por su incurable alcoholismo. O más bien por emborracharse y no saber controlar sus instintos violentos, en especial contra los ilustres representantes de los poderes establecidos de su ciudad. Esto último será lo que verdaderamente le cueste el puesto. A partir de ese momento, sin trabajo, sin familia y sin expectativas, Taylor se arrastrará por todos los bares de su ciudad natal, Galway. Pues bien, será en uno de esos míticos pubs irlandeses, entre tragos de Jameson y pintas de Guiness, cuando nuestro protagonista decida convertirse en detective privado. Llevado por los efectos euforizantes propios de la ingesta masiva de alcohol, a Taylor le dará por pensar que él, con sus años de experiencia como policía, podría llegar a ser el Sherlock Holmes local. Y todo empieza a tener sentido cuando una angustiada madre decide confiarle la investigación de las circunstancias del suicidio de su hija. Lo que en un principio parecía un caso sin aparentes complicaciones, muy pronto y con el desarrollo de las primeras pesquisas, se revelará como algo mucho más complejo. Y con profusión de corruptelas y otros elementos sordidos.

Con todo, la gracia del libro radica en no ser lo que aparentemente es. O sea, que no es exactamente lo que entendemos por una novela negra o policíaca. Vale que el personaje de Jack Taylor responde al arquetipo de antihéroe cínico, autodestructivo y duro como una roca tan habitual del hard boiled clásico y su correspondiente versión cinematográfica: el film noir. Pero en esta ocasión la historia policíaca o detectivesca no es lo primordial, sino que actúa más bien como un MacGuffin sin apenas relevancia. Una mera excusa argumental que nos permite acceder a las interioridades de un ex policía en plena bajada hacia los infiernos del alcoholismo, con sus anhelos y sus miserias y con millones de pecados por expiar. Ok hay un caso, pero termina siendo del todo secundario. De hecho, casi desde el principio sabemos en que va acabar todo. Y lo poco que hay por descubrir se nos desvela en los dos primeros capítulos.   

Si a eso le sumas que está escrita con mucha gracia (casi toda en forma de diálogos, en ocasiones muy ingeniosos) y que abundan los “homenajes” bibliográficos, apuntes musicales y cinematográficos (que en contra de lo que pudiera parecer, no van en detrimento de la obra convirtiéndola en un ejercicio de pedantería e impostura intelectualoide), tan sólo puedo concluir diciendo que la novela me ha gustado mucho. Por cierto que, en relación con el tema de los “homenajes”, alguno de los libros citados por Bruen tienen muy buena pinta, así que, por si logro encontrarlos, permanezcan atentos a sus pantallas… próximamente en su bitácora favorita.

Por todo lo dicho, porque lo que se cuenta es muy interesante, por que es lúcida, sintética y corta y ya se sabe que “lo bueno si breve dos veces bueno”, os recomiendo encarecidamente la lectura de “Maderos – Un caso de Jack Taylor”.

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“Nunca tuve intención de matarle.
Se abusa más allá de lo tolerable de una expresión corriente: Me dejé llevar. Se utiliza para disculparlo todo desde
las palizas conyugales
hasta
conducir borracho.
Bueno, pues me dejé llevar. Lo que empezó como un ejercicio de intimidación acabó en asesinato.”

3 comentarios:

  1. ¿Se llama maderos tal y como llamamos a nuestro amado cuerpo de seguridad en barrios como el mío?

    La verdad es que tiene buena pinteja!!!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Muchísimas gracias!!!
    No me gusta la novela negra como tal, aunque me interesa como recurso (véase Detectives Salvajes, Dejen todo en mis manos, de Levrero, etc, etc...)

    Así que me lo bajo.
    PD. Willy Toledo es mediocre como actor,productor, activista y persona.
    Me gustaría que se fuera a fumar unos porrillos a Cuba y que le echaran 10 años, que es lo que le ha caído a un cubano amigo mío por compartir unas hierbitas

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