De Richard Bausch no me había leído
nada. Es más, apenas conocía algún dato sobre él, más allá de que fuese un buen
amigo del mítico Raymond Carver. Y en estas estaba cuando cayó en mis manos una
novelita titulada “Paz”.
¿Y que es "Paz”? Pues se trata de una historia de guerra,
protagonizada por un grupo de jóvenes soldados norteamericanos a los que se les
encomienda una misión exploratoria en Italia, en el marco Segunda Guerra
Mundial. Los chicos, casi adolescentes, se verán así inmersos en una terrible
noche, atravesando colinas nevadas que nunca terminan, con un frío insoportable,
una lluvia que no cesa y con la amenaza constante de los francotiradores alemanes
escondidos en los márgenes del camino para facilitar así la huída del ejército
nazi.
La aventura de esta patrulla sirve
a Bausch para mostrarnos la locura de las guerras y el infame comportamiento de
los contendientes, seres humanos que no saben de patrias ni de Estados y que,
en definitiva, tan sólo buscan sobrevivir. O sea, que Bausch no cuenta nada
nuevo que no hayamos leído y/o visto ya en decenas de libros y películas, pero
lo cuenta muy bien. Otra reflexión más sobre el horror que, si bien no puedo
calificarla de imprescindible, al menos, sí que la encuentro muy entretenida.
"Miró de nuevo a su alrededor. La lluvia había dibujado un reguero en la maraña de un zarzal, un brillo de plata que descendía hasta el fango del sendero. El agua era muy trasparente y muy limpia. Se echó la carabina al hombro y regresó despacio a la guerra."
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