Como
reza en la contraportada, estamos ante las memorias de un bosnio que
emigra a los Estados Unidos huyendo de la guerra. El joven Ismet saldrá de su Tuzla natal, aprovechando un permiso de viaje a Escocia para
actuar con su compañía de teatro, logrando llegar hasta California
en donde le aguarda un futuro como universitario. Como os podréis
imaginar la cosa va de guerra, de dificultades de adaptación, de
rabia, de amor/odio y de recuerdos, muchos recuerdos, terribles
recuerdos. Pues sí... pero no. Porque de lo que realmente va
“Esquirlas” es de un tipo que está hasta los huevos de todo, de
su país, de su nuevo país, de su vida y de sus otras vidas
-figuradas o fabuladas-, de lo que pudo ser y no fue y de aquello que
nunca más será. Para ello Prcic recurre a hablarnos de sus esquirlas, esas
astillas o fragmentos desprendidos de sus propios huesos que le
lastran en ese futuro supuestamente mejor. Y nos lo cuenta todo sin
tapujos. Desde recuerdos,
hasta
confesiones,
desde
ininteligibles paranoias, hasta ficciones y fabulaciones en las que
se aprecia una clara intención
paliativa,
de evitar el dolor o al menos minimizarlo, de alejarlo y observarlo
desde
la
distancia para que duela menos.
No duermo bien. Casi no duermo. Sueño que voy a la universidad y liquido la gente con un kalashnikov. Sueño que lanzo granadas por la ventanilla de mi coche. Sueño que disparan contra mí. No he podido ir a un médico de verdad, porque aquí tienes que estar asegurado o pagar a tocateja, así que fui a un tal doctor Cyrus, un médico voluntario del campus, y me recetó sedantes, que tomo como caramelos.Dice que tengo un trastorno de estrés postraumático. Dice que las pastillas son solo una solución a corto plazo y que, para mejorar realmente, necesito situar mi experiencia en un marco más amplio, un marco que me ayude a darle sentido a todo. Fue él quien me dio la idea de escribir unas memorias. Le pregunté qué debía escribir para que esa terapia diera resultado y dijo: “Escríbelo todo.” Le pregunté por dónde debía empezar y dijo: “Empieza por el principio.”
Es
un debut literario y como tal me parece un libro más que correcto.
Es un
libro honesto, realista
y está bastante bien escrito. Su comienzo es brutal e incluye
pasajes ciertamente brillantes, con algún
que
otro destello
narrativo. Triste
y emotivo
pero sin prescindir de elementos humorísticos.
El
problema es que conforme avanza, la cosa va perdiendo fuelle. Vamos,
que el libro va de más a menos y al final acusa una evidente falta
de cohesión entre las “esquirlas”. Y es que hay historias
en
las que el autor se
extiende demasiado y
otras, con más posibilidades e interés,
que
deja de lado demasiado pronto. Y sí, también es verdad que parece
un libro de autoayuda, pero no os asustéis, no va destinado a
nosotros, tan solo a su propio autor.
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