miércoles, 4 de noviembre de 2015

Furmanizado

A ver. El que la visita de Ezra Furman esté pasando casi desapercibida para tantísima gente de esta país, inclusive dentro de selectos ambientes musicales, no tiene perdón de Dios. Menos aún en el caso de estos últimos, repletos de eruditos de la cosa tan proclives a pontificar en sus columnas, foros de Internet y hasta conversaciones de barra de bar -musical o no-. Y es que con menos de treinta años y seis álbumes sobre la chepa -los tres primeros junto a The Harpoons- la que está liando este chaval es de aúpa. No solo porque sus discos, especialmente los dos últimos, sean una puta maravilla, sino también y muy especialmente debido a su exuberante directo. Algo digno de ser visto.
Os lo digo yo, que fui uno de los pocos privilegiados -¡no había ni media sala!- que asistió al desparrame pop-rock-punk-garage y dos huevos duros que el de Evanston protagonizó en el Teatre La Rambleta durante la noche del pasado martes. No creo que ni una sola persona entre los presentes saliera defraudada. ¡Para quedarse inmune ante tamaño arsenal! Veintidós torpedos musicales con los que el tipo se metió a todo quisque en la butxaca.

Y eso que asistí con la expectativa muy alta, lo cual tiene sus riesgos. Pero dio absolutamente igual. Este hombre está muy por encima de todo eso. Da la sensación de que se halla en su momento y justamente por eso es justo ahora cuando hay que verle y gozarle. También es verdad que, mi enamoramiento es tal, que aún si vuelve ya más talludito y viviendo de las rentas, con el ansia, la rabia y hasta la inspiración tamizada, también acudiré a su encuentro. Solo sea por comprobar cuanto se perdió en el fuego y sobretodo para disfrutar de lo que quede, que seguro será mucho.

He mencionado antes que sus dos últimos discos me parecen grandiosos. Asombrosos, añadiría. Porque están repletos de cortes a cada cual más diferente, conformando así una enorme madeja que hace imposible etiquetar su música. Evidentemente el tipo está abierto a todo tipo de ideas y tendencias. Se acerca a ellas, las deglute, luego las digiere y al final nos presenta esa transformación en forma de canciones, a veces delicadas y otras absolutamente desgarradoras. De ahí que se haya querido ver en su música el sello de unos Violent Femmes, Paul Simon, Jonathan Richman, los Beatles, los New York Dolls y por supuesto el puto David Bowie. La marca de este último es visible hasta en la pose que Furman adopta sobre el tablao -aquí en Valencia apareció con pelo azul, labios pintados y ataviado con un enorme collar de perlas. Tan solo echamos en falta la faldita exhibida en otros parajes. La próxima vez será-. Todo esto para señalar el mayúsculo acierto que supuso, a mi parecer, que el noventa por cien de la actuación estuviese consagrada a enaltecer los cortes del “Day of the Dog” (2013) y el recientemente publicado “Perpetual Motion People” (2015). Un álbum este último que, lo anticipo, aparecerá muy -pero que muy- arriba en el ranking de recomendaciones musicales de TCBUP al cierre de ejercicio.

La cosa comenzó sosegada, con “Day of the Dog”, pero rápidamente se aceleró con varios cañonazos incluidos en ese mismo disco como “Anything Can Happen”, “I Wanna Destroy Myself”, “Caroline Jones” (cara B del single “My Zero”) y un par de aportaciones extraídas de “The Year of No Returning” (2012) – en concreto “American Soil”, que sonó como un trueno, y “Bad Man”-. En este primer bloque también tuvimos la suerte de disfrutar de una versión sosegada de “And Maybe God is a Train”, que, si bien la prefiero en su formato original, demostró la capacidad de reinvención que tiene el andrógino geniecillo.

En el segundo bloque se aglutinaron varios de los platos fuertes de la velada. Cosas tan brillantes y a la vez tan diferentes como “Lousy Connection”, “My Body Was Made”, “Wobbly”, “Haunted Head”, “Tip of a Match” y la delicada “Ordinary Life”, canción que, según nos contó el propio artista -no sé si medio en broma- escribió en un momento bastante jodido en el cual decidía sobre su permanencia en el mundo de los vivos. También se paseó por allí el jitazo por excelencia de la corta pero larga trayectoria de Ezra Furman: “My Zero”. Lástima que fuese justo aquí -y solo aquí- cuando “The Boyfriends”, cómplices musicales del susodicho de un tiempo a esta parte, se desajustasen un poco. Ni siquiera creo que fuese culpa del principal implicado, el saxofonista Tim Sandusky, quien con su instrumento es el responsable de aportar esos toques tan elegantes e intensos característicos del universo Furman. Para finalizar y descontando el asunto de los bises, sonaron “The Mall”, “At the Bottom of the Ocean” y poniendo todo aquello patas pa'rriba ese himno titulado “Tell'em All to Go to Hell”.

Después vino la sorpresa en forma de bises. Y digo sorpresa no por el consabido teatrillo que esta práctica absolutamente desvirtuada, pero por todos aceptada, supone. Tampoco por la euforizante despedida a través de “Restless Year”, momento esperado hasta por el menos avezado entre los allí presentes. Me refiero a la libérrima adaptación del “Crown of Love” de los Arcade Fire que se sacaron de la manga Mr. Furman y sus novios, amén de la presentación a pelo -vamos, el peliazul pero sin banda de acompañamiento- de una nueva canción titulada “Penetrate” o “Penetration”.
Y hasta aquí.... Eso es todo lo que os tenía que contar. Tan solo me queda darle las gracias al artista por recordarnos que la música, aún hoy día, sigue siendo el mejor antídoto contra la depresión. Sobretodo en los tiempos de zozobra que nos está tocando vivir.

Pensaba que el concierto estaría bien, pero fue aún mejor. Uno de los mejores – sino el mejor- del año 2015. 

2 comentarios:

  1. Aiiiiiinssss Sulo, ese placer de salir flotando de una sala, después de los Drones y su salvajismo reptante molaba saltar cual niños con juguete nuevo. Este disco y su directo ha conseguido que vuelva a repasar discografías olvidadas. El doble de un jovencísimo emilio Aragón pero más irreverente; con esa sonrisa entre lo inocente y percerso; me noqueó, .
    Ahora, puestos a pedir podía haber tocado alguna de los harpoons, que el segundo me mola un montón.

    ResponderEliminar
  2. Jajajajaj... No me había percatado del simil con Milikito. Bien tirado. La verdad es que el concierto fue increible y aún hoy, casi una semana después, sigo eufórico a causa de tamaño acontecimiento. Quizás tengas razón en que se echó en falta algo más de su primera obra con los Harpoons, pero bueno, es que sus 2 últimos elepés me molan tanto que hasta me dio igual...
    Salut...

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...