No voy
a ponerme aquí a desgranar las grandes virtudes que atesora la creación más celebre de don Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, ni a relatar la
influencia de este cuadro en la obra de unos cuantos artistas posteriores. Tampoco
es mi intención ahondar en su condición de cumbre del arte
barroco, ni resaltar el hecho - bien conocido por otra parte- de que estamos ante uno
de los grandes momentos de la pintura occidental. Ni siquiera abordaré el asunto de los enigmas que el lienzo encierra, por mucho que resulte
fascinante elucubrar sobre esos secretos ocultos -algunos no lo son
tanto- que Las Meninas esconden a plena vista.
Durante
siglos, el cuadro que representa a la familia de Felipe IV, ha
inspirado a artistas y escritores, convirtiéndose en un verdadero
icono cultural. Los últimos en caer rendidos han sido los madrileños
Santiago García y Javier Olivares, guionista el primero, ilustrador
el segundo, de ese fantástico tebeo titulado precisamente “Las
Meninas” y que ha sido justísimamente galardonado con el Premio Nacional del Cómic
2015. El jurado lo ha elegido por, literalmente, “ser una obra que
asume un riesgo en la estructura narrativa y en el planteamiento
gráfico que se resuelve con brillantez, y por constituir un buen
acercamiento a la figura de Velázquez, su época y su influencia en
otros artistas”.
Y no
es moco de pavo. Porque sumergirse en él y en la deconstrucción que
de la figura de Velázquez y su proceso formativo/creativo que
le habría de llevar hasta pintar "Las Meninas", es una de las mejores
cosas que le puede pasar en estos momentos a un apasionado del mundo de la historieta. Y hasta del universo pictórico creado por el gran
maestro sevillano, ¡que coño!
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