Esa
jodida manía de etiquetar y clasificar toda nueva propuesta musical
y a su perpetrador. Esa jodida manía de señalar la ascendencia
musical del susodicho y declararle heredero de prominentes figuras
del pasado. Esa jodida manía que tranquiliza a crítica y publico,
remitiéndonos a los melómanos -de medio pelo- a descubrir cual será
la siguiente nueva tendencia. Esa jodida manía tan mal tolerada por
algunos de los protagonistas de la música así etiquetada. Esa
jodida manía que hace que, con precisión de relojero, año tras año
asistamos al nacimiento de un nuevo estilo musical y al advenimiento
del nuevo Dylan, el nuevo Bowie, los nuevos Joy Division y hasta el
nuevo Camarón...
Pues
bien, de no ser por esa jodida manía este menda no habría podido
sumergirse en los maravillosos mundos de doña Eilen Jewell, also
know as la nueva Loretta Lynn. Jodías manías que, al final de la
carrera, ni son buenas ni malas sino todo lo contrario. En este caso
todo lo “countryario” -ouyeah-. Y es que la Jewell puede llegar a
ser en el mundo del country lo que en su momento fue la Honky Tonk
Woman. Así lo afirman algunos de los que saben de esto. Si bien,
esos mismos son quienes señalaron como trasunto de “la hija del
minero” a personalidades tan dispares -sobretodo en lo que a
calidad musical respecta- como Lucinda Williams, Gillian Welch, Tift
Merritt y últimamente (OMG!) en la señorita Lindi Ortega. Pasando
por alto la coña que supone esta última comparación, a la única
que veo en el papel -además de a Eilen- es a Lucinda y con matices.
Nunca a una hoy retirada (¿?) Gillian Welch quien jamás consiguió
enamorarme y mucho menos a la señorita Merritt, mucho más en la
onda de Joni Mitchell.
El
caso es que el descubrimiento de Eilen no se ha producido ahora. Esta
bitácora ya se hizo eco del fantástico espectáculo ofrecido en
Valencia por la cantautora de Boise hace unos años. Fue en octubre
del 2010 y gracias a un concierto al que acudí con muchas
expectativas, pero también con algo de miedo, como si de una cita a
ciegas se tratara. Todo ello por mor de la machacona campaña
publicitaria en ciertos medios, bien aderezada de loas y parabienes.
Y es que muchos saludaron efusivamente aquella gira española, la
segunda de esta rubia de porcelana por la piel de toro. Eso hizo que
este menda se interesase en comprobar si por los poros de la Jewell
realmente rezuma el espíritu de Loretta, más allá de ser la
responsable de un bonito homenaje, en forma de disco del año 2010,
que se titula “Butcher Holler: A tribute to Loretta Lynn”. A Dios
gracias que me dejé seducir y fui al evento. Desde entonces soy
fan...
...y
desde entonces suplico por que la señorita comparta sus nuevas
canciones. Amén de su vuelta a la noche valenciana para defenderlas
sobre las tablas. Alguien por allá arriba debió atender mis
plegarias ya que durante este 2015 hemos tenido la suerte de
disfrutar de un nuevo disco de Eilen Jewell -“Sundown Over Ghost
Town”- y de que programe un bolo en Valencia para presentárnoslo
como es debido. Esto último pasó durante la noche del pasado jueves
y de eso es de lo que os quería hablar. Un concierto al que la diva
vino acompañada de esa fantástica banda en donde destaca
sobremanera, además de ella misma, un extraordinario guitar-hero
llamado Jerry Miller. También el bataca Jason Beek, a la sazón su
marido y padre de esa niñita que les acompaña durante la gira. La
misma a la que dedicaron una deliciosa versión del “My Girl” de
los Temptations a modo de despedida y cierre.
El
concierto -celebrado en El Loco- estuvo centrado, como no podía ser
de otra forma, en los cortes incluidos en su último lanzamiento. Un
álbum con un sugerente título que alude a su nueva residencia en
Idaho, su tierra natal, a donde la familia Beek-Jewell decidió
retornar tras unos años afincados en Boston. Se trata de un disco de
corte más intimista e introspectivo que los anteriores, al que
cuesta entrar pero del que, una vez dentro, es bastante difícil
salir. Así pues, en el tracklist de la noche se colaron joyitas como
“Worried Mind” -canelita fina que sirvió para romper el hielo”,
“Hallelujah Band” -cançoneta repleta de notas autobiográficas-,
“Río Grande” -con rasgueo de guitarra a lo flamenco incluido- o
“Song Bird” -también dedicada a su omnipresente bebé-. Por
supuesto recuperó cortes de su álbum más reconocido, aquel “Queen
of the Minor Key” del 2014 y gracias al cual bailoteamos con “Ban
Bang Bang”, nos tranquilizamos un poco con “I Remember You” y
nos emocionamos con esa delicia que es“Santa Fe”, más aún
en la forma que fue interpretada: a pelo -voz y guitarra, vamos-. Con lo que quedó patente que sí, que es
verdad, que se podrá discutir quien es más o menos heredera de la
señora Loretta, pero no quien es la auténtica "reina del tono menor".
Entre medias también hubo tiempo para que se colaran la fantástica “Rain Roll In” del “Sea
of Tears” (2009) -mi canción favorita de su ya amplio repertorio-,
o “Richman's World” y “Mess Around” incluidas en sus dos
primeros -y olvidados- discos de estudio. Y como no, las fantásticas
versiones marca de la casa. Además del mencionado jitazo de los Temptations, el “Shakin' All Over” de Wanda Jackson,
“Drop Down Daddy” de Lucinda Williams, “The End of the Line”
de Bob Willis & His Texas Playboys y, of course, “Fist City”
de Loretta Lynn.
En
definitiva, un concierto tremendo al cargo de alguien que pasa por
ser una de las voces más interesantes de la música norteamericana
actual. ¡¡¡Que nos dure pardiez!!! Y
que la podamos ver por aquí cuantas veces que haga falta.
Y eso
es todo...
...bueno... no. Se me olvidó comentar que hubo teloneros. Respondían al nombre de Miss
Tess and The Talkbacks. Dueto de Nashville que practica una suerte de
country-rock, con una deriva algo más swing que la banda teloneada.
Además participaron como músicos de acompañamiento en algunas de
las versiones interpretadas por Eilen Jewell y su banda durante el
show. Algo que, sin ningún género de dudas fue su mejor aportación
a la velada. Y es que las canciones propias de Miss Tess y su
compañero, sin estar mal del todo, no me parecieron nada del otro
jueves.
Y ahora
sí que está todo...
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