Pues eso, allá que fuimos aún con la resaca del concierto de Exquirla del que os hablaba en la anterior entrada. Y bendita resaca. Pese a lo cual y pasando por alto la inevitable comparación, lo pasamos realmente bien, saliendo más que satisfechos del bolo. Además, por si no había suficiente, después del concierto nos pegamos un buen homenaje a base de ceviche, causa limeña, pisco sour y demás mandangas ideadas en algún territorio de ultramar. ¿Qué mas se puede pedir?
Los chicos salieron fuertes a escena y es que, nada mejor que poner toda la carne en el asador desde el inicio. Para presentar esa peculiar propuesta de synth-pop dadaista y cariz melodramático nada mejor que hacerlo con la que, en mi opinión, es su mejor canción hasta la fecha: “Antes de conocerme”. (“Tú ya estuviste destrozada antes de conocerme. Si se te fue la luz, no culpes a nadie que tengas delante… Para ti siempre será la estela, tu estela querida. Para ti siempre será la bestia, tu bestia querida...”)
El show estuvo consagrado a desgranar los cortes de “Voces” (2016). Notable segundo álbum del cuarteto barcelonés. Por allí desfilaron “La noche interminable”, “Mi amiga salvaje”, “Nubes Grises” o “Una especie de costumbre”... Dando la razón a quienes afirman que en las últimas composiciones de "El Último Vecino" hay un alejamiento respecto a la oscuridad de los comienzos. Por decirlo de otra manera, que las nuevas canciones tienen más de El Último de la Fila y menos, aunque también, de Golpes Bajos. A ver, mantienen ese regusto a los Smiths, a The Cure –¡Ese comienzo de “Mi Escriba”!- o, por venirnos a terreno patrio, la impronta del sonido La Mode. ¡Y a Dios gracias! A veces incluso me recuerdan a The Drums. Aunque buscar influencias entre coetáneos resulte injusto.
Dentro de un setlist bastante amplio, también hubo espacio para recuperar canciones antiguas como “Los Ángeles”, o incorporar cositas nuevas como esa marcianada llamada “Mi chulo”. Tremenda versión de La Zowi, la trap queen española por excelencia y que mejora con mucho a la original. “…hemos dejado de vender todo eso. Y ahora solo quiero kilos, kilos de besos. Que el colchón ya está bien grueso. Ya solo he dejado de vivir de eso…”
...y si a todo eso le sumamos la inmejorable compañía, las ganas de fiesta de uno pese al cansancio y la performance de Gerard & Co, especialmente sus energéticos bailecitos a medio camino entre Morrisey y Raphael, bien mereció la pena el esfuerzo.
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La foto con la que ilustro la entrada es de El Club de los Pilotos Suicidas.
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