“...libra mi cuello de la espada, y mi vida de las garras del perro.”
Así finaliza “El poder del perro”, la primera de las obras seleccionadas
por Rodrigo Fresán para formar parte de la colección Roja&Negra de
la editorial Mondadori. La serie pretende abarcar todas las texturas del género
negro, buscando atraer a aquellos lectores que deseen acceder a novelas de
calidad, pasando de esas burdas aproximaciones al género que han proliferado durante
los últimos tiempos.
Lo
primero que debo hacer es alabarle el gusto al señor Fresán. Es lo justo. Y es
que solo gracias a eso he podido disfrutar de “El poder del perro”. Sin ningún
género de dudas el mejor libro que me he leído en años. En vista de lo cual, pienso
agenciarme un ejemplar de “Delitos a largo plazo” -del autor
británico Jack Arnott-, que es el segundo título recomendado por el escritor y
periodista argentino.
Ya entrando en materia, estamos ante un thriller épico y
sangriento de 718 páginas que explora los rincones más oscuros de la miseria
humana. A pesar de la extensión, una vez comienzas con él, no puedes parar
hasta finalizar y de hecho te lo zampas en un plis plas. Y es que “El
poder del perro” quizás sea la gran novela americana sobre el narcotráfico. No exagero
para nada. Es tremendo. El mismísimo James Ellroy ha alabado este librazo de
Don Winslow, un autor neoyorquino no muy conocido por estos lares. Hasta ahora,
supongo. Lo cierto es que el tipo, ya curtido en estas lides por lo que veo, ha
mezclado con absoluta maestría ficción y realidad. Recreando un complejo lienzo
sobre el comercio de drogas entre los EEUU y México.
Así pues la cosa se enmarca en la guerra contra la droga en torno al Río Grande,
frontera natural entre Texas y los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Nuevo
León y Tamaulipas. Allí se darán cita la cruzada de un agente de
la DEA poco escrupuloso con la legalidad, una prostituta de alto standing que
tan solo busca sobrevivir, o un chico proveniente de los bajos fondos reconvertido
en asesino a sueldo por puro azar. También un cura católico empeñado en ayudar
al pueblo al coste que sea, una familia de narco-vaqueros obcecados
en dominar el negocio a escala global y una pléyade de políticos y militronchos
afanados en evitar el auge del comunismo en Centroamérica. Estos últimos no
dudaran en establecer alianzas con quien haga falta, incluidos los propios
narcotraficantes, para lograr su cometido.
La trama es vertiginosa y absorbente y es ahí donde Winslow demuestra su maestría.
Desplegando una compleja historia que se desarrolla en diferentes planos y que contiene
una poco disimulada denuncia a las implicaciones reales entre los narcos, los gobiernos,
los guerrilleros, la Iglesia y diferentes grupos de poder. Y no sólo en México
sino también en su país, los EEUU. De ahí que los protagonistas de la novela
enmascaren, toscamente, a personajes como “El señor de los cielos”, “Don Neto” Fonseca, a los temidos hermanos Arellano, al cardenal Posadas, al mítico
gánster del Hell's Kitchen Mickey Featherstone, al agente
encubierto Enrique “Kiki” Camarena, al jefe mafioso Paul Castellano,
al candidato a la presidencia de México Luis Donaldo Colosio y al coronel del
cuerpo de Marines Oliver North (entre otros muchos). Y es que, por si había
alguna duda, la novela tiene tanto de inventado como de cierto y en este
sentido, como comenta la crítica norteamericana, “con que tan sólo un diez
por ciento de lo que se cuenta sea verdad, ya sería insoportable”.
Según Rodrigo Fresán, quien también prologa la novela, México es la patria
espiritual de los fugitivos y el encandilador agujero negro con picante
perfume noir en el que, por lo general, los personajes caen
para matar, enloquecer, iluminarse o morir… O como ocurre en “El poder del
perro”, hacer todas esas cosas al mismo tiempo y no necesariamente en ese
orden.
Un gran acierto, sí señor…
Libro monumental.
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