sábado, 29 de agosto de 2009

La soledad de los números primos


Mi tercera lectura estival ha sido este best seller obra de un joven becario de la Facultad de Físicas en la Universidad de Turín. “La soledad de los números primos”, que así se titula y a la que me acerqué sobre todo por lo seductor del título. Luego me he enterado que se trata del fenómeno editorial más relevante de los últimos años en Italia, del que se han vendido ya más de un millón de copias. Encima es la ópera prima del tal Paolo Giordano, quien ha sido galardonado con el Premio Strega por esta novela, sucediendo a “Como Dios manda” del gran Niccolò Ammaniti. Recordar que ese galardón es el más importante dentro de las letras italianas.

Con estos antecedentes la novela pintaba bien y cierto es que me ha gustado bastante. Es más, la he leído del tirón en una noche de insomnio. Y es que la forma que tiene el autor de acercarnos a la soledad y al dolor de los personajes protagonistas, te cautiva desde la primera página. Empleando un lenguaje sencillo que no simple, Giordano nos cuenta como decisiones puntuales pueden determinar el resto de nuestras vidas y como nuestros actos en el pasado pueden alterar la felicidad futura. Y a eso es a lo que se ven sometidos dos tullidos sociales marcados por sendos hechos acaecidos en su tierna infancia y que nunca lograrán superar. Pese a que se les presentará la oportunidad de expiar sus pecados, encontrándose mutuamente. Pero al igual que le pasa a los números primos gemelos, entre ellos siempre se interpondrá un número par.
“En una clase de primer curso Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.”

Y esta bella metáfora nos da la clave de la dolorosa y conmovedora historia de Alice y Mattia. Interesante ópera prima sí señor. Le seguiré la pista al señorito Giordano.

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