En
uno de esos espacios radiofónicos estivales de la cadena SER, se dedicaron a
hablar de Vivien Leigh, Rita Hayworth y otras actrices malditas dentro del
universo Hollywood. No tanto de su obra como de las tormentosas circunstancias
vitales que las acompañaron. De entre los casos mencionados el más interesante es
el de Jean Seberg, actriz estadounidense muerta en extrañas circunstancias en 1979.
¿Quién no la recuerda en “Santa Juana” (1957), “Buenos días tristeza”
(1958), “La leyenda de la ciudad sin nombre” (1969), o muy
especialmente en “Al final de la escapada” (1960)? Esta última, dirigida
por Jean-Luc Godard, película clave en el despertar de la Nouvelle
Vague.
Escena mítica de “Al final de la escapada” en la cual Patricia -Jean Seberg-, una aspirante a escritora que vende el Herald Tribune por los Campos Elíseos, se encuentra con Michel -Jean-Paul Belmondo-.
El
caso es que la Seberg, pese nacer en un pueblecito de Iowa, donde triunfó fue
en la vieja Europa. Aquí desarrolló casi toda su carrera. En parte obligada,
tras la airada reacción con la que los fundamentalistas cristianos de su país acogieron
su papel como Juana de Arco en la cinta arriba mencionada. Tampoco le
ayudó una agitada vida personal, repleta de fiestas, abusos y parejas. De hecho
los episodios más difíciles de aceptar para el puritanismo yanqui, fueron aquellos
relacionados con su supuesta promiscuidad. Y es que la Seberg, pese mantener
una relación más o menos estable con el escritor y diplomático francés Romain Gary, no le hacía ascos a compartir alcoba con quien le viniera en gana. Especialmente con jóvenes compañeros de rodaje o habituales de las fiestas a las que acudía. No parece extraño pues que su matrimonio acabara en divorcio. Lo mismo le
ocurrió las otras tres veces que decidió pasar por la vicaría.
De
todas formas y según cuentan sus biógrafos, la vida de la Seberg dista mucho de
esa imagen de crápula que se nos ha legado. La incapacidad para engendrar un
hijo y una personalidad frágil, además de una serie de sinsabores vitales,
determinaron que desde pronto cayera en una profunda depresión, que le llevaría
a suicidarse con tan sólo 41 años. Es verdad que las circunstancias del deceso
no están del todo claras. Los médicos determinaron que la muerte le sobrevino
por una sobredosis de barbitúricos, pero estuvo varios días desaparecida hasta
que alguien encontró su cadáver en un basurero a las afueras de París. Esos
días previos son un auténtico misterio y dan pie a todo tipo de especulaciones.
En todo caso, sí sabemos que la actriz había intentado suicidarse en varias ocasiones.
Una
cosa de la que me enteré y desconocía, es que la Seberg también estuvo investigada por
el FBI. Tuvo que ver con su simpatía por los Panteras Negras. Lo cual, como no podía ser de otra
forma, le trajo complicaciones con los sectores más reaccionarios de Hollywood, que
orquestaron varias campañas de descrédito. Según parece, la relación con el
colectivo le viene de una de aquellas fiestas de desbarre en la que acabó
con el líder de la organización revolucionaria. Desconozco si es este mismo,
pero también tuvo tratos con un primo hermano de Malcolm X. En todo caso, parece
comprobado que la Seberg tenía ideas políticas cercanas a la extrema izquierda. Convirtiéndose en un peligro para la moral, la política y la sociedad americana de la época.
A
modo de anécdota, comentaron como estuvo relacionada con España en uno de
tantos capítulos extraños en su vida. Aquí conocería a un joven Ricardo Franco,
futuro director de joyitas como “La buena estrella” (1997), comenzando un
idilio que se mantuvo en secreto hasta hace pocos años. Una relación de
amor-odio que años más tarde daría lugar a la obra póstuma de Ricardo,
titulada “Lágrimas negras” (1999). Una película intensa y triste que nos habla
de drogadicción, depresión, locura y amour fou, que según parece
enmascara la relación que mantuvieron. Una historia de amor que nació maldita y que ambos implicados mantuvieron en secreto –el guión de la peli no es una
transposición literal de los hechos-. Pena que dos personas con un universo interior tan rico, se acercaran en un momento tan complicado de sus vidas.
En
todo caso, seguiremos disfrutando con la Seberg actriz a través de su filmografía.
Dónde fue capaz de hacernos
muy felices a todos los aficionados al séptimo arte.
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