No sé
si fue por casualidad, o más bien a causa de mis insondables abismos
interiores - ávidos de cuestiones que puedan generar malestar y mal
rollo-, pero en un corto espacio de tiempo me he tragado unas cuantas
películas cuyo argumento ronda en torno a las sectas y otros cultos
minoritarios. Y me he dado cuenta de que ya son unas cuantas las
pelis en las que se aborda, de mejor o peor manera, ese inquietante a
la par que interesante mundillo. Y de eso es de lo que os quiero
hablar en esta entrada, de como el cine ha plasmado a esos
grupúsculos religiosos cuyas creencias generan un alto grado de
tensión social. Obviamente me ciño a lo que he visto -y recuerdo-,
pasando por alto los documentales -que haberlos haylos- y también
las pelis de Cristopher Lambert -que haberlas haylas y sino las hay, pues las habrá-. Ahí va...
Advertencia: A pesar de que he tratado de evitar los spoilers, soy consciente de que no siempre ha sido posible. Especialmente en lo que concierte a la peli número 8 (Kill List). Avisados estáis.
1. “El
sonido de mi voz (Sound of my voice)”, de Zal Batmanglij (2011)
La
cosa va
de
una joven
pareja que se infiltra en una secta para filmar un documental y así
desenmascarar a su líder, una enigmática joven llamada Maggie que
está fenomenalmente
interpretada por Britt Marling. Señalo esto último porque sé que
algunos de los habituales de
este blog
sois
fans confesos de aquel extraño cuento de ciencia-ficción con
hechuras de drama titulado “Otra Tierra”. Una película en la
que, al
igual
que en esta, la Marling ejercía un doble papel de
protagonista y guionista.
De
ritmo lento y reposado, el debut de este director de apellido
impronunciable -
hermano de uno
de los Vampire Weekend-
no
dejará indiferente
a nadie. Reflexiones sobre el valor de la fe, el mesianismo y la
salvación de los perdidos trufan un
interesante film
con un
estrambótico
y
mejorable
final.
Valoración:
Entre el 6 y 7.
2.
“Red State”, de Kevin Smith (2011)
Es
esta la última entrega de la factoría Smith. Y sí, se trata de ese
mismo Smith que nos sorprendió a mediados de los noventa con
“Clercks” (1994), “Mallrats” (1995) y “Persiguiendo a Amy”
(1997). También es el mismo que se ciscó sobre nuestras cholas con
aquel cagarro titulado “Jersey Girl” (2004).
El
film comienza con unos adolescentes que, atraídos por un anuncio que
promete sexo en grupo con una MILF, caen en las garras de un grupo de
fanáticos religiosos dispuestos a erradicar todo lo que según su
ideario es pecaminoso. Como veréis “Red State” tiene un
interesante punto de partida -además de una clara voluntad crítica
para con la sociedad norteamericana y, en especial, con el fanatismo
religioso tan expandido por aquellos pagos-, pero nada más. Y es que
la cosa no acaba de funcionar. La película acaba por ser más
interesante que buena. Un ejercicio fallido. Y eso que, según ha
reconocido el propio Kevin Smith, se inspiró en la figura real de
Fred Phelps, el conocido líder extremista de la Iglesia Baptista de
Westboro. Un tipo que da muy mal rollo.
Valoración:
Un 5 y siendo generosos.
3.
“Martha, Marcy, May, Marlene”, de Sean Durkin (2011)
Articulada
en base a flashbacks que llegan sin avisar, MMMM más que una
historia de sectas es una peli de terror. Un film que nos habla del
miedo al pasado y a las cicatrices que este nos deja o, parafraseando
a un ilustre don nadie, ese que nos pone la pierna encima para no
levantar cabeza. La prota, una sorprendete Elizabeth Olsen -de las Olsen de toa la vía- abandona una secta y se va a vivir con su
hermana. Pese a que intenta adaptarse al nuevo estilo de vida se ve
lastrada por la ansiedad y los dolorosos recuerdos de un pasado
reciente. Acosada por constantes pesadillas, la vida de M se
convertirá en un auténtico infierno.
Un
gran acierto de la cinta es que nosotros, como espectadores, nunca
lleguemos a saber cuanto hay de paranoia y cuanto de amenaza real en
lo que se nos muestra. En todo caso da lo mismo, sin enseñar
demasiado, Durkin consigue mantenernos acojonados durante todo el
metraje. En este sentido, gran parte de culpa la tiene esa especie de
Charlie Manson intelectualizado al que pone cara el siempre
interesante John Hawkes.
Valoración:
El 7 lo tiene.
4. “El
fuego y la palabra (Elmer Gantry)”, de Richard Brooks (1960)
Clásico
del género. Trufado de inolvidables personajes trazados de forma
magistral por Richard Brooks (aprovechándose de la lúcida pluma de
Sinclair Lewis, autor de la novela en la que se basa). Especialmente
Burt Lancaster en el papel de Elmer Gantry, el predicador que
protagoniza esta obra maestra. ¿Quien no le recuerda
encandilando a las almas cándidas que se agolpan en cada poblacho
para verle predicar? Porque Elmer predica con brío la palabra de
Dios, pronunciado estremecedores sermones que no dejan indiferente a
nadie. Así es como alcanza fama y fortuna, que es lo que al final
cuenta. Y es que, en el fondo, Elmer Gantry no es más que un
oportunista y un inmoral que tiene por único Dios al del dinero.
Obviamente su ascenso no será sencillo ya que todos tenemos un
pasado que nos acecha. Sobretodo siendo un pasado tan turbio como el
suyo.
Lo dicho, ópus magnum.
Valoración:
Un merecido 9.
5. “El
hombre de mimbre (The Wicker Man)”, de Robin Hardy (1973)
Película
de culto de las de verdad. Provocadora, extraña y muy -pero que muy-
sensual. Algo que llama muchísimo la atención teniendo en cuenta
que hablamos de un producto de principios de los setenta. El
protagonista es un conservador y súper religioso sargento de policía
escocés que acude hasta la isla de Summerisle para resolver una
desaparición. Una vez allí, el inspector descubrirá que en la isla
se profesa una especie de culto pagano, al frente del cual está un
líder religioso interpretado por Christopher Lee.
Magnífica
y con un final de los que se recuerdan para siempre.
Imprescindible
verla subtitulada, sobretodo por las canciones, que son muchas y muy
necesarias para entender de que va la cosa.
Por
cierto que en el año 2006, Neil LaBute dirigió un vergonzante
remake con Nicholas Cage a la cabeza. Huir de él como de la peste.
Valoración:
Un 8'5. La del sobrinísimo de Coppola un 0,5 (¡por no cascarle un
0!).
6. “La
noche del demonio (Night of the demon)”, de Jacques Tourneur (1957)
Película
que promete mucho más de lo que da (Oh! Sacrilegio). Sobretodo si
atendemos a quien anda tras las cámaras, ¡el puto Jacques Tourneur!
Con todo reconozco que debería darle una segunda oportunidad, ya que
la vi hace demasiado. Gentes de las que me fío me
aconsejan una revisión.
Recuerdo que la cosa iba de un psicólogo bastante
escéptico en cuestiones de brujería y sectas que se topa con una
investigación criminal en la que están presentes estas cosas. Un thriller con buena atmósfera, eso sí.
Valoración:
A expensas de "revisitarla", entre el 3,5 y el 4, no más.
7. “El
bosque (The Village)”, de M. Night Shyamalan (2004)
¿Que
“El bosque” no va de sectas? ¿Y que son sino esa cuadrilla de
iluminados que, inspirándose en la experiencia vital de H.D. Thoreau, se alejan de la civilización para vivir en consonancia con
la naturaleza? Unos tipos que no dudan en mantener atemorizados a sus
propios hijos con absurdas e incluso terribles reglas de
comportamiento... Y mentiras, ¡muchas mentiras!
Magnífico
cuento de terror injustamente tratado por crítica y público.
Inteligente parábola sobre el poder del miedo. Visualmente
maravillosa.
Valoración:
6,5
8.
“Kill List”, de Ben Wheatley (2011)
Este
film no va propiamente sobre cultos extraños, si bien, eso es lo que
hay en el trasfondo de la historia (¡¡¡Hala!!! Si no la habéis visto ya
os la he cagado). La cuestión arranca de forma borrosa: dos asesinos
a sueldo reciben un encargo en forma de lista con objetivos a los que
hay que eliminar. El dúo emprende viaje para liquidar a los
liquidables, pero pronto nos damos cuenta de que la cosa no es tan
fácil como parece. Lo que comienza torcido pasará rápidamente a la
categoría de insano y de ahí a la locura total tras la aparición
de un factor imprevisto y ¿casual? Algo que degenerará en un
memorable descenso a los infiernos que nos acerca a un universo
sórdido, mezcla de Haneke y Lynch. Unos infiernos que, como me
señaló un amigo, recuerdan en alguna cosa a “El hombre de
mimbre”.
Mal rollo nivel fuckin' master.
Valoración:
Un 6,5 o un 7.
9.
“Los chicos del maíz (Children of the corn)”, de Fritz Kiersch
(1984)
Aceptable
película de serie B basada en la enésima novela de Stephen King
llevada al cine. Vemos como una pareja que está de viaje llega hasta
un apartado pueblo de la América profunda donde, para su sorpresa,
no viven adultos. Pronto descubrirán que eso se debe a que han sido
asesinados por los niños del lugar, que conforman una fanática
comunidad religiosa que rinde culto a una extraña deidad de los
campos de maíz.
A
pesar de que no ha envejecido todo lo bien que debería, aún da para pasar un buen rato.
En su
momento tuvo bastante éxito, lo que tristemente degeneró en la
filmación de tropecientas secuelas a cada cual más chunga.
Valoración:
Va, un 6 por lo que fue, pero no por lo que es. A todas las secuelas,
precuelas e infracuelas, un bonito rosco (0). ...sin acritud.
10.
“Los sin nombre (Els sense nom)”, de Jaume Balagueró (1999)
A
Claudia le matan a su niña. Cinco años después, adicta a los
tranquilizantes y en fase de recuperación tras el mazazo, una
llamada telefónica vuelve a sacudir su existencia: "Mamá, soy
yo... Ven a buscarme". ¡Toma Jeroma pastillas de goma!
Tras
contactar con un ex-policía y un periodista experto en ocultismo y
sectas, la señora buscará a su hija para descubrir que coño ha
pasado. Al final de la carrera, lo que hay es una aterradora realidad
que le ha sido ocultada: la existencia de un grupo de gente que se
esconde, que rechaza su propio nombre, que conoce la ciencia empírica
del mal y que disfrutan con esa maldad.
Basada
en la novela homónima de Ramsey Campbell la película, una
producción española de 1999, está bastante bien. En 2012 Paco Plaza dirigió una especie de segunda parte titulada “El
segundo nombre”. También está basada en la obra de Campbell, pero es mucho
más discreta.
Valoración:
Un 8 para la primera. Un cinquito pelado (5) para la segunda.
11.
“La ola (Die Welle)”, de Denis Gansel (2008)
A ver.
Esta producción alemana no va exactamente de sectas, si bien, la
cosa se parece demasiado como para dejarla correr. Para más inri
está basada en hechos reales. En un experimento llevado a cabo por
Ron Jones, profesor de historia de un instituto de California, en
1967. Al parecer su intención era demostrar que incluso las
sociedades más democráticas no eran inmunes al atractivo que ejerce
el fascismo y sus formas sobre los ciudadanos. Con esta premisa,
Jones implantó un régimen de extrema disciplina militar en el aula
al que llamó “The Third Wave”. Los alumnos se entusiasmaron
hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a
otros y a acosar a aquellos que no querían formar parte del
movimiento. Al final la cosa acabó desmadrándose y el profesor se
vio obligado a acabar con el experimento antes de que sucediese algo
irreparable.
Pues
bien, más o menos esto es “La ola”, pero ubicándonos en un
colegio alemán y más o menos en la época actual. ¿Se nos habla de
una secta en esta película? Pues no ¿Y de un culto? Evidentemente sí. De eso y de la erótica de la pertenencia al culto de los elegidos. De aquellos privilegiados que forman parte del colectivo que es capaz de ver lo que los demás no vemos y señalarnos el camino a sangre y fuego.
Valoración:
6
12.
“Ojos bien cerrados (Eyes wide shut)”, de Stanley Kubrick (1999)
[He
traducido yo el título porque me sale del nabo]
La
última obra del maestro Kubrick está consagrada al lucimiento de
una pareja -Nicole Kidman y Tom Cruise- con las horas contadas más
allá del celuloide
(o más bien el triacetato de celulosa, o el poliéster, o yo que
coño sé!!!).
Él interpreta a un
respetable médico cuya vida parece ir muy bien pero
que,
tras
asistir
a una fiesta, se
da cuenta de que no era oro todo lo que relucía. Abrumado
por los
secretos conyugales revelados
por
su esposa,
el
tipo acaba
enredado
con
una
congregación secreta dedicada al hedonismo y al placer sin límites.
A partir de ahí el despiporre, el misterio, la perturbación, las
tetas y los culos.
Valoración:
Entre el 8 y el 9. En serio.
13.
“El Maestro (The Master)”, de Paul Thomas Anderson (2012)
Para
algunos una verdadera obra maestra, para otros una enorme paja mental
con más agujeros que un queso gruyere. Pues ni lo uno ni lo otro.
Estamos
ante un trasunto de la vida de L. Ron Hubbard y los inicios de la
Iglesia de la Cienciología, muy bien interpretada por el siempre
correcto William Seymour Hoffman y el siempre excesivo Joaquín
Phoenix.
Lancaster
(Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea
una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados
Unidos a
principios de los cincuenta.
Freddie (Joaquin Phoenix), un joven vividor
que está
más
loco que una cabra,
se convertirá en la mano derecha de este líder religioso. Sin
embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y
fervientes seguidores, a Freddie le surgirán las
dudas.
Desde
mi punto de vista le sobra
metraje y
le
falta
historia. Eso
y que, evidentemente,
no
es la gran película que su director pretendía rodar. Vamos,
lo que viene en llamarse pretenciosidad, para que nos entendamos.
Valoración.
Siendo tremendamente generosos, un 6. Sin serlo, un 5 y a huir.
14.
“Humo sagrado (Holy smoke!)”, de Jane Campion (1999)
A
ver, esta más que de sectas va de folleteo y me explico.
PJ
(Harvey Keitel) es un especialista en ayudar a gente captada por las
sectas que es contratado por la familia de Ruth (Kate Winslet). Con
esta excusa se lleva a la muchacha hasta un apartado refugio en pleno
desierto australiano donde sustituirá la “Terapia de los 3
días” por fogosas sesiones de sexo sin protección. El caso es que la cosa acaba
funcionando y la niña despierta de su error, dejando de lado la
influencia que sobre ella había ejercido el carismático gurú que
originó todo el embolado. Eso sí, ninguno
de los dos acaba del todo bien.
Irregular
drama
dirigido
por Jane Campion que,
quizás,
podría
haber dado más de sí. Buenas
interpretaciones
y
poco más.
Valoración:
Un 3 o 3,5.
15.
“Los creyentes (The Believers)”, de John Schleisinger (1987)
Creo
que esta fue la primera película sobre sectas que vi. O al menos la
primera de la que tengo recuerdo. Tortuosa
historia
de ritos satánicos y demás florituras del más allá, en
la que se ve involucrado un
psiquiatra de la policía, interpretado por un imberbe Martin
Sheen (sí, es el mismo que viste y calza).
En
el transcurso de la investigación
criminal, nuestro héroe acabará
enfrentándose
a
gente muy mala.
Valoración:
Un 3 i prou.
16.
“La semilla del diablo (Rosemary's baby)”, de Roman Polanski
(1968)
Uno
de los clásicos del director franco-polaco, de cuando aún podía
pisar suelo estadounidense sin
que lo metieran en el trullo.
Mia Farrow y John Cassavettes son los
Woodhouse, unos
tortolitos que
se
mudan
a un edificio situado frente al
mítico
Central Park de
NYC.
Una vez instalados se hacen amigos de sus
entrañables
vecinos,
que los colman de atenciones. Cuando
ella
se quede embarazada descubrirá el
motivo de
tanta atención.
Y
es que, lastimosamente, en este mundo nadie
da duros a cuatro pesetas.
Una
película
de terror sugerido, que
siempre
está presente aunque
no
se
muestra
jamás.
Basada
en un best seller de Ira Levin que no he leído ni leeré.
Valoración:
Un bonito 8.
...and that's
all folks!!!
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