miércoles, 8 de enero de 2014

Bush, out of my bush

Recuerdo la escena de un Telediario. Varias chicas completamente desnudas se manifestaban frente al Congreso de los EEUU portando unas pancartas en las que se podía leer “Bush, out of my bush” (Bush, fuera de mi “arbusto”) Obviamente la referencia al arbusto tiene que ver con el vello púbico de las mujeres. El segundo arbusto, porque el primero designa a esa planta leñosa que gobernó los EEUU -y por ende al Planeta- entre los años 2001 y 2009. Y es que justo en esos momentos, y os hablo del año 2003, en la Cámara de Representantes del Congreso se estaba aprobando la polémica ley contra el aborto impulsada por el gobierno de George W. Bush. Es ahora cuando por obra y gracia del ministro Gallardón y su asquerosa reforma de la ley del aborto española, recuerdo la escena. Una situación que entonces se produjo en Washington pero que hoy día podría darse aquí.

Sí amigos, estamos ante la obra de Gallardón “el progre”, el amigo de los sociatas según (des)Esperanza Aguirre, la gran esperanza blanca de los centristas de este país... lo queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee???!!! ¿Que no va ahora el tipo y se destapa con una medida que nos equipara con lo más rancio y conservador del panorama político internacional? En fin... 
Desconozco si lo hace para congraciarse con el ala más conservadora de su partido, ahora que pintan bastos tras la revocación de la “doctrina Parot” por parte del TEDH, o simplemente porque es incluso más facha que su padre, ministro durante el franquismo -como afirmaba él mismo según la anécdota relatada por el profesor Gregorio Peces-Barba-. El caso es que por una cosa o por otra Gallardón ha decidido meterse en orificios ajenos y sin consentimiento previo. El tamaño del despropósito no lo da tanto el tamaño de su miembro viril, como los apoyos internacionales que ha recabado la medida: la ultraderecha de Jean-Marie Le Pen. Vamos, que no nos extrañaría que en los próximos días Gallardón fuera defendido por el presidente de la república islámica de Irán o por el ultracentrista primer ministro turco. Dicen que lo que Gallardón pretende con la medida, es que las mujeres españolas dejen de abortar como locas. Es cosa sabida que en España somos muy de abortar. Incluso hay chicas que lo hacen una vez después de cada polvo.

En fin, lo dejo aquí, que la cosa no está para muchas bromas cuando alguien pretende imponer su moral personal a la fuerza y con el respaldo del Código Penal. Espero que la medida no acabe saliendo tal cual la ha planteado el mónguer este. Aunque mucho me temo que sí lo hará, por lo que tan solo nos queda contar las horas que faltan hasta que nos quitemos de encima a toda esta purria de cristofascistas envalentonados y podamos, si es que nos dejan, revertir la situación. Unos tipos que se creen con el derecho de obligar a los demás al sufrimiento, justificándolo en arcanos e irracionales mitos y supercherías en los que, váyase usted a saber por qué motivos, creen. Por lo que a los demás nos toca, confío en que para las próximas elecciones conectemos el cerebro antes de depositar la papeleta en la urna. Aunque tampoco estaría mal que al final de la carrera, existiera ese hombre del espacio justo y redentor en el que todos los gallardones de este país fundamentan sus desmanes. Y estaría bien porque así podría bajar hasta la Tierra con su coro de ángeles y llevarse a todos sus adoradores en dirección a ese maravilloso cielo por el que tanto suspiran. Nos dejarían a los demás bastante más tranquilos. Amén.
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Ilustra la entrada “El origen del mundo” del maestro Gustave Courbet. 

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