martes, 7 de enero de 2014

Crossfakers S.A.

De un tiempo a esta parte, ese crisol de razas y culturas en el que se ha convertido el barrio en el cual habito, ha añadido un nuevo elemento a la coctelera. Y no, no son ni los Elder ni las Sister, que esos, aun siendo bastante pesaditos, le ponen color al terreno con sus teces rubicundas y vestiditos como de otra época. Un toque alabamesco e inocentón que no puede entrañar demasiada maldad. Nada que ver con estos otros de los que os vengo a hablar, auténticos esbirros de Satán. Infraseres que con su mera presencia desmienten a toda esa literatura bienintencionada y buenrollera que afirma que toda diversidad es intrínsecamente buena y enriquecedora. Pues mira, no, a veces la diferencia no es sinónimo de beneficio ni tiene porque reflejar nada positivo. El caso de los cofrades del Crossfit (en adelante crossfakers) es paradigmático en este sentido.

Les calé desde el minuto uno. En esos comienzos titubeantes en los que la secta comenzó a dejarse ver por el barrio, en forma de paseantes desenfadados que oteaban cada rincón del entramado callejero sin interaccionar con nadie. Al poco tiempo ya se dejaban ver en parejas o incluso en forma de pequeñas células silentes. Aquellos primeros exploradores dieron el visto bueno para que las obreras construyesen un espacio en el que arrellanarse. Sin embargo no le dí mayor importancia. Quizás me resistía a creer que en un barrio como este, entre popular y modernucho, esos individuos pudieran encontrar acomodo. Como casi siempre me pasa me equivoqué. ¡Pero de pé a pá! Y es que no pasó ni un mes desde aquel primer avistamiento y ya les teníamos aquí implantados. Aprovechando el cierre de un antiguo almacén de muebles, los crossfakers erigieron allí su templo al entrenamiento extremo. Y desde entonces hasta ahora, el número de destrellatats no ha hecho sino aumentar.

¿Sabéis de lo que os hablo, verdad? Vosotros también les padecéis en vuestro lugar de residencia. Son una plaga venida directamente desde los Estates, como los Davidianos o los New Kids On The Block, pero a diferencia de estos últimos ni pregonan ni cantan al Apocalipsis, ¡son directamente el Apocalipsis! Su catecismo reza que todo crossfaker que se precie ha de reventarse practicando ejercicios absurdos tales como, levantar ruedas de camión a pelo o con una vara, lanzar bombonas de butano contra una pared acolchada o sin acolchar, o trepar con una maroma de barco llena de nudos utilizando tan solo los brazos, un solo brazo, los dientes o hasta el escroto dependiendo del nivel crossfático alcanzado por el crossfaker de turno. Se supone que con estos movimientos funcionales (sic), trabajan todo su cuerpo como un conjunto, aprovechando todas las posibilidades del mismo. Así preparan su cuerpo para superar grandes esfuerzos hasta conseguir cualesquiera que sean sus objetivos (desde perder cuarenta kilos de peso, hasta levantar un toro a pulso como Andoni el del chiste). Los crossfakers afirman que, de esta manera, aparte de estar en el mejor estado físico que puedas llegar a alcanzar, se entrenan para superar cualquier obstáculo con el que se puedan encontrar en el día a día... Ya ya... Me gustaría a mí ver a esta caterva de mónguers en una guerra.

El caso es que yo, de naturaleza curiosa porque así me parió mi madre, suelo pasear frente a su templo y con el rabillo del ojo observo sus ritos y rutinas. ¿Y sabéis que es lo que veo? Pues a una cuadrilla de gordobufas, revenías, epic nerds y fuertotes varios (en jerga de mai parents), pegando berridos como si los estuviesen despellejando vivos y, en algunos casos, vomitando hasta la primera papilla. Si esto es el entrenamiento del futuro, el que nos llevará a alcanzar no se cual estadío superior, a mí que no me busquen. Y si esto es la madera con la que se cincelan los líderes, como afirma algún eminente crossfaker, no sé de que nos extrañamos de tener la mierda líderes que tenemos. Vamos, que seguro que el Marihuano levanta ruedas de Jumbo.

¡Muerte al crossfit joder! Y si lo que quieres es levantar ruedas, pues trabaja en un taller. Y sino, pues te apuntas a un gimnasio y punto. ¡Que ya está bien de estafas hombre!  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...