Ya
hacía tiempo que no me echaba a la boca alguna muestra, de las que
aún se montan en esta ciudad deteriorada en todos los aspectos, y
salía de ella plenamente satisfecho. Fue el pasado viernes cuando,
aprovechando la tregua que me daba mi maltrecha espalda (aunque luego
se la cobrara ¡Y vaya si se la cobró!), me di un paseillo por
el centro de la ciudad y me metí en la exposición sobre El Roto del
Centre Cultural La Nau. Antes de eso también me di un
garbeo por la exigua muestra de fotografías de Ryszard Kapuscinski
que se exponen en la tercera planta del MuVIM. Aunque esa es
otra historia.
Así
que vayamos por partes.
La
exposición de El Roto aka “El Roto, OPS, Rábago. Un viatge de
mil dimonis (i un parell d'àngels)”, es, como la obra del
dibujante madrileño en general, una auténtica maravilla que no os
deberías de haber perdido. Y sí, no me he equivocado en el uso de
los tiempos verbales, porque para desgracia de todos aquellos que no
la vierais, la muestra ya no se expone en nuestra ciudad. Desconozco
si van a llevarla hasta otros lugares del espectro patrio o si la
exposición fue montada para goce y disfrute exclusivo de los
ciudadanos de Valencia. En todo caso, si se diera el primero de los
supuestos, no perdáis la ocasión y visitadla, no os arrepentiréis.
Porque la obra de Andrés Rábago es merecedora de esta amplísima
exposición y, como afirmaría vehementemente el Luisma Floriano, no solo de esta ¡¡¡sino de muchísimas más!!!
Estructurada
en tres niveles, la parte de la muestra que más me impactó fue
aquella dedicada a las primeras obras de Andrés Rábago. Hablo de
cuando se refugiaba -que no es lo mismo que esconderse- bajo el
sobrenombre de OPS. La fuerza de las escenas, su dureza, la poesía
visual, el onirismo y el recurso a lo surreal, convierten a estos
cuadros y viñetas en algo digno de ser visto. La verdad es que me
impresionó una barbaridad. Y es que, que este tipo fuese capaz de
hacer todo eso en el momento en el cual lo hizo, ¡con la que estaba
cayendo!... buah... brutal es poco. En este sentido podemos
apreciar cierta continuidad entre este OPS primigenio y la obra
pictórica que constituye el tercer nivel de la exposición. Si bien,
al menos según lo veo yo, a los cuadros de Rábago les falta algo de
la poesía y bastante de la fuerza de OPS. No sé, quizás se deba al
lógico cambio en las condiciones circundantes o no, o tal vez tenga
que ver con que el hombre se hace mayor o yo que sé.
Entre
OPS y Rábago tenemos a El Roto que todos conocemos. La selección de
viñetas, muy buena como no podía ser de otra forma, le resultará
conocida a todos los lectores de El País. Como siempre El Roto no
deja títere con cabeza, critica todo lo criticable y más, pero
sobre todo reivindica el concepto de persona por encima de esa noción
de individuo que la modernidad engendró y los nuevos tiempos
establecieron como dogma de fe.
Respecto a “Kapuscinski (Ryszard). L'ocàs de l'imperi”, no voy a comentar nada aquí. Me lo he pensado y, sobretodo por respeto al genio de Pinsk y a todas las grandes tardes de lectura que me ha dado en esta vida -el mismo respeto que parece no le tuvieron los programadores del MuVIM al montar esta mierda de exposición-, mañana le dedicaré un post a parte.
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