18.
Ryley Walker - “Primrose Green”
Segundo
disco de este talentoso guitarrista nacido en Illinois. Una
exquisitez que conviene degustar de a poquito. Preciosismo anacrónico
al cargo de un veinteañero que rehuye modas y corrientes musicales.
Evoca al primer Van Morrison, pero también a Jansch y Renbourn,
colaboradores en Pentangle. Magnífico ejemplo de lo que la trova
contemporánea puede dar de sí.
19.
Astro - “Chicos de la Luz”
Desde
Chile con amor. Música de sanación y meditación, como le gusta
definirlo a ellos. Psicodelia electrónica y psicotropía pop con
ciertos ecos a unos MGMT más divertidos y en lengua de Cervantes.
Más reposado y menos impactante que su álbum de debut de 2012, pero
no por ello obra menor. Ergo cosa mayor, siguiendo la filosofía del
poco ilustre presidente agredido.
20.
Happyness - “Weird Little Birthday”
Un
discazo tremedundo en proporción inversa a lo horroroso de su
portada. Se les perdona. Son jóvenes y además seguidores de
Pavement, lo cual resulta evidente y a los audios me remito. Un debut
que nos hace esperar buenas cosas en un futuro próximo por parte de estos
londoners. Y nosotros que las podamos disfrutar...
21.
Waxahatchee - “Ivy Tripp”
El
tercer disco de Katie Crutchfield es lo más personal y emocional que
nos ha mostrado hasta la fecha. Surge de las entrañas, de momentos
complicados, de gran confusión y honda tristeza. También de lo que
supone aprender de ello y crecer. Y es que, la tristeza siempre es
una buena fuente de inspiración. Y las penas son menos cuando las
cantamos.
22.
Best Coast - “California Nights”
Uno de
mis discos energizantes de este 2015. Trabajo que huele, sabe y
sobretodo suena a noventas. Muy mal recibido por la crítica, a
diferencia de discos anteriores, lo que me lleva a concluir que
prefiero a la Cosentino en sus patinazos antes que en sus aciertos.
Poned a toda virolla “Feeling Ok”... no hace falta decir más.
23.
Ryan Bingham - “Fear & Saturday Night”
Este
2015 ha sido el elegido por el
oscarizado country-man de Nuevo México
para regalarnos
su mejor obra. Bingham se alejó de la ciudad y aislado en su
remolque compuso una docena
de canciones que hablan de una infancia inestable, la muerte de su
madre por culpa del alcohol y el suicidio del padre. Álbum
inspiradísimo y amargo como la hiel en
el cual, a la preciosa voz de Bingham, se han unido las manos y los brazos de
varios Rose Hill Drive.
24.
Ampacity - “Superluminal”
Interesante
propuesta de rock retro-futurista que viene desde Gdynia, en la costa
báltica polaca. Pero es que encima, estos paisanos de Robert
Lewandowski demuestran un más que efectivo manejo de los cánones
de la psicodelia. Una especie de Man or Astro-man? pero algo más
técnicos y reposados. ¿Puede ser? Pues sí.
25.
Seasick Steve - “Sonic Soul Surfer”
Séptimo
álbum de estudio para este bluesman californiano. Un maestro de la
slide-guitar que, con sus más de setenta años, mantiene las
facultades intactas y a sus riffs me remito. Álbum de blues arenoso
que, si bien no supone ninguna revolución dentro del genero, suena de coña.
26.
Alabama Shakes – Sound & Colour
Este
“Sound & Colour” va mucho más allá de aquella fórmula
vintage con la que Brittany Howard y sus chicos se presentaran ante
nosotros hace ya tres años. Estamos ante un plástico más fiero,
sexy e incluso más guarro que aquel “Boys & Girls”.
Referencias evidentes al primer Prince, a las bandas sonoras de la
blaxploitation y a la psicodelia, ¿alguien da más?
27.
Diamond Rugs - “Cosmetics”
Incomprensible
que este disco, el segundo del proyecto colaborativo capitaneado por
John McCauley (Deer Tick) y en el que también se encuentran miembros
de The Black Lips o Los Lobos, haya pasado tan desapercibido.
Imperdonable en el caso de que seas fan de la banda de Providence.
Más que nada porque “Cosmetics” suena a Deer Tick en su faceta
más juerguista. Y es un buen disco. Incluso mejor que “Divine
Providence” o “Negativity”.
28.
Alberto Montero - “Arco Mediterráneo”
El
regreso del trovador del Puerto de Sagunto ha sido todo lo feliz que
cabía esperar. Lo ha hecho con esta entrega repleta de luminosidad y
olor a mar. Un disco algo más tranquilo y delicado que aquel
fantástico “Puerto Príncipe”, con el que mantiene en común los
pasajes oníricos, incluso cinematográficos y el gusto por el
etnicismo en las instrumentaciones.
29.
Liturgy -“The Ark Work”
El
tercer disco de la banda de Brooklyn demuestra que el Black Metal
puede reinventarse. El cuarteto liderado por Hunt-Hendrix se aleja
del estándar de género, incorporando elementos electrónicos y
acercándose a patrones propios de la IDM. Un esfuerzo que es algo
absolutamente novedoso -incluso revolucionario- dentro de un
movimiento que, quizás, ha pecado de autocomplacencia.
30.
Jim O'Rourke - “Simple Songs”
Ocho
canciones que, contradiciendo el título del álbum, de simple tienen
bien poco. Y es que destacan precisamente por la complejidad en los
arreglos y el virtuosismo de esos músicos japoneses que acompañan
al músico de Chicago en esta aventura. Un álbum emocional, con
cierto deje de amargura, que nos retrotrae al Harry Nilsson barbudo y
melenudo de comienzos de los setenta.
31.
Will Johnson - “Swan City Vampires”
Will
Johnson es Dios. Esta es su quinta entrega en solitario y es
excelente como todas las anteriores. Algo que podemos hacer
extensible a los álbumes con South San Gabriel, Centro-Matic,
Overseas y a las colaboraciones con Jay Farrar, Jason Molina, Anders
Parker o Yim Yames. Un disco crudo y honesto, pero sobretodo
brillante. Y es que todo lo que toca Johnson se convierte en oro. El
puto rey Midas de la americana.
32.
The Minus 5 - “Dungeon Golds”
Scott
McCaughey se rodeó de algunos de sus amigos para grabar a su aire y
en su estudio casero -la mencionada mazmorra-, esta joyita
deliciosamente pop, con ciertos toques de psicodelia y algo de
rudeza garajera. Eso sí, nunca renunciando a ese clasicismo marca de
la casa que, al final de la carrera, determina que el disco sea tan
jodidamente bueno.
33.
The Mountain Goats - “Beat the Champ”
La
enésima entrega de la banda de John Darnielle propone un objetivo
loable pero complicado: batir al campeón. Para ello se sirve de
trece composiciones que dibujan esos paisajes sonoros tan
reconocibles para cualquier seguidor de la banda de Claremont. La
verdad es que no sé si han conseguido su objetivo, pero desde luego
lo han intentado. Y yo he disfrutado con su esfuerzo, que al final es
lo que importa.
34.
Caspian - “Dust & Disquiet”
Desde
la publicación de “Tertia” a finales de 2009, cualquier anuncio
de nuevo material efectuado por Caspian, es acogido con enorme
expectativa. Este año hemos tenido suerte y el quinteto de
Massachusets nos ha obsequiado con una decena de composiciones que se
retuercen en plena ascensión, para luego bajar abruptamente y así
una vez tras otra. Furia y no precisamente silenciosa, pero también
momentos de tranquilidad. Caspian en estado puro.
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