El padre de Martín Sivak fue más literal en lo de aprender
a volar que el de Patterson Hood. Al menos eso se desprende del abrupto final que
justifica este libro, auténtica revelación editorial del pasado 2018 en Argentina.
No se trata de una biografía al uso, ni tampoco de la exaltación de una obra. Y
es que, como dice este profesor, editor y periodista bonaerense, su papá no fue
ni presidente, ni gobernador, ni general, ni revolucionario, ni intelectual, ni
escritor, ni empresario influyente, ni deportista destacado, ni siquiera un mártir.
Jorge Sivak fue un banquero comunista que se suicidó el 5 de diciembre de 1990
lanzándose desde un piso dieciséis, el día que se había decretado la quiebra de
su empresa. Una tragedia que marcaría la vida de los suyos y especialmente la
de su hijo mayor, que tenía quince años por aquel entonces. Un cuarto de siglo le ha costado
publicar algo al respecto.
Con todo, no es este un libro triste. Está escrito desde el amor, desde
el afecto, pero riéndose de uno mismo, del padre y de toda la familia Sivak. Transformando
una historia dramática en una suerte de investigación periodística repleta de momentos
divertidos y otros no tanto. Reconstruyendo la vida de quien fuera dirigente estudiantil,
guerrillero, abogado defensor de presos políticos, preso político y después exiliado
político. Todo eso sin abandonar la empresa familiar. Un pequeño imperio creado
gracias a la habilidad mercantil del abuelo Sivak y a los fondos secretos del
Partido Comunista, que quedarían a su cargo cuando el hermano mayor fuera
asesinado a mitad de los ochenta.
El secuestro y asesinato del tío Osvaldo, a cuya memoria
está dedicado el libro, fue la otra tragedia que marcó a la familia. Muy
especialmente al padre, que nunca llegó a recuperarse. Ni a su tía Marta
Oyahanarte, quien se alejaría de los Sivak para después pasar por distintas formaciones
políticas hasta ocupar un puesto en el gobierno de Néstor Kirchner. Asunto
bastante mediático que formó parte de una serie de secuestros extorsivos que realizaron
policías y militares que habían formado parte de la estructura represiva de la
dictadura y que con la llegada de la democracia, se reciclaron de este modo. En
2015 Pablo Trapero dirigió una película sobre el tema.
Supongo que en la decisión de escribir un libro sobre tu padre hay algo
de soberbia y otro tanto de exhibicionismo. Nuestras vidas o las de los
nuestros no son tan importantes. Además, no tienen por qué ser interesantes. A
pesar de lo dicho, me alegro de que Martín Sivak haya compartido con nosotros los
emprendimientos comerciales absurdos y esas relaciones políticas tan extrañas
de su difunto padre. Y que con eso, indirectamente, aprendamos algo de la
historia reciente de Argentina. Y es que el libro habla mucho de ese
tambaleante y hasta explosivo momento histórico en el país austral. También del
rojo de Avellaneda y de Ricardo Enrique Bochini, por supuesto. Y es que no se
concibe una historia argentina sin referencia al deporte rey. Ni una mención a Independiente sin hablar de el Bocha.
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