En estos días de septiembre en
los que se está disputando una nueva edición de la Vuelta, con Contador,
Sastre, Leipheimer y Valverde haciendo méritos para acabar en lo más alto del
podio, me viene a la cabeza el recuerdo de una lamentable película
norteamericana protagonizada por un joven Kevin Costner y dedicada al deporte
de dar pedales. El film en cuestión se llama “American Flyers” o “La
carrera de la vida” (1985) y está dirigido por John Badham, un consumado
especialista en taquillazos made in Hollywood como “Cortocircuito”
(1986), “Juegos de Guerra” (1983) o la más reciente “A la hora señalada” (1995). Pero aquí le falló la fórmula. Y a Dios gracias, porque no se
me ocurre homenaje más chabacano a este precioso deporte.
Este drama deportivo (¿?) que más
bien parece una comedia sin gracia, lo protagonizan dos hermanos que deciden
participar en una prueba que discurre a través de las Montañas Rocosas. Su
afán competitivo les llevará a dedicar largas jornadas de entrenamiento
sobreponiéndose a las inclemencias meteorológicas y a todo tipo de problemas de
índole personal. Al final y ya inmersos en la competición, batirán a todos sus
rivales con la gorra. Vaya, que casi les sobra una pata. Y eso que uno de los
brodas padece una complicada enfermedad…
Se supone que la película trata temas como la importancia de la familia, la sana
competencia, el valor del esfuerzo y la capacidad de superación. Sin embargo,
todo resulta de una ridiculez tal, que lo mismo da de lo que vaya o lo que
pretenda. Desconociendo por completo en que consiste esto del ciclismo, Badham
parece más preocupado por llenar las salas de personal ávido de sensiblería
barata y adoradores/as de Kevin Costner, en el que sería su primer rol
protagónico. Eso y una impagable campaña publicitaria del Parque Nacional
de las Montañas Rocosas, no escatimando en planos que nos muestran sus bellos
parajes.
Resulta entre risible y peripatético ver como estos superhombres montados en
sus bicis son capaces de realizar etapas de tropecientos kilómetros
esprintando a cada momento y como si nada. Da igual que marchen cuesta arriba, estén
inmersos en un descenso o que se desarrolle en el plano. De hecho las escenas
desarrolladas en superficie llana son las más grotescas.
Así pues una película que te puedes -y debes- perder.
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Ah! Que no se me olvide. En relación
con esto, se acaba de confirmar
que el armstrongauta vuelve por sus fueros. Quien fuera siete veces campeón del Tour siente morriña de su
pasado glorioso y ha decido regresar al pelotón internacional con sus 38 tacos.
O eso, o que le hace falta pasta. O que ha visto esta peli y se ha inspirado.
Vaya, cualquiera de las respuestas es un drama. Y es que, como reza la viñeta de Santi Orúe de hoy en Público “segundas partes nunca fueron buenas”.
También es verdad que, visto como esta el deporte de las dos ruedas, el tejano es capaz de ganar otro Tour. O al menos hacer pódium. Y sin cadena,
como Kevin Costner y su hermano en el mencionado peliculón. Al tiempo…
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