Adoro la obra del
historetista canadiense Guy Delisle quien, junto al italiano Gipi y a su
compatriota Seth, forman mi trío de imprescindibles del comic. Cuento esto porque en espera de que se editen en castellano sus "Crónicas de Jerusalén",
me he vuelto a leer “Shenzhen”, una de las primeras aventuras del intrepido "reportero" franco-canadiense. En
ella el autor recoge sus impresiones tras un segundo viaje a China, en concreto a la ciudad del sur Shenzhen, a donde ha sido enviado para supervisar trabajos de animación durante un
periodo de tres meses. Si me he decidido por releer “Shenzhen” y no “Pyongyang”
o “Crónicas Birmanas” es precisamente porque de las tres es de esta de la que guardaba menos
recuerdos. Ahora tras revisitarla entiendo el porqué. Me parece que es la más
floja principalmente porque el peculiar estilo narrativo de Delisle, basado en la espontaneidad y en la técnica del "caos controlado", está peor perfilado que en
sus dos obras posteriores. Con todo la novela está repleta de momentos graciosísimos
y aunque solo fuera por eso ya merece la pena leerse. Reconozco que he pasado
un buen rato... again!!! Merci monsieur Delisle.
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Para los que no lo sepáis, Shenzhen
es aquella monstruosa ciudad que pasó en pocos años de ser un simple poblacho de
pescadores, a una gran metrópoli y uno de los principales centros de producción
del país. De hecho es una de las ciudades de más rápido crecimiento del mundo y
la más densamente poblada de toda China, lo que no es poca cosa.
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