sábado, 30 de enero de 2010

Cuestiones cavernarias

Cuando la autora norteamericana Jean M. Auel escribió “El Clan del Oso Cavernario” (1980), se equivocó en la ambientación y de época. ¡Del paleolítico nada! ¡España, aquí y ahora! Si mal no recuerdo, en la novela coexistían nueve clanes compitiendo en hacer la burrada más gorda para así demostrar quien es el más poderoso, o quien la tiene más grande que para el caso es lo mismo. Extrapolando esta situación a nuestra triste realidad, es evidente que, ya postergado a un segundo plano el abyecto Federico Jiménez Losantos, el clan dominante es Intereconomía (el canal del toro). Una colla de cerriles que no desaprovecha ocasión para consolidar su liderazgo en la caverna. Y he de reconocer que, si no fuera por la mala intención que esconden y la mala leche que se gastan, muchas de las patochadas a las que nos han acostumbrado harían hasta gracia.  

Entre la retahíla de aberrantes personajillos que se cuelan en las tertulias de Intereconomía, destaca el orondo Juan Manuel de Prada. Haciendo mías las palabras que le dedicó hace un tiempo Carlos Boyero, “un gordo, cursi, afectado y redicho que representa varias de las cosas que me inspiran grima en este mundo”  El autor de Coños” -libro de capítulos cortos en el cual describe pormenorizadamente las vaginas de diferentes mujeres-, no tuvo reparos en afirmar que la juventud española está enferma de sexo y que así lo atestigua el triunfo de series como “Física o química”. Para rematar la faena sentenciando que le parece normal en una sociedad enferma en la que se puede matar a niños (sic), que los jóvenes no tengan reparos en violar y luego asesinar a una muchacha como Sandra Palo. Como veis, los planteamientos del señor de Prada son de una lógica abrumante. La saturación sexual que padece la sociedad española le lleva a equiparar el aborto con un salvaje asesinato precedido de violación. No hace falta comentar mucho más… O sí, citándole a él mismo: “El coño de mi novia es un coño violento, de una zoología más crustácea que molusco (y los gourmets me entienden), aunque a ella le desagrada que de tantos detalles, por si alguien la fuese a identificar (¿quién, me pregunto, si yo he sido su primer novio?)” – Extracto de “Coños” (1995). En fin, nos habremos de contentar con el premio “gañanada de la semana” que un espacio humorístico de La Sexta concedió a este eminente ginecólogo.

Pero el “clan del toro cavernario” no es el único que se remueve en nuestra querida caverna carpetovetónica. Existen otros que, actuando en la sombra, pretenden desbancar a estos del namber uan de la clasificación interclanes. En este sentido va el último movimiento de los editores de Factual, un, hasta ahora, interesante periódico digital de centro derecha a la europea. Eso hasta ayer, cuando Arcadi Espada, su director hasta el momento, dimitió de su cargo por desavenencias con la empresa editora. Al parecer, estos se quejaban del modelo “elegante y poco beligerante” que Espada exhibía con el Gobierno socialista y con la izquierda en general. Dice Espada que la empresa desea un contenido más conservador y de derechas, pero sobre todo más beligerante, frente al modelo de pensamiento crítico, relativamente conservador, científico y laico radical por el que Factual se había caracterizado hasta la fecha. En fin, no se hacia donde nos llevará todo esto, pero me viene a la mente una frase del gran Manuel Vázquez Montalbán: “Te acuestas siendo un triste socialdemócrata y, por la mañana, cuando te levantas, resulta que te has convertido en un peligroso izquierdista. Como el tiempo trascurrido te ha pillado en la cama y durmiendo, deduces que la metamorfosis no puede ser cosa tuya, sino de los demás”. Y otra que esta relacionada con esta, del periodista Javier OrtizNo es que yo me esté radicalizando en la izquierda. Yo estoy quieto, son los demás los que se están volcando cada vez más hacia la derecha”.

No recuerdo como acababa el libro de Auel. Creo que se mataban a porradas entre unos clanes y otros. Ya sé que no, ¿pero y lo que molaría?

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Pd. Desde ayer, en la lista de recomendaciones de Suloki -la de la derecha-, no aparece el link de Factual. Y me sabe mal, en serio. Vale que casi nunca comparto las opiniones de Arcadi Espada, pero representa un pensamiento de centro-derecha, moderado y racional, que se echa en falta en este país. Desde luego, cuanto daño ha hecho el puto Fedeggico y sus adláteres.  

Pd II. El cuadro que ilustra la entrada se titula “Silencio” y es de Johann Heinrich Füssli, pintor suizo que desarrolló su obra durante el último tercio del XVIII y principios del XIX.

Pd III. No sé porqué, pero me temo que acabaré arrepintiéndome de haber defendido al tal Espada. Me comentan que es un survivor de la cosa y esa gente ya se sabe... Ojalá me/se equivoque/n...   

viernes, 29 de enero de 2010

Larga vida a Holden Caulfield

Ayer jueves murió Jerome David Salinger, una de las últimas leyendas vivas de las letras universales. ¿Una leyenda viva? Pues sí. Pese a que muchísima gente pensara que había muerto hace mucho, estaba vivito y coleando. Escondido en una pequeña localidad al noroeste de los EEUU. Al menos físicamente, otra cosa es desde el punto de vista literario. En ese caso su muerte se produjo hace cuatro décadas. Como dijo un crítico del New York Times, Salinger “captó la atención del mundo y luego se escondió de él”. Pero siempre existía la posibilidad de que saliera de su cueva y nos deleitara con otro “El guardián entre el centeno” u otros “9 cuentos” o incluso una nueva versión de Salinger que nunca conocimos ni conoceremos. Ahora ya sabemos que eso no pasará. Porque el 27 de enero del 2010 JotaDe Salinger pasó a mejor vida. Tenía 91 años. Descanse en paz pues.

martes, 26 de enero de 2010

Periodismo de calidad

Esta mañana, al ir a trabajar, me he parado en un kiosco cercano a mi domicilio para toparme con las vomitivas portadas de dos de los principales diarios deportivos de este país, As y Sport. De vergüenza ajena. Luego saldrán con eso de la libertad de prensa y demás. Total para no reconocer que el nivel medio del periodismo en este país es de puta pena. Un país al que suelen referirse como “de charanga y pandereta”, sin reparar en que ellos mismos son los directores de la charanga y los dueños de la pandereta… que también tiene cojones.

Vale que se trata de prensa deportiva y que esta salida-de-pata-de-banco, en forma de portada, se enmarca dentro de la sempiterna lucha de poder entre Barcelona y Madrid. Una guerra que no se limita al ámbito de lo deportivo y que a algunos periféricos nos tiene hasta la polla.

Quiero pensar que la intencionalidad de esto, no va más allá de tratar de influir sobre el Comité de Competición, o el de Justicia Deportiva, o a quien carajo le toque decidir sobre si a Cristiano Ronaldo se le debe sancionar con 1, 2, 10, 1.000 partidos, o matarlo directamente. Porqué de no ser así, a estos tíos, a los periodistas me refiero, habría que meterlos en la cárcel. Aunque a la vista de los términos empleados, cualquiera diría que lo que pretenden es que se líe la de Dios en el próximo Madrid – Barça. Algunos, y no me refiero exclusivamente a los de Barcelona, parece que no han aprendido la lección que nos dejó el affaire del “Cochinillazo”. Y no me refiero al acto vandálico protagonizado por un salvaje aislado, como se nos quiso vender en su momento. Sino a la reacción visceral protagonizada por cientos de aficionados que, espoleados por los artículos de varios periodistas de dudosa catadura moral, decidieron que el futbolista Luis Figo debía morir.

Me parto la caja cuando leo a Joan Poquí decir  “La tarjeta roja a Cristiano Ronaldo no permitiría debate alguno en países avanzados”. Y me río no porqué eso sea mentira, el niñato portugués se merece esta y otras muchas sanciones por su comportamiento dentro de un terreno de juego, sino porque tal afirmación encierra una media verdad y una trampa. Lo que no dice el inefable Poquí es que en un país civilizado tampoco se permitiría que un periódico sacase una portada como la del Sport y que algunos, tan serviles a la voz de su amo, se esfuerzan en defender. La trampa radica en el hecho de que, de existir ese idílico país, al señor Poquí no se le permitiría ejercer de periodista.

Confiemos en que estas dos portaditas y las que vengan después (no tengáis ninguna duda), no tengan como consecuencia el que algún cafre le abra la cabeza al pobre becario de El Mundo Deportivo, al que le toque cubrir los aledaños del Bernabeu durante la disputa del próximo clásico. Aunque eso le importa bien poco a estos eminentes periodistas. Ellos son las mentes pensantes, los que se apoltronan tras su pantalla de ordenador y escriben lo que les sale de la polla. Las consecuencias se las comerá otro, el reportero de turno, el subordinado que menos pinte o, como he dicho antes, el sufrido becario. En vista de lo cual, yo me planteo, ¿quién es el auténtico provocador, agresivo y chulo en esta historia?  

lunes, 25 de enero de 2010

I know... it's only rock n roll...

Fin de semana loco en lo musical. Un festivalito que coincidió con que el pasado viernes era festivo para los residentes en la capital del Turia. Aprovechando esa circunstancia, los programadores de las salas de conciertos de Valencia nos planificaron un fin de semana repleto de actuaciones musicales. Para comenzar, en un mismo día vimos a S. , el proyecto musical de una ex – componente de Carrissa’s Wierd, a los Grand Archives y después, aprovechando que en una sala cercana se celebraba la presentación del Surf-O-Rama 2010 con el genial Daddy-O-Grande de Los Straitjackets, pues allí que nos fuimos para rematar la faena.

S. están muy bien. Y eso que, tengo que reconocerlo, desconocía que tras ese enigmático nombre se encuentra la amiga Jenn  Ghetto” Champion, con la que además pudimos conversar tranquilamente al final de su actuación. Se plantó sobre el escenario acompañada de otra chica y con la única ayuda de sus guitarras eléctricas, tocaron la práctica totalidad de los cortes incluidos en “I’m not as good at it as you”, un álbum que traían bien calentito desde su casa -fue publicado en los EEUU este mes de enero-. Ofrecieron un concierto de corte netamente intimista, fantástico por la calidez en los registros vocales de la señorita Champion y no exento de algún que otro alarde con la guitarra. Suavecito, eso sí.

Inmediatamente después se subieron al escenario Grand Archives, confirmando así el idilio que los de Seattle mantienen con la ciudad de Valencia, a la que ya han acudido en dos ocasiones en apenas un año. Muy raro por estas tierras de escasez, en lo que a ilustres visitantes se refiere. A pesar de que su último álbum es “Keep in mind Frankenstein”, publicado durante el pasado año, se decidieron a rescatar las canciones incluidas en su disco de debut, el magnífico “The Grand Archives” del 2008. Todo un acierto, desde mi punto de vista. Y no es por desmerecer las últimas composiciones de Matt Brooke, simplemente es que su primer disco era tan bueno que, lo queramos o no, ensombrece todo lo posterior. Esperemos que con tiempo de descanso y reflexión los Grand Archives consigan, al menos, igualar su particular “disco blanco”. El único pero que cabe oponer a su actuación, guarda relación, precisamente, con la voz de Mr. Brooke. Como él mismo anunció al comienzo, venía afónico del bolo en Madrid. Y al tratarse de un grupo que basa gran parte de su “éxito” en la preciosa voz del vocalista, obviamente la actuación se resintió. Una pena, la verdad. Con todo, se sobrepusieron de alguna forma a la circunstancia y ofrecieron un buen espectáculo. Si encima luego se enrollaron de la hostia, bajando a charlar con el respetable, poniéndonos al día de sus inquietudes sociales, culturales, políticas y hasta deportivas, pues todavía mejor. Así pues chapeau a los Grand Archives. De nuevo. 

Supongo que debido al problemilla de salud del señor Brooke, el show acabó antes de lo esperado. Eso unido a que el amigo Daddy-O-Grande, y sus amiguetes los Twin Tones, comenzaron a tocar bastante tarde en una vecina sala de conciertos, nos permitió asistir a la parte final de la actuación del genial líder de Los Straitjackets. Entre eso, que no se como coño lo hicimos pero entramos por el gañote, que servidor iba bastante perjudicado y que tocaron alguna versión del puto Link Wray, el final de la velada fue la hostia. O como dirían ellos “estuvo muy chingón”.

Por cierto que esto fue el sábado. Para el domingo dejamos a Cracker. Y tenía serias dudas sobre si acudir o no a verlos. El motivo: Ese mismo día por la mañana, cientos de tambores atronaban en mi cabeza. Pero a medida que transcurría la jornada, como por arte de magia, el dolor de cabeza fue desapareciendo, así que, vuelta a empezar. De teloneros iban los Euro-Trash-Girl, banda valenciana cuyo nombre rinde homenaje a una de las composiciones más conocidas de la banda capitaneada por David Lowery. Y me gustaron. Sonaron muy, pero que muy bien. No les conocía más que por una canción, pero, más allá de las posturitas de estrella del rock que se gasta el guitarrista principal, me parece que su repertorio (también la puesta en escena) es bastante interesante. Introducir un pequeño apunte crítico. Es cosa mía, lo sé, pero cada vez que escucho alguna banda de rock nacional con vocalista femenina que canta en inglés, me vienen a la mente Dover. Sobre todo cuando, por momentos, la voz en directo de la cantante de Euro-Trash-Girl se acerca muchísimo a la de la pequeña de las hermanas Llanos. Y eso no es necesariamente bueno. Por encima de eso, hay que reconocerles que dejaron bien calentita la sala y con el personal preparado para disfrutar de los cabeza de cartel. Muy meritorio, teniendo en cuenta que era domingo (para algunos de resaca). El peor día para disfrutar de este tipo de eventos.

El caso es que cuando salieron Cracker aquello se vino abajo. He de decir que nunca he entendido la fidelísima legión de fans que la banda atesora en Valencia. Y no lo digo por que no se lo merezcan, simplemente me asombra que eso, aquí, pase con poquísimas bandas y que una de ellas sea precisamente Cracker. Que siendo buenos no son los Rolling Stones, y siendo populares tampoco son Nirvana. Bien, el caso es que ahí estaban los tíos, actuando en Valencia por segunda vez en cuatro días, para gozo de sus incondicionales, capaces de corear los estribillos de todas sus canciones sin excepción. Sonaron muy potentes y según cuentan las crónicas “muy profesionales”. O sea bien. Hicieron un concierto en el cual se centraron en su faceta más country-rock, algo que le vino de perlas a su actual bajista, Sal Maida, cuya voz es perfecta para ese tipo de sonoridades. De ahí hasta el final, fue un alarde de solidez y tablas sobre un escenario. Los tíos se lo curraron de la hostia durante dos horitas -que se dice pronto-, con el paripé de los bises incluidos. Así que, a pesar de todos los pesares, entre los que no he mencionado a un fan alcoholizado que por poco si no nos jode la noche, disfrutamos muchísimo de esta cuadrilla de curtidos roqueros.

Una última reflexión ya para acabar. La sala estaba repleta de calvos con melena. Y vale. Uno ya sabe que los acérrimos seguidores de Cracker se remontan a principios de los noventa y que los años no pasan en balde para nadie. Pero hombre, si no te quedan más de cuatro pelos no te dejes melena ¡¡¡so melón!!! Que sí, que ya lo sé, que una melena a los cuarenta es una declaración de intenciones. Una pose que pretende dejar claro que se es roquero y siempre lo será, pese a que en el día a día estés obligado a ir vestido con traje y corbata. Pero hostias, ¡que queda muy mal! Que parecerse a Carlos Núñez no mola, joder… Que ya lo dijó algún sabios en la antigüedad: “los calvos con melena, son muy feos y dan pena”. Amén. 

viernes, 22 de enero de 2010

Winesburg, Ohio

Winesburg (OH) no existe. Al menos no con ese nombre. Lo más parecido que puedes encontrar en ese glorioso estado, el que vio nacer a Jason Molina o a Kim Deal, es Twinsburg. En este caso se trataría de un pueblo no muy grande que, mirado en un mapa, no parece estar lejos de Cleveland. Claro que, esto último, hay que tomarlo con todas las reservas del mundo. Desde que me enteré -y casi padecí- que desde San Francisco hasta Los Ángeles median 9 horas de distancia en coche, ya no me fío de los mapas estadounidenses. Centrándome en el tema que me interesa, concluir que Winesburg es la población que se inventó Sherwood Anderson para localizar los 22 relatos de los que se conforma su libro más conocido, titulado precisamente con el nombre de su invención.

Sobre Anderson se han escrito infinidad de cosas. Que si es “el escritor de la simplicidad y la sinceridad”, que representa “la máxima expresión de la corriente pastoril e intimista” que dominaba la literatura norteamericana de principios del siglo XX… Pero por encima de todo, su importancia radica en el hecho de ser un innovador del estilo literario y del relato, el genero favorito de los escritores norteamericanos y del cual soy ferviente seguidor y ávido lector. Situándose a caballo entre finales del XIX y principios del XX, el amigo Sherwood es responsable de unir dos mundos aparentemente antagónicos, el del naturalismo y el del modernismo.

Aunque “Winesburg, Ohio” formalmente es una recopilación de relatos, muchos críticos la han considerado como una auténtica novela. Y ciertamente lo es, ya que su composición oculta una continuidad temática clara. No se trata de una simple colección de historias aisladas, sino que forman un ciclo de relatos integrados que dan coherencia al conjunto de la obra. Cada uno de ellos supone el esbozo de un personaje que nos lleva a comprender más las circunstancias que rodean al pueblo, el verdadero protagonista. En este sentido, Sherwood Anderson dejó escrito en sus “Memorias” lo siguiente: “(…) las historias pertenecen a una unidad, (…) sentía que todas juntas hacían una novela, una historia completa”. Algo parecido podemos apreciar en otras obras clásicas de la literatura norteamericana como “Tortilla flat” de John Steinbeck o “Las palmeras salvajes” de William Faulkner. 

El libro no hace sino mostrar las frustraciones de los habitantes de una pequeña comunidad rural, incapaces de adaptarse a las nuevas formas de vida que trae el nuevo siglo. Son los efectos del crecimiento de la industria sobre la vida sencilla y natural. Y en este marco, el libro le da capital importancia a la pequeña revolución de la juventud frente al conformismo y la moralidad de sus padres y vecinos, casi todos ellos granjeros, artesanos o pequeños comerciantes. Con una mención muy especial para George Willard (¿alter ego del autor?), el joven reportero del periódico local que participa de la mayoría de los relatos y con cuya marcha se cierra “Winesburg, Ohio”.

Un libro triste pero muy bello. No me extraña la influencia que Sherwood Anderson tuvo sobre posteriores narradores. Muy especialmente en lo que respecta a los miembros de la gloriosa “generación perdida” que le consideran de forma unánime como su maestro. 

Para finalizar comentar que la edición en catalán del libro, al cargo de Viena Edicions,  presenta una acertadísima portada con un extracto de la magnífica pintura “Gótico Americano” de Grant Wood, de la que ya os hablé en algún momento.Y es que le viene que ni pintada, más allá de ser uno de mis cuadros predilectos de todos los tiempos.

miércoles, 20 de enero de 2010

La cinta blanca

Después de ver una película de Haneke siempre me pasan dos cosas. La primera es que estoy de mal rollo y necesito pegarme un largo paseo antes de volver a mi casa. La otra es que me sumo en una profunda reflexión sobre lo visto y trato de convencerme de que, si bien nunca me creí la máxima roussoniana que afirma que “el hombre es bueno por naturaleza”, es mejor tragarse ese cuento que pensar lo contrario. Justo al revés de lo que afirma Michael Haneke en cada una de sus películas. Y resulta jodido reconocernos en la imagen que el director austriaco da de la especie humana. Con todo, vuelvo una y otra vez al cine para ver cada uno de sus estrenos. Siempre salgo tócado, sí, pero nunca con la sensación de haber invertido mal tiempo y dinero.

Michael Haneke es un maestro del séptimo arte, con trazas de universalidad le pese a quien le pese. Los premios cosechados con sus últimas realizaciones no hacen sino afianzar una figura demasiado tiempo relegada a un segundo plano. Su última obra, “La cinta blanca”, representa la culminación del trabajo desarrollado a lo largo de muchos años. Tal vez sea la pieza más perfecta y afilada de ese cine malrollero, acusador e incomodo, con el que Haneke ha ido desmenuzando los aspectos más oscuros de nuestra querida Europa. Esa manera de hacer cine, “a la austriaca”, que genera adhesiones y rechazos casi por partes iguales. De hecho, hay quienes afirman que Haneke con su cine, lo que está haciendo es predicar su Evangelio. De ser cierto, me descubro. Sé que es mi pastor y con él nada me faltará.

Respecto a “La cinta blanca”, mucho se ha hablado sobre el trasfondo que encierra su argumento. Que si con ella Haneke ha querido poner de manifiesto cuales fueron las auténticas raíces del nazismo. En fin, no sé si se puede hilar tan fino. No quiero decir con ello que la sombra del nazismo esté totalmente ausente en la película, pero tengo la sensación de que Haneke ha pretendido ser algo más general. Vale que a ese grupo de niños alemanes a los que se les inculcan valores considerados como absolutos, con brutales métodos de aprendizaje, se les puede ver como el germen de las organizaciones nacionalsocialistas. Además, al ubicar la trama en una pequeña aldea alemana y en vísperas de que estalle la I Guerra Mundial, esa sensación se incrementa. Sin embargo, como ya he comentado antes, tengo la impresión de que Haneke ha sacado el bisturí para desmenuzar todos aquellos aspectos que, a la fin y a la postre, forman parte del caldo de cultivo de cualquier tipo de autoritarismo, señalando con ello no sólo al que afectó a su patria. Él mismo llegó a afirmar en una entrevista reciente, que “si se considera un principio o un ideal como algo absoluto, sea político o religioso, se convierte en inhumano y lleva al terrorismo”.

Por lo demás, en referencia a los aspectos formales de la cinta, lo que más llama la atención es la espectacular puesta en escena. Yo la calificaría de apabullante. En un blanco y negro precioso que nos hace recordar al maestro Dreyer (y sus conexiones con la pintura de Hammershoi), en lo visual resulta impecable. Por no hablar de la fotografía, una delicia para cualquier aficionado por poco puesto que esté en estas cuestiones. La dirección soberbia y los actores magníficos, algo muy a destacar teniendo en cuenta que casi todos ellos son niños y ya sabéis lo que decía Hitchcock de trabajar enanos -“Ni con niños, ni con animales, ni con Charles Laughton”-. En fin, que no me extraña para nada que le hayan concedido la Palma de Oro en Cannes, el FIPRESCI, el Globo de Oro a mejor película de habla no inglesa y que sea la favorita a los Oscar en esa misma categoría. Y vale, que sí, que no os apetece verla por que el Haneke tiene mu mala follá y al final de sus películas siempre te sientes mal… Pero hay que ir joder, que es muy necesaria. ¡Y una puta obra maestra! 

martes, 19 de enero de 2010

San Francisco, una semana más tarde

Hace un tiempo, cuando todavía me tomaba en serio eso de estudiar, se me quedó grabada la definición que de ciudad daba Ortega y Gasset: “la ciudad es un ensayo de secesión que hace el hombre para vivir fuera y frente al cosmos, tomando de el porciones selectas y acotadas. Su definición, evidentemente, está basada en la diferencia entre naturaleza y ciudad, considerando a esta última como una creación del hombre abstracta y artificial. Ortega, como buen latino, definió ciudad teniendo en mente el modelo de ciudad clásica y mediterránea que el tan bien conocía. Aquel en el cual encontramos como elemento fundamental la plaza como lugar adecuado para la conversación, la disputa, la elocuencia y por supuesto, la política. Pero es una definición parcial de ciudad, ya que, como supondréis, no todas las ciudades responden al mismo modelo.

El profesor Fernando Chueca Goitia, en su interesante ensayo “Breve historia del urbanismo”, se dedicó a describir los tipos fundamentales de ciudad, poniendo de manifiesto las constantes y las diferencias de los diversos modelos, articulados en una secuencia histórica. Según él coexisten tres tipos de ciudad: la “ciudad pública” del mundo clásico, la civitas romana -la ciudad por antonomasia, el concepto de ciudad dado por Ortega-, la “ciudad doméstica” y campestre de la civilización nórdica y la “ciudad privada” y religiosa del Islam. Precisamente me interesa la llamada “ciudad doméstica”, dentro de la cual cabe incluir “los modelos racionalistas” importados de los Estados Unidos y consistentes en grupos residenciales segregados, centros comerciales, parques temáticos, centros lúdicos e, incluso, viviendas unifamiliares en hilera con jardín delantero. Esta ciudad, a la que los urbanistas califican “de tipo mosaico”, está compuesta de piezas cada una de las cuales es internamente homogénea. “Es doméstica porque concibe la vivienda como santuario de la familia y minusvalora, o incluso ignora, la dimensión ciudad. No es una ciudad propiamente dicha sino un asentamiento humano aunque esté bien dotada de servicios y bien equipada con toda suerte de edificios no residenciales. En ella prevale la arquitectura y está más enfocada de cara al coche que al peatón. Es típica la separación de usos, el famoso zoning, y es que todo está clasificado y ordenado.” Este modelo se ejemplificaría en Los Ángeles. ¿Y en San Francisco? Pues no lo tengo claro, pero desde luego me veo en disposición de afirmar que nada tiene que ver el modelo urbanístico de Valencia, mi ciudad, con el de San Francisco, en donde pasé las fiestas navideñas.

Para mí la característica que define a San Francisco, es que se trata de un lugar incomodo por las enormes distancias entre espacios. Pareciera que todo estuviese diseñado pensando más en los conductores de vehículos que en los peatones. Entiéndase. Es incomoda para alguien que está acostumbrado a cruzarse su ciudad en poco más de una hora al trote. Supongo que será diferente para un parisino o un moscovita. Además hay que tener en cuenta que la población de San Francisco y la de Valencia es prácticamente la misma. Que San Francisco sea la polla de larga se debe, en primer lugar, a que todos los barrios en los que se divide -con la única excepción del entorno de Union Square (la zona comercial)- están compuestos de viviendas unifamiliares o casitas divididas en 2 (a lo sumo 3) apartamentos. Eso supone que la aglomeración de personas sea menor a la de cualquier ciudad europea de tamaño medio (como es el caso de Valencia). Difuminándose el número de habitantes por metro cuadrado a lo largo de las monstruosas calles rectas que cuadriculan toda la ciudad. Por otro lado, la manifiesta irregularidad del terreno sobre el que se asienta -con una mención especial para Potrero Hill neibourghood cuyas calles tienen un desnivel poco apto para el paseo- crean la sensación de que todo se encuentra mucho más lejos de lo que realmente está. Sin embargo poco importa, es evidente que la ciudad no está hecha para caminar. Basta observar los usos y costumbres de los lugareños para confirmar esa impresión. Aquí quien no tiene vehículo no es nadie, por más que existan redes de transporte público que comunican con casi todas las barriadas. Pero este último parece estar destinado única y exclusivamente a las clases más desfavorecidas, o sea, aquellas que no tienen recursos suficientes para comprarse un coche, que aquí son más asequibles que en la vieja Europa. Por ello se hace extraño ver a gente pasear por la calle. Bueno, salvo que: a) estén haciendo deporte b) vayan paseando a su perro c) hayan salido de su casa o detenido su coche junto a una cafetería para recargar su termo de café (primera carga y posteriores refill) o d) sean homeless con la casa a cuestas. Justamente los miembros de esta última categoría son los principales moradores de la calle, dueños y señores de un espacio urbano diseñado con finalidades muy diferentes a las que estos le dan. En este sentido, da igual que estemos en un barrio pudiente o en alguna zona marginal, el “cuarto mundo” está muy, pero que muy presente a lo largo y ancho de la capital gay mundial.

Con todo y pese a las peculiaridades descritas, existen barrios en los que se aprecian atisbos de ordenación “a la europea”, con las consiguientes estampas de vida callejera. Castro, centro neurálgico de la comunidad homosexual es uno de ellos. Haight-Ashbury, otrora asentamiento de hippies, aunque en menor medida también… Incluso en la zona de la bahía, con sus preciosas vistas a los dos puentes que comunican San Francisco con las vecinas localidades de Oakland y Sausalito. Si bien, algunos de los muelles de carga del puerto (los turísticos Pier) han sido transformados en centros comerciales para satisfacer las imperiosas necesidades de consumo de los habitantes de este país.

En relación con lo dicho y saliéndome ya de la farragosa retórica urbanística, es en el barrio de Castro donde nace unas de las principales líneas del archiconocido tranvía de San Francisco. Y he de deciros que, pese a ser un espectáculo digno de ver, el tema del viajecito en tranvía es un poco “el timo de la estampita”. Excepto en lo que hace referencia a la línea que va circundando la bahía, bastante útil para los habitantes de la ciudad, los solicitadísimos tranvías que transitan sobre inverosímiles pendientes -y que sin duda ya habréis visto en cientos de películas-, son una guirada del patín. En sus paradas se atestan cientos de turistas asiáticos bien provistos de cámaras de última generación, que hacen cola para subirse y “disfrutar” de los escasos minuto y medio que dura el ascenso a la susodicha pendiente. Así que, salvo que para uno sea el sueño de su vida, mejor pasar. Otro tanto cabe decir de las no menos conocidas curvas de Bullitt , uno de los títulos más celebrados del difunto Steve McQueen, cuyo argumento discurría en pleno San Francisco. Aunque en este último caso he de reconocer que diciembre no era la época ideal para visitar este tramo de la calle Lombard. Probablemente con mejor tiempo y con la vistosidad que siempre dan las flores, la cosa cambiará bastante. 

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Apunte final: Los que hayáis ido a San Francisco pensaréis: “sí sí, todo lo que has dicho está muy bien, pero ¿y de Chinatown no dices nada?”. Pues hombre, sinceramente pienso que el barrio chino de Frisco es algo tan diferente al resto de la ciudad, que merece un capítulo aparte... En forma de entrada, claro está.

lunes, 18 de enero de 2010

"Bocú de yé"


Las retrasmisiones deportivas de Canal 9 son algo muy grande. Una fiesta de los sentidos... Un no parar… Bocú de yé, pronunciado tal cual, como los puritos que hace unos años popularizó Pepe Domingo Castaño durante la retransmisión del Carrusel deportivo de la cadena  SER. Y es que, como comentaba el amigo Lupin en un reciente post, a pesar de que todos sepamos que el canal autonómico es pura bazofia, nunca dejará de sorprendernos con algo que lo convertirá en aún peor. Sí, ya lo se que es difícil visto el grado de degradación y manipulación al que se ha llegado en el ente público, pero cuando pensabas que no se podía caer más bajo, ¡pues te equivocaste chaval!...

Los responsables de deportes, no contentos con las cotas de excelencia logradas en temporadas anteriores (gracias a la participación de eminentes especialistas deportivos como Fermín Rodríguez), para este año han decidido ir todavía más allá. No les han dolido prendas en gastarse los cuartos y fichar a la crème de la crème del periodismo deportivo:¡¡¡Jaume Ortí y Pedro Cortés!!!...i lo que faça falta… els diners i els collons són…i la poca vergonya també. Y es que tiene delito que los partidos de fútbol sean comentados por dos ex – presidentes del Valencia CF que, tendrán muchas virtudes, pero desde luego no se encuentran entre ellas ni la claridad expositiva, ni la coherencia en el discurso, ni aquellas otras que guardan relación con el noble uso de la palabra… vamos, que a dos tipos a los que les viene justito enganchar un par de frases y que se les entienda, no se les puede pedir que hagan una retransmisión deportiva medio decente.

El otro día y por pura mala suerte, vi un rato del Deportivo – Valencia de Copa del Rey, con comentarios de la extraña pareja. Ni “el de la Peluca” Cortés ni el “Bonico” Ortí fueron capaces de juntar cuatro palabras que diesen como fruto un discurso inteligible en lengua castellana y/o valenciana (mai catalana, que es Canal 9!!!). Se limitaron a soltar toda suerte de monosílabos, sonidos y onomatopeyas, así como frases manidas y topicazos aderezados con expresiones propias del argot de l’Albufera como los que vienen a continuación: “Xònopotser!!!” “Llança’t Miguel”, “Xo’s falta, diga-lo-que-diga”, “Xé quin desastre”, “no protestes!!!”, “el arbit mos ejta robant”, “tota la culpa es de l’entrenaor!, “hi han chuaors que no senten l’escut”… y así una detrás de otra.

El caso es que la culpa es mía por no hacer caso de los especialistas. Y es que en un reciente estudio científico divulgado en Australia, se concluye que pasar demasiado tiempo delante de la tele aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares e incluso de morir. ¡¡¡Y eso que los que hicieron el estudio no ven el fútbol en Canal 9!!! En fin…  

viernes, 15 de enero de 2010

Caspian - Tertia

Philip Jamieson, Calvin Joss, Chris Friedrich, Joe Vickers y Erin Burke-Moran son cinco chicos de Beverly, pequeña localidad situada a unos veinte minutos al norte de Boston, que un buen día decidieron reunirse para tocar música. Así se formó Caspian, una banda en la que nadie canta y que, a día de hoy, han registrado un par de elepés más un epé de estudio, además de grabar un directo, más otro epé que no he logrado localizar y una colaboración con sus paisanos Constants en forma de Split CD. A priori, se podría pensar de Caspian que no aportan nada nuevo al panorama musical. Yo mismo, tras escuchar su anterior trabajo lo pensé. Nada nuevo bajo el Sol. Otra propuesta más en la línea de lo que ofrecen bandas como Explosions In The Sky, Godspeed You Black Emperor!, This Will Destroy You, Mono, Do May Say Think o los mismísimos Mogwai, por poner sólo unos ejemplos de lo que hoy día conocemos como post-rock. Nada más lejos de la realidad.

El merito de Caspian consiste en haber grabado uno de los mejores álbumes del pasado año: “Tertia”. No sé si calificarlo como el mejor es algo excesivo, pero desde luego tiene trazas de obra maestra del género y como tal me parece justo incluirlo, como no se ha hecho por parte de casi ninguna publicación especializada, en el listado de discos imprescindibles del 2009. Tal vez la tardanza con la que fue publicado en España, el primer día de diciembre, justifique esta ausencia. Y vale sí, reconozco que tengo especial devoción por los grupos instrumentales. Y que eso me hace mirar con mejores ojos los proyectos musicales al estilo de Caspian, también. Aún así, honestamente pienso que este disco se merece una puntuación de diez sobre diez... 'enga va, un nueve setenta y cinco si queréis que hile más fino.

El quinteto de Massachusets se presenta ante su público como una “banda de rock en la que nadie canta”, que la mayor parte del tiempo “hace mucho ruido”, aunque “a veces toca con bastante suavidad”. Eso sí, “siempre partiendo del corazón y apelando a la emotividad”. No se puede añadir mucho más a esa definición. Básicamente de eso va Caspian y en eso consiste “Tertia”. Una colección de diez composiciones que se retuercen en plena ascensión sonora, para luego bajar abruptamente, después volver a izar el vuelo y así ad infinitum... No sé, me es difícil explicar mejor que os vais a encontrar en “Tertia”… Es furia y no precisamente silenciosa, sí, pero también es tranquilidad… Destrucción masiva, aunque en ocasiones haya remansos de paz… Volar por los aires y aterrizar violentamente… Flotar en el espacio y yo que sé que más. Una puta delicia.  

No puedo dejar de apuntar algo en lo que este disco se diferencia respecto de todo lo anteriormente editado por la banda y que va más allá del envidiable estado de forma en el que estos cinco magníficos parecen encontrarse y que ha dado como fruto la gestación de un disco al que sólo cabe calificar como superior. Me refiero a la sensación de que con “Tertia”, Caspian ha ido un paso más allá en su evolución hacia lo abstracto. Una evolución que, por otro lado, parece una tendencia sostenida en el sonido de la banda desde su primera grabación fechada en 2005: el EP “You Are The Conductor”. 

Joder, ¡ya lo sé!… Todo esto no parecen más que frases hechas vacías de contenido… Es más, probablemente lo sean. Así que lo mejor es que le deis una oportunidad al disco. No creo que os decepcione.
En fin, supongo que habréis notado que “Tertia” me parece una auténtica joya. Desde el principio hasta el final. Pero si he de quedarme con un par de canciones elegiría, sin muchas dudas, “Of foam and wave”. Mi favorita absoluta. Salvaje en sus cambios -¡¡¡más bien brutal!!!-. También “The Raven”, que es, quizás, el punto álgido del disco. De esta barbaridad de disco.

jueves, 14 de enero de 2010

Donde viven los monstruos

Este conocidísimo álbum de Maurice Sendak, publicado originalmente en el año 1963, ha sido objeto de una reciente adaptación cinematográfica al cargo del siempre interesante Spike Jonze. Basándose en la obra original del ilustrador norteamericano, el también director de la estupenda “El ladrón de orquídeas”, elaboró un guión del cual participó ni más ni menos que Dave Eggers, uno de los más brillantes novelistas surgidos de la “Generación quemada”. Si a todo ello le sumamos que la banda sonora original está compuesta por la líder de mis adorados Yeah Yeah Yeahs, pues como para no ir a verla.

Según Jonze, si escogió adaptar este clásico de la literatura infantil, fue por amor a la obra. Por lo que supuso y supone para él este cuento en el cual un niño desobediente crea su propio mundo imaginario. Un lugar poblado por feroces criaturas que le tienen a él como a su rey. Sin embargo, su intención no era la de hacer una película para niños, sino más bien un film sobre la infancia. Honestamente, después de ver la peli, creo que eso lo ha conseguido de sobra. Ha filmado la fantasía del crío como si se tratara de algo absolutamente real, permitiéndonos ver este mundo onírico tal cual lo ve, o sea, lleno de belleza pero también de temores y en ocasiones de cosas que producen auténtico pavor. Y eso que, formalmente, la película es casi calcada al libro de Sendak. Basta con echarle un vistazo para constatar como los monstruos y las ubicaciones son muy fieles al original.

Con todo, utilizando la terminología de Carlos Boyero, el visionado de “Donde viven los monstruos” no me ha conmovido. Me parece una película correcta, por momentos interesante, pero a la que le falta algo… No sé, incluso se me ha llegado a hacer un pelín larga. Y eso que, como bien apunta cierto sector de la crítica especializada, Jonze -o más bien la factoría de muñecos de Jim Henson- ha conseguido dotar a la historia de un cariz más surrealista y metafórico del que encerraba el cuento. Pero ni por esas…Vaya, que es divertida, pero sin volvernos locos.

Por cierto que, por pura casualidad, durante estas semanas en las que he estado por San Francisco, me topé con que el Contemporany Jewish Museum ofrecía una retrospectiva sobre la obra de Maurice Sendak. Y ya que andaba por allí, decidí acercarme… ¡Para no ver la exposición! Por obra y gracia de la puta psicosis en la que viven instalados los norteamericanos y muy especialmente los miembros de la comunidad judía. Parece ser que coincidió el que estaban en alerta roja tras el atentado fallido de Al-Qaeda en el aeropuerto de Detroit. De ahí que las medidas de seguridad en el acceso estavieran tan reforzadas, hasta el punto de que casi te hacían despelotarte para entrar. Otro día os contaré lo que me pasó con más detalles... 

Bye bye...    

lunes, 11 de enero de 2010

2010, una odisea en el espacio (aéreo norteamericano)

Y no lo digo por la archiconocida novela del malogrado Arthur C. Clarke, adaptada para la gran pantalla por el irregular Peter Hyams, sino por mi propia experiencia personal durante el último vuelo. Como os dije ayer, ¡menuda paliza de viaje de vuelta! ¡¡¡La hostia puta!!! Y eso que para amenizar mi día y medio (largo) de regreso on board desde San Francisco hasta Valencia -con paradas obligadas en Washington y Zurich- me concentré en la lectura de una novela y en el visionado de una película para quinceañeros programada por el canal Economy class de la United Airlines. Como diría el tipo duro protagonista de cualquier americanada “vayamos primero con las malas noticias”. 

Los amigos de la UA tuvieron a bien en pasar, entre otros míticos títulos de la historia universal del cine, “Paranormal Activity”. Un film dirigido (o como se le llame a lo que el tipo hizo) por el amigo Oren Pelli... A partir de ahora conocido entre nosotros como Oren PellideMerda. Un peliculón en el cual una joven pareja de clase media, es atormentada por un espíritu demoníaco que parece habitar en su propia casa. Después de varios años viviendo juntos, sin novedad digna de mención en lo que al comportamiento de la casa se refiere, de golpe a repente comienzan a surgir fenómenos paranormales a toda hora. El caso es que no se porqué cojones me decidí a ver este bodrio y no elegí “Cars” o “El soplón”, que también venían ofertadas en el menú. O si lo sé. Debido a que alguien tuvo a bien recomendarme esta película. ¿Pero porqué? ¿Qué le habré hecho yo? ¿Qué fue tan grave para merecer esta venganza? ¿Qué clase de sadismo emana de alguien que es capaz de recomendar a sus amigos semejante cosa mierdosa? Un bodrio inverosímil a más no poder. No hay por donde agarrarla. Es imposible salvar nada de la quema… ¡Y es que es mu mala joder! Al menos los hideputas de los productores le podrían haber echado valor titulándola con un nombre más acorde a lo que se nos muestra: The Blair witch Project. Part. III”, o simplemente “Shit”… O mejor aún “Supershit”… ¡¡¡No no, “Megashit”!!! En definitiva, super recomendado que vayáis a verla. 

La noticia buena es el descubrimiento tardío de un magnífico escritor llamado John Irving, a través del maravilloso mundo de T. S. Garp. “El mundo según Garp”, mi primera y seguro que no última incursión en el universo de este escritor nacido en New Hampshire en 1942, es una chulada de historia protagonizada por un excéntrico personaje. Concebido en circunstancias harto peculiares, se abrirá paso en la vida hasta convertirse en un respetado escritor a la par que polémico opinante en cuestiones relacionadas con el feminismo, lo cual, en última instancia, determina su muerte a manos de una fanática activista. Pero es que la novela es bastante más que eso. Una narración trufada de acontecimientos hilarantes entrelazados con momentos de gran dramatismo que consiguen que nos encariñemos con este comediante, mitad escritor y mitad luchador (¡de lucha libre!), y su peculiar visión del mundo. Esta perfecta alternancia entre risas y lágrimas es la que me hace recomendaros, esta vez en serio, esta deliciosa e imprescindible novela. Aclamadísima por la crítica y con gran éxito de ventas tras su aparición allá por el año 1978. Hasta el punto de que John Irving pudo abandonar su labor docente para dedicarse plenamente a la escritura. La novela incluso fue llevada al cine, con Robin Williams en el papel protagonista (¿?) bajo la dirección de George Roy Hill. No lo sabía hasta la hora de redactar este post, por lo que intentaré verla en breve... Pese a la inexplicable participación del “hombre bicentenario”. Miedo me da... 
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