La apertura de puertas estaba fijada para las nueve,
de ahí que mi colega y yo nos presentáramos en la Wah Wah antes de las diez, con
el ánimo de tomarnos unas birras mientras las bandas
se decidían a comenzar el show. La sorpresa fue cuando al entrar nos
percatamos de que allí no había ni el Tato. De hecho, contando a las camareras
y al par de palomos que se creen porteros del garito, éramos un total de siete
personas. Mal asunto. La cosa iba para largo. Cojonudo. ¡Manda huevos que nos
tuvieran allí esperando hora y media! Si lo llegamos a saber nos
hubiésemos quedado tranquilamente en El Trébol, acabando de ver el
partido de Champions entre el Barça y el Chelsea. Eso
por no hablar de que, por cada cerveza tomada en la sala, nos podríamos haber
tomado tres en el bareto. ¡Y de marca! En fin… Bueno a lo que ibamos... Que el
pasado miércoles pasaron por Valencia los Grand Archives junto a The
Wooden Birds.
Primero salieron a escena The Wooden Birds y
su propuesta de folk-pop intimista made in Texas que tan buenas
críticas ha cosechado con su primer álbum, titulado “Magnolia”. La verdad es
que no les conocía demasiado. Tan sólo les había escuchado un par o tres de canciones por cortesía de la bendita mula. Por lo que, para servidor, su brillante actuación fue una agradabilísima sorpresa. Y aún la valoro más tras escuchar
su debut íntegro, a través del vinilo que les compré al final del concierto. Y
es que, según pude comprobar, en directo presentan una versión bastante más
trabajada de los cortes del álbum. Eso y que las voces de su líder, Andrew
Kenny, y de la guitarrista Leslie Sisson, ganan mucho en vivo.
Tras el quinteto de Austin subieron al escenario
los Grand Archives, banda del ex –Band of Horses y Carissa’s Wierd, Mat
Brooke. También venían presentando su debut discográfico, “The Grand Archives”. Lindo trabajo de indy rock, más dulce y preciosista si
cabe que la formula ofrecida por las bandas que dieron a conocer a su líder
dentro de este mundillo. Y la cosa comenzó fuerte cuando empezaron a sonar los
acordes de “Miniature Birds”, para este menda la mejor canción del disco.
Después vendrían “Sleepdriving”, “George Kaminski”, “Torn Blue Foam Coach”, “Louis Riel”
y el resto de temas del álbum, además de algún anticipo de lo que seguramente vendrá a no mucho tardar. Se
atreverían incluso a versionar a Elvis Costello y no les quedó nada mal. El regusto al final fue bastante bueno. El cuarteto de Seattle se lució. Especialmente cuando puso en práctica esos bonitos juegos
de voces de los que participan todos.
Ya para acabar comentar un par de cosas que me
llamaron poderosamente la atención. La primera es que la voz de Matt Brooke no le
corresponde. O sea, en serio... Ya sé que no es culpa suya, pero estoy seguro que
allá por los inicios de la Creación, cuando repartieron las voces, esa no le
tocaba a él. Si veis el aspecto desgarbado del tipo, con sus melenacas, las
barbas y esos tatuajes taleguero style, esa delgadez rayana en la
anorexia y luego escucháis la dulzura que exhala su voz no sólo cuando canta, también
al dirigirse al respetable, lo entenderéis. No sé, otro Expediente X y ‘ande andará Mulder cuando se le necesita???
La segunda cuestión tiene que ver con el cuelgue del
segundo guitarra, cuyo nombre ahora no recuerdo. ¿Thomas Whright tal vez? ¡Ese! Vaya tela marinera... Si bien, al
final de la velada el tío se rehizo y estuvo hasta presentable. Ahí plantadito de lo más bien a pie de escenario y portándose
como un campeón. No sé si muy centrado pero, ¿que más dará?
Y creo que eso es todo. A pesar de los pesares, quedó buena noche. El conciertillo la mar de guapo. Y visto lo que viene, o mejor dicho lo que no viene
por aquí…
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