¿Habéis visto “Operación Dragón” (Enter the Dragon)? Si sois treintañeros
seguro que sí, porqué se trata de la película más exitosa de toda la
filmografía de Bruce Lee, maestro de las artes marciales. Por si no os
acordáis, la historia iba de cómo el chinorris se infiltra en un torneo
clandestino organizado en una isla privada sita en algún lugar del mar de la China Meridional. La
inteligencia británica lo envía allí para que investigue a un tal Sr. Han, el organizador
del evento, sobre el que existen sospechas de que anda detrás de una red
internacional de narcotráfico y trata de blancas. Todo esto transcurría en 1973
o al menos esa es la fecha en la que Robert
Clouse filmó esta película de chinos esquizofrénicos que
reparten hostias hasta en el carné de identidad. Lo que no se cuenta, porque no
se sabía hasta hace poco, es que “Operación Dragón” es un remake de una peli española de 1967. Dirigida, protagonizada y
hasta producida por el polifacético Fernando Sánchez Dragó, miembro emérito de la
intelectualidad de derechas de este país llamado España, la película había
permanecido en la más absoluta oscuridad hasta ahora.
Se
trata de auténtico cine dogma, o mejor dicho un precursor de ese movimiento
cinematográfico surgido en Dinamarca y gracias al cual hemos conocido a gentes
como Lars Von Trier o Thomas Vinterberg. En este caso la historia va de un
español, theDrago, que se infiltra en un festival porno-fetish de Tokio para desenmascarar a una red internacional de
corrupción de menores, “lolitas (…) de
esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel,
tacones, minifalda”… lolitas ¡de trece años! Lo que pasa es que, una vez
allí, el tipo va y se anima y decide chuscarse
a un par: “Subí con ellas y las muy putas
se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba”.
Claro, el tío se acojona porque esto es delito y decide desaparecer. Fin de la
historia.
Como
han pasado más de cuarenta años y “el delito
ya ha prescrito”, theDrago se ha animado a presentarle la película a un
amigo, el otrora interesante Albert Boadella. Pero ante el revuelo causado, el animador
estrella de Telemadrid se excusa
diciendo que su film es de ciencia ficción: “Es
una historia literaturizada, digamos, a partir de una anécdota trivial. Fue un
coqueteo sin importancia. Fuimos todos a tomarnos un café al lado de la estación. Nadie se
trajinó a nadie. Lo de los trece años era una forma de hablar”. Vamos que
al final de la carrera, al susodicho personaje le pasó lo mismo que al gatito
del chiste –“oye, que yo follo dos cafés más y me voy pa' casa”-. En fin,
vivir para ver… y oír. Vale que este Dragó siempre ha estado tronao, pero esta vez se ha superado con
creces. Cualquier día nos contará que también se beneficia a su amado Soseki… wtf???
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