En el día de hoy se ha
hecho público el nombre del ganador del Premio
Nobel de Literatura 2010 y tal honor ha recaído en el escritor hispano-peruano
Mario Vargas Llosa. Sin parecerme mal la elección de este eterno aspirante al
premio, me debato entre la alegría que supone el que por fin se reconozca a un
escritor con mayúsculas y la tristeza de que ello conlleve que el gran Cormac
McCarthy, mi autor favorito de unos años para aquí, se quede nuevamente sin
premio.
Lo que nadie podrá decir
es que la elección de Vargas Llosa es caprichosa, ni que obedece a cuestiones
extra-literarias, como sí se ha insinuado respecto a algunas de las últimas realizadas por la Academia sueca (Le Clézio, Hertha Muller…) en las que, como me
comentaba un amigo, parecía que en lugar de premiar a un escritor se premiaba
a una minoría étnica o a un idioma... De hecho, me asusté bastante cuando unos
días atrás leí que todo apuntaba a que el ganador de la presente edición de los Nobel sería un tal Ngugi Wa Thiong'o,
keniata para más señas, seguramente un gran literato pero al que tan sólo
conocen en su casa.
Yo de Vargas Llosa me he
leído un par novelas de las que creo no haber hablado en este espacio. La
primera fue “La ciudad y los perros”, allá por el pleistoceno medio, de la que
guardo un recuerdo bastante difuso. Publicada en el año 1962, la obra nos
sumerge en el interior de un colegio militar de Lima, donde los internos
reciben formación escolar y disciplina militar. En ella se narran las diferentes
historias, algunas ciertamente duras, de unos chavales que aprenden a convivir subyugados
por una forma de vida militar, en la que se les somete y humilla. Lo
interesante es ver como Vargas Llosa critica esa cultura castrense -que debió
de padecer en sus carnes, ya que su padre le internó en una escuela militar a
los 14 años- en donde se potencian
valores como la agresividad, la hombría, el machismo y que, a la fin y a la
postre, mutilan el desarrollo personal de los muchachos. La segunda novela que
me leí del Nobel peruano es “La
fiesta del Chivo” (2000). De esta no hace tanto, por lo que aun recuerdo
vivamente lo mucho que disfruté con ella. Aquí Vargas elabora un
interesantísimo retrato sobre el asesinato del dictador dominicano Rafael
Leónidas Trujillo y de las secuelas que ocasionó el magnicidio.
Asiduo colaborador del
diario El País y de la revista
cultural Letras Libres, Vargas Llosa
ha destacado también como articulista y ensayista, tanto en el ámbito político
como en el literario. Antes de este premio, el escritor peruano había recibido
diversos galardones internacionales,
entre los que destacan el Premio Internacional de Literatura Rómulo Gallegos
1967, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1986, Premio Cervantes 1994
y el Premio Ortega y Gasset de Periodismo 1999. Además, había sido investido
doctor honoris causa por las universidades de Oxford, Yale y Harvard,
entre otras. Actualmente imparte clases
de literatura en la prestigiosa Universidad de Princeton y desde 1994
es miembro de la Real
Academia de la Lengua Española.
Mi más sentida
enhorabuena.
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