Como diría uno que yo me sé: ¿Qué tendrán que ver los
cojones para comer trigo? O sea, que el día después de que se haya dado a
conocer que Mario Vargas Llosa es el Premio Nobel de Literatura 2010, a algunos no se les
ocurre otra cosa que discutir sobre “el sentido
estalinista de la Cultura” y su “pírrica
afición por la Literatura”. Y es que claro, Vargas Llosa por encima de buen
escritor es un buen liberal…
Alfonso Ussía lo resume en
su última columna (¿diaria? ¿semanal? ¿mensual?...) para el periódico La Sinrazón: “El fascismo terminó, se diluyó
por sí mismo, y cada uno voló hacia el nido que más le aconsejaba su sosiego.
El comunismo, esa contradicción de la libertad, aún permanece, censura, sesga y
prohíbe en todos los espacios del arte, la cultura y el periodismo. El gran Antonio Mingote lo resume en un
brillante epigrama: Larga de elogios la lista/ que han dedicado a Pascual./
¿Era acaso un gran artista?/ Era sólo comunista,/ que es igual”. Es cierto
que el señor Ussía -al que no puedo evitar imaginarme con un Partagas en la boca y un copaso de Terry en la mano- no hace referencia expresa al escritor peruano y
que la columna está fechada el mismo día en que se pronunció el jurado de los
Nobel, pero da igual, ¿acaso hay dudas sobre de que pie cojea el veterano
periodista madrileño?
Más aún cuando en el
editorial de hoy del diario para el cual trabaja, aparece tamaña parida: “Es muy probable que si Vargas Llosa no hubiera
apostado tempranamente por la democracia y las libertades en Iberoamérica,
frente al marxismo que impregnaba casi toda la casta intelectual, hace
años que habría sido galardonado con el Nobel. Sin embargo, fue de los
poquísimos escritores y ensayistas que desde finales de los años 60 se alzó
contra la tiranía castrista, que gozaba de los ditirambos de destacados
mandarines intelectuales, y se arriesgó al estigma y la marginación de los
poderosos que le tachaban de enemigo derechista y liberal, a pesar de que
siempre estuvo en primera línea contra los espadones golpistas y dictadores de
todo pelaje”. Y después de que su
amigo Federico (Jiménez Losantos) haya argumentado en ese mismo sentido en los
micrófonos de la radio que ahora le cobija.
Pero
es que encima, la afirmación de que los Nobel premian a los rojos y sólo
extraordinariamente a los azules, es más falsa que la falsa monea. Como muestra podemos fijarnos en los cinco escritores
españoles que han recibido, hasta ahora, el Nobel de literatura. Dejando al margen a los andaluces Juan Ramón
Jiménez y Vicente Aleixandre, premiados en las ediciones de 1956 y 1977
respectivamente, los otros tres son más bien
conservadores. El primero de ellos, José de Echegaray (premiado en 1904), cuya vida y aficiones deja pocas
dudas respecto a su ideario. Nunca renegó de sus ideas
políticas y económicas liberales que le llevaron a participar en la Sociedad Libre de
Economía Política en defensa de las ideas librecambistas. También fue Director
General de Obras Públicas, Ministro de Fomento y Ministro de Hacienda, desde
donde se le daría al Banco de España el carácter de banco nacional con el
monopolio de emisión de billetes. Por lo tanto se puede acusar a Echegaray de
liberal y de republicano, además de ser el “más
grande matemático español del siglo XIX”, pero no parece que fuera un
comunista ni nada que se le parezca. Por no hablar de don Jacinto Benavente,
Premio Nobel de literatura en 1922, cuya presencia en la Plaza de Oriente de
Madrid en la gran manifestación pro-franquista de 1947, le convirtió en la niña bonita de las letras para el régimen.
Bien es cierto que "nuestro ilustre
comediógrafo", "nuestro preclaro autor teatral" o "nuestro gran Premio Nobel, Don Jacinto
Benavente" tuvo un periodo inicial en el cual estuvo muy mal visto por el franquismo. Al parecer, porque durante la Guerra Civil permaneció en Madrid y luego en
Valencia, donde las autoridades del Gobierno del Frente Popular le homenajearon
repetidamente. Eso por no hablar de su manifiesta homosexualidad, algo que no
debía de hacer mucha gracia a los jerifaltes de la dictadura. Con todo, una vez
terminada la guerra, se apresuró a declarar en no pocas ocasiones que sus tomas
de posición le habían sido impuestas por los rojos bajo amenaza de muerte.
¿Y que decir del gallego
Camilo José Cela, premio Nobel en 1989? ¡Que este tío fue delator de
opositores al régimen franquista y censor! Y vale que el tipo escribiera obras
extraordinarias como “La familia de Pascual Duarte” o “La colmena”, pero muchos
aún recordamos como alardeaba de facherío en sus artículos, columnas y/o
intervenciones radiofónicas.
Así que, incluso incluyendo a
Vargas Llosa entre el elenco de Premios Nobel españoles -por aquello de la
doble nacionalidad del peruano-, nos salen cuatro derechistas frente a dos
izquierdistas… aunque eso no lo dicen los chicos de Ansón.
No quiero alargarme más en
este tema, pero si nos salimos del ámbito de “lo nacional” tampoco nos salen las cuentas. Así, a bote pronto, me vienen a la cabeza los nombres de algunos galardonados cuyas posiciones ideológicas distan mucho de ese “comunismo trasnochado y chequista” que tanto “pone” a
personajes como Jiménez Losantos. For
example, Sir Winston Churchill, galardonado en 1953, que se declaraba a si
mismo como “anti-socialista y
constitucionalista”, por no hablar del Premio Nobel noruego Knut Hamsun (1920), colaboracionista
activo con los nazis…
En fin, que me reitero en
lo dicho ayer, enhorabuena a Mario Vargas Llosa, un dignísimo ganador del Premio Nobel de
LITERATURA.
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PD. La viñeta es de Ricardo y aparece en El Mundo de hoy. A veces una viñeta vale más que mil palabras.
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PD. La viñeta es de Ricardo y aparece en El Mundo de hoy. A veces una viñeta vale más que mil palabras.
Pues sí, muy digno el premio. Dejando los temas políticos de lado y, centrándonos en exclusiva en los literarios creo que el premio es merecidísmo.
ResponderEliminarChapeau!!!
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