miércoles, 27 de octubre de 2010

Tres vidas de santos, de Eduardo Mendoza

Hace un par de sábados y en un emblemático edificio de su ciudad natal, se confirmaron los rumores que apuntaban hacia Eduardo Mendoza como ganador del Premio Planeta 2010.  El veterano escritor barcelonés se hizo con los 600.000 euros de botín – ¡poca broma!- gracias a “Rima de gatos, Madrid 1936”, una novela ambientada en los prolegómenos de la Guerra Civil y que servidor no ha leído aún. Pero no sólo no he leído el libro premiado, ¡mi desconocimiento sobre la creación mendoziana es/era total y absoluta! Vamos, que hasta hace tan sólo unos días, no me había leído nada de Eduardo Mendoza. Y eso que en más de una ocasión me habían recomendado alguna de sus obras. El motivo no tiene nada que ver con su comercialidad, a mí eso me da bastante igual, sino que responde a un difuso prejuicio nacido en plena adolescencia. La culpa la tiene un amigo desaparecido y otro que aparece de tanto en tanto, el negocio familiar del primero, un hurto innecesario y un libro en concreto: “El misterio de la cripta embrujada”… y hasta aquí puedo leer. El caso es que, coincidiendo con mi cumpleaños, un buen amigo me regaló “Tres vidas de santos”, así que me vi forzado a romper con mi absurda manía.

¿Y que es lo que me encontré? Pues tres cuentos muy bien escritos, en los que no cuesta nada introducirse y disfrutar. Si bien, he de confesar que me han parecido dispares en cuanto a calidad literaria. Y aunque los tres guardan como rasgo común que en ellos aparecen personajes que podrían calificarse de santos -"no mártires ni anacoretas, sino santos en la medida en que están dispuestos a renunciar a todo por una idea que les ilumina"- ni siquiera los logros de los tres son igual de interesantes para Sulo lector. Para mi gusto el mejor relato es el primero, titulado La ballena, que además es el más largo de los tres. Divertido por momentos, al final la historia de ese religioso centroamericano caído en desgracia tras el Congreso Eucarístico de 1952, deja un regustillo bastante amargo. Por el contrario El final de Dubslav, relato central de la obra y que está ambientado en algún lugar de África, no me ha gustado mucho. Principalmente por un efectista final que, entiendo, no le va demasiado bien al tono del relato. Por último El malentendido, que es un cuento precioso. En él Mendoza reflexiona -dejando un evidente poso de amargura- sobre las arduas cuestiones de la creación literaria y cuan difícil es el diálogo entre clases sociales.

En fin, que en líneas generales me ha gustado el libro, por lo que supongo repetiré autor. Aunque lo que más me ha llamado la atención es el peculiar estilo con el que narra,  perfecta combinación entre seriedad e ironía. Me aseguran que esto último es el sello distintivo de Mendoza, especialmente en sus afamados relatos detectivescos. Tendré que leerme alguno para confirmarlo.

2 comentarios:

  1. A mi gusto, Eduardo Mendoza no está mal, tiene cosas buenas y no tan buenas. A mi lo que más me ha gustado de Mendoza es "La Verdad del caso Savolta" y "La ciudad de los prodigios"

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  2. Yo es que, como digo en el post, no había leído nada de él por cuestiones extra-literarias. Me apunto esas dos recomndaciones...

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