El
principal recuerdo que tengo sobre esta peli, es la de aquel cabrón que, en medio de un concilio de pandillas, señalaba a los Warriors como responsables del asesinato de Cyrus, respetable patriarca de todos los macarras
de Nueva York. Así comienza la odisea de estos gamberretes de medio pelo. Ocho pringaos
que, acusados injustamente del magnicidio, serán perseguidos en su huida a
través de la Gran Manzana. A lo largo del interminable camino que les habrá de llevar hasta
Coney Island, su hábitat natural, se enfrentarán a pandillas rivales, a
la propia policía y a los verdaderos culpables, interesados en boicotear la
tregua conseguida gracias a la mediación del finado.
“Los amos de la noche (The Warriors)” es una tremenda película de culto,
dirigida por Walter Hill allá por 1979. Con una puesta en escena casi musical, presenta
un enérgico relato de tintes épicos que no pretende ser un fresco sobre las
bandas neoyorquinas de los setenta, sino que las deforma y exagera,
imaginándolas en un futuro próximo -¿tal vez hoy día?-. El resultado son
esos noventa y cuatro minutos de acción frenética en compañía de unos fugitivos
que luchan por sobrevivir en la jungla urbana.
A modo de curiosidad, comentar algo que he descubierto recién. Al parecer
Walter Hill adaptó una desconocida novela de Sol Yurick, que a su vez se
inspira en la “Anábasis” de Jenofonte. Una tragedia griega escrita varios
siglos antes de Cristo y que se conserva en varios códices medievales. La obra
original cuenta cómo miles de soldados espartanos tuvieron que pelear para regresar
a su hogar tras ser derrotados, junto al emperador persa Ciro, en Asia Menor.
No he visto nunca representada esa obra, ni he leído la novela de Yurick, por
lo que no puedo comparar. Lo que sí parece es que Hill ha conseguido extraer
toda la fuerza lírica de la proeza espartana.
Hay quienes ven esta película como una extrema ridiculez. No se lo voy a
discutir. Es lo que tienen este tipo de trabajos, o los amas o los odias. Por
supuesto que yo me encuentro entre los primeros. Entre otras cosas porque si el
embolao este se hubiese producido en La Ribera, fijo que los Warriors hubiéramos
sido mis colegas y yo... je je je.
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