domingo, 18 de enero de 2009

El país del miedo


El Presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt solía comentar que a lo único que debemos temer es al propio miedo. El cineasta británico Alfred Hitchcock por su parte, afirmaba que el temor reside en la cotidianeidad. El escritor sevillano Isaac Rosa parece que tuvo en mente estas dos afirmaciones cuando se propuso escribir la que es su mejor obra hasta el momento, “El país del miedo”. Una de esas lecturas obligatorias del 2008 según el Babelia. Rosa ya se había mostrado como un sugerente fabulador en sus colaboraciones para la Revista de Verano y también como un interesante analista a través de sus artículos semanales en el diario Público. Precisamente sería gracias a uno de ellos, en el cual desarrollaba una especie de distopía futurista con el pretexto de los accidentes ciclistas, el que me interesara por esta novela. Bueno, por eso y ante la insistencia de un buen amigo y compañero de almuerzos y tertulias.

“El país del miedo” es un libro atípico, dotado de una prosa cuidada y elegante, repleto de momentos de perversa ironía, pero ante todo es un trabajo tremendamente original. La historia de Carlos, Sara y Pablo, una familia de clase media más o menos feliz, que mora en un barrio de nueva construcción a las afueras de una gran ciudad. Su vida apacible esconde un gran secreto, que tal vez no lo sea tanto. Y es que pudiera ser que otros muchos escondan lo mismo y tampoco lo manifiesten, pero identifiquen a sus iguales. El caso es que tras esa pátina de seguridad y suficiencia, tienen miedo de muchas cosas. Demasiadas. Siendo sus temores muy comunes y exagerados, en ocasiones infundados, a pesar de lo cual se muestran incapaces de espantarlos. Ese miedo latente e indefinido tomará forma cuando Carlos, el padre, se vea envuelto en una situación conflictiva: un pequeño incidente en el colegio de Pablo, el hijo. Lo que al principio parece un asunto baladí, que debería resolverse de una forma sencilla y poco traumática, se complica por culpa de unos temores que le incapacitan para tomar decisiones. La consecuencia será una suerte de huida hacia adelante, con un desenlace brutal e inesperado.

Lo más atractivo de “El país del miedo” es como su autor indaga en ese miedo ambiental tan presente en nuestras sociedades. Vemos a través de unos personajes de ficción como este se crea y propaga, afectando de forma diferente a unas personas a las que hace más vulnerables, hasta el punto de llevarlas a aceptar formas abusivas de protección y respuesta violenta. Y lo que es peor, Rosa nos muestra que somos participes de algunas de esas constantes expuestas en el libro. Y eso acojona. No me importa reconocer que me ha hecho sentir realmente mal conmigo mismo.

Respecto a esto último y mientras escribía este reseña, me ha venido a la cabeza una interesante película mexicana de hace un par de años. Se titula “La Zona”, está dirigida por el uruguayo Rodrigo Plá y protagonizada por Maribel Verdú, Carlos Bardem y Daniel Giménez Cacho entre otros. Aquí la historia también se desarrolla en base a la presencia de esos temores, pero multiplicados por mil. Hay que tener en cuenta que la cinta se ubica en una sociedad como la mexicana, bastante más violenta que la nuestra. El caso es que esos miedos fuerzan a los personajes, pertenecientes a las clases acomodadas del D.F., a refugiarse en una zona residencial protegida frente a los delincuentes. Dentro de ella acabarán tolerando situaciones abusivas frente a terceros, que se amparan precisamente en esos miedos. Aterradora y para nada fantasiosa, el film además incluye un interesante análisis de la psicosis por la inseguridad ciudadana en un país como México.

Retomando el hilo y ya para acabar, no puedo sino recomendar la lectura de “El país del miedo”. Me ha parecido un gran libro, terrible por lo que dice de nosotros, pero necesario. Lleva a una reflexión sobre el mundo en el que estamos y también sobre hacia dónde queremos ir… Aquello del “¿Quiénes somos, de dónde venimos… a dónde vamos?” que cantaban los Siniestro Total. Aunque me temo que lo de los gallegos era más cachondeo que otra cosa. En todo caso este Isaac Rosa me parece juntaletras al que seguir la pista en todo lo que haga. Y la peli mencionada, sin llegar a ser tan buena como la novela, tampoco está mal. Si la pilláis en algún canal o alguien tiene la amabilidad de facilitárosla, echadle un ojo. 

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