jueves, 12 de febrero de 2009

Gilipollés o Gelipolles -A.Y.L.I.-


Que rabia da el enchufado de Ripollés, ¡su puta madre! Sí, ese escultor de truños y pintor de brocha gorda nacido en Castellón hace un huevo de años. Y allí es donde obtiene su fuente de ingresos. Ya que es el principal y casi único beneficiario de encargos artísticos por parte de las instituciones de la zona. Gracias a ese mecenazgo, el menda obtiene cierto reconocimiento y sobre todo puede vivir de esto y muy bien.

Haciendo fortuna al resguardo del clan de los Casalesi de Castelló -Carlos Fabra y su gente-, son míticos sus trabajos para “Marina d’Or (Ciudad de vacaciones)” o en cada uno de los espacios urbanos que fueron quedando libres en la anárquica y feúcha Castellón durante los últimos veinte años. Es más, podríamos decir que Juan García Ripollés es a Castellón lo que Santiago Calatrava a Valencia. Hasta tal punto que podría hablarse de la existencia de “Ripollesland”, como cada vez más, por desgracia, Valencia es “Calatravaland”.

La expansión del castellonense no conoce límites. Amenazando con extenderse más allá de Almenara y que no llegue hasta Orihuela. Sobre todo tras las muestras de apoyo público al mencionado don Carlo y a sus desmanes, últimamente con el Poc Honorable President de la Cheneralitat de cuerpo presente. Llegando a afirmar que Fabra es el único hombre honrado de Castellón (¿¡lo qué!?). Así es como el “Beato Ripo”, como también se le conoce, se congratula con la plana mayor del partido en el poder. Consiguiendo que, por ejemplo, el Ayuntamiento de Valencia le premie con un encargo para realizar una escultura de grandes dimensiones. La obra en cuestión, ya acabada e instalada, es el “Homenaje al libro” que está plantado en la rotonda de Eduardo Boscá próxima al Palau de la Música. Si vivís en Valencia la habréis visto unas cuantas veces –por desgracia-. Un zurullo sobredimensionado que más que homenajear a los libros, parece hacerlo al mundo de las fallas. Siempre y cuando el efímero catafalco con figuras destinadas a ser quemadas la víspera de Sant Josep hubiese sido diseñado por el mismo tipo que creo a Mr. Potato.

Con todo, no soy detractor absoluto de la obra de Ripollés. No me disgustan todas sus esculturas, sí sus pinturas y murales que son una puta basura. El problema es esa poco disimulada connivencia con el poder. Ese ir de artista subversivo, para luego ser un jodido siervo blanqueador de este régimen de corruptos, arribistas y crápulas. Y ese tufo a artista oficial del Reino. Un lameculos cuyo único interés es llenarse los bolsillos a costa del erario público, con la inestimable ayuda de la peor calaña de políticos que ha parido este país. Que ya es decir. Y ese es Ripollés.

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