El
pasado viernes y a través del canal Fox, se estrenó la esperadísima
adaptación televisiva de The Walking Dead, exitosa serie de
cómics creada originalmente por Robert Kirkman y Tony Moore. Convenientemente
advertido por un amigo, me dispuse a ver el primer episodio de la serie y eso
que no soy yo muy fan de las series (¡se ponga como se ponga Boyero!). Tal vez
por eso preferí salir a dar una vuelta por el barrio y me lo perdí. No
obstante, como lo repetían el sábado por la noche, no había fútbol televisado y
nadie me quiso acompañar a ver a los These
New Puritans en directo -Porca
miseria!!!-, me decidí a darle una oportunidad a la enésima versión sobre las
consecuencias que tendría una Apocalipsis zombi para el mundo. Por cierto que
el elegido para filmarlo es Frank Darabont, interesante director estadounidense
de origen húngaro responsable de películas como “La milla verde”, “Cadena
perpetua” o “La niebla (de Stephen King)”.
El caso es que, pese a ser más de lo mismo –otra de
muertos vivientes y de gentes que tratan de sobrevivirles-, no estuvo mal del
todo. Un sugestivo capítulo introductorio en el cual vemos como un policía, después de ser tiroteado en
cumplimiento del deber, se despierta del coma sin que nadie le atienda y se encuentra
con que su mundo está arrasado y lleno de “caminantes” deseosos de carne fresca.
Como el tipo no acaba de enterarse de que va el NODO, se decide por buscar a su familia y a la vez descubrir que carajo ha pasado a su alrededor. Sí, lo
sé, este inicio recuerda demasiado al de “28 días después”, pero ¿quien habló
de originalidad?
Siguiendo la clasificación
esa que diferencia entre historias de zombis rápidos frente a historias de
zombis lentos –brillantemente esbozada por Ruben Fleischer con ocasión del
estreno de “Bienvenidos a Zombieland”- podríamos afirmar que The Walking Dead se encuentra más
en la línea de los segundos, o sea la de los lentos. En este sentido se aprecia
una fuerte influencia de las creaciones de George A. Romero para la mítica película de terror ”La noche de los muertos vivientes”, circunstancia esta que, supongo, no serán
capaces de negar sus creadores. Por lo que mí respecta y aunque no venga mucho
al caso, siempre he sido más de zombis rápidos… ¡y mientras más rápidos mejor! Para
mí, hasta el momento, la crème de la crème la representan los muertos vivientes
tronaos de “28 días después” y de su secuela “28 semanas después”.
Especialmente los de la segunda, erigidos en los auténticos velocistas del
universo zombi.
Incrusto
aquí las primeras escenas de “28 semanas después”, para que os hagáis a la idea. Lo hago además
porque, en mi humilde opinión, los 10 – 12 minutos iniciales son de lo mejor
del género y de lo más brutal que uno haya visto nunca en el cine. Lástima que,
tras la espectacular persecución, Fresnadillo le perdiese el pulso a la historia. Otra vez
será Juancar…
Lo que aún no he logrado
descubrir es, si lo que vi el pasado sábado era el primer episodio de la serie,
o se trataba del aclamadísimo episodio piloto. Ya veremos...
Seguro que la serie está de puta madre. Pero que vinieran un miércoles a dar por culo a Vallekas; que no nos dejaran aparcar nuestros coches en dos días y que grabasen con una enorme grúa que hacía un ruido de miedo desde la 1:00 hasta las 6:00 de la mañana dice bastante del alcalde de Madrid.
ResponderEliminarIdeal para espetarle en la cara cuando lo veáis "¡me cago en tus muertos vivientes!"
ResponderEliminarY la serie me da a mí que no va a ser para tanto.