Continuando
con la semana de conciertos que me ha de llevar este viernes hasta la capital
del Reino, ayer martes, casi de rebote y pensándomelo hasta el último momento,
me acerqué a una conocida sala de esta ciudad para asistir a la actuación del
músico norteamericano Jonah Smith. Me habían hablado muy bien de él y una
rápida escucha de “Lights On”, su último álbum, me convenció para ir a verlo
y escucharle en vivo. Bueno, que coño, os he de ser sinceros, me apetecía ir
eso es cierto, pero lo que decantó la balanza entre ir o no, cansado like a dog como estaba a consecuencia de
los excesos de la noche anterior, fue que tenía una entrada gratis por cortesía
de los promotores de la gira.
El caso es que allí estuve, en petit comité, todo sea dicho.
Forjado
en mil y una batallas en los open mics
-¡que alguien exporte esa costumbre hasta aquí pero ya!- y en la escena de
garitos y salas de Nueva York, la puesta en escena de Smith y su banda me
pareció muy sólida y trabajada. Podríamos decir que el de Brooklyn compone
canciones folk, con aportes propios
del pop-rock contemporáneo y algunas
reminiscencias soul, en las que narra
las típicas historias de songwriter
yanqui mil veces cantadas y un millón de veces escuchadas. Con todo, su mayor
valor reside en la voz. Un
poderoso chorro con el cual Smith da un toque diferente a canciones que, de
otra manera, podían sonarnos a algo ya oído. No digo con esto que la apuesta de
este joven cantautor sea lo más de lo más, ni siquiera estoy seguro de que
suponga “un soplo de aire fresco” -como he oído por ahí-, pero sí creo que está
por encima de la media. Al
menos a mejor nivel que la mayoría de músicos que hacen el circuito de clubs del Greenwich Village neoyorquino, del cual Smith surge, y de algunos que, con mayor promoción que él, han
cruzado el charco con pompa y boato.
Como he dicho antes lo más
destacado de Jonah Smith es su poderosa voz, si bien no hay que desmerecer el
buen hacer al piano y también el de sus acompañantes para la ocasión, unos
musicazos de la hostia.
Entre ellos, por cierto, estaba el guitarrista ¿barcelonés?
David Soler, muy arropado en la sala por amigotes y/o conocidos procedentes en
su mayoría de Ontinyent y alrededores... o eso creí entender.
En fin, que no sé si Jonah
Smith supone ese soplo de aire fresco que me habían vendido, pero eso sí, me
pareció que es un buen músico y, anoche en la sala El Loco, me lo hizo pasar muy bien.
Por cierto que tras actuar anoche en Valencia, en lo que supone la primera escala de su gira española 2010, las actuaciones continuan en Olot, Les Borges Blanques, Gironella, Manresa, Barcelona, Madrid, San Sebastián y Bilbao. Así que, si os pilla cerca y queréis rockanrollear un ratillo, ya sabéis…
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PD.
Las reminiscencias a Van Morrison –¡que también lo había escuchado en alguna parte!-
yo no las hallé.
PD. II
Jonah Smith, Jota O Ene A Hache, y no John Smith… El tipo lo dejó claro al
final de la actuación en un más que correcto español.
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